Gentrificaci¨®n'
Uno a uno han ido cayendo los decr¨¦pitos tugurios de la calle de la Ballesta, pat¨¦ticos vestigios de lo que en los a?os cincuenta y sesenta del pasado siglo fuera emporio cutre de la jarana nocturna y referencia obligada del s¨®rdido mapa de la prostituci¨®n urbana, apenas encubierta de puertas afuera bajo la denominaci¨®n bastarda de bares americanos y barras de alterne, o viceversa. En sus momentos de mayor auge titilaban en tan breve v¨ªa hasta doce r¨®tulos luminosos de otros tantos establecimientos del ramo alternativo, burdos y chabacanos reclamos para el mercadeo prostibulario que se consumaba en una red de hospitalarias pensiones de la zona. Los puticl¨²s, as¨ª los bautizaron los castizos del barrio, se extend¨ªan por las calles y traves¨ªas adyacentes a espaldas de la Gran V¨ªa formando un peque?o barrio chino, otro t¨¦rmino bastardo y racista, ni todos los bares americanos eran antesalas de burdeles, y en la China de Mao los barrios chinos hab¨ªan sido extirpados. Hoy el barrio es m¨¢s chino, sin comillas, dedicado a otro tipo de comercio, m¨¢s ultramarino y colonial que nunca.
Vecinos de Ballesta denuncian la sustituci¨®n del n¨²cleo popular del barrio por inquilinos 'ricos''
En la calle de la Ballesta vivi¨® Rosal¨ªa de Castro, a¨²n no hab¨ªa bares americanos pero el barrio ya gozaba de una mala fama aquilatada desde que un lansquenete jubilado de los de Carlos V mont¨® en sus andurriales una taberna con un tiro al blanco. Hasta hoy han llegado dos versiones diferentes del deporte que all¨ª se practicaba: una afirma que se tiraba sobre siluetas de animales de caza mayor; la otra certifica que los ballestazos iban dirigidos a bestias de carne y hueso. Uno de los motivos que impulsaron la apertura de la Gran V¨ªa fue el de sanear esta zona de callejones l¨®bregos, donde toda inmoralidad ten¨ªa su asiento seg¨²n los moralistas de la ¨¦poca. Los callejones de Ceres y del Perro cayeron bajo la piqueta por infames e insalubres, pero el negocio del ocio noct¨¢mbulo y ven¨¦reo rebrotar¨ªa con m¨¢s fuerza en las inmediaciones, precisamente por su proximidad con la nueva, anchurosa y lujosa arteria.
Los neones de Ballesta se iban extinguiendo al paso y a los usos de los a?os, pero un d¨ªa, hace no muchos d¨ªas, se apagaron de golpe y en su lugar aparecieron los carteles de una empresa benefactora que ha comprado 50 locales en esta calle y sus alrededores para sustituir el penoso comercio de la carne mercenaria por modernos y sanos negocios de ropa y complementos, de dise?o y de vanguardia. En su imaginativa y agresiva campa?a de promoci¨®n, Triball propone la okupaci¨®n creativa de los viejos tugurios y oferta a j¨®venes y creativos comerciantes sus locales para que los renueven y limpien la mucha mugre y la mala fama del barrio, se supone que con alquileres econ¨®micos y contratos provisionales. La posible peatonalizaci¨®n de algunas de estas calles y el aumento de las medidas de seguridad, c¨¢maras de vigilancia incluidas, hacen de este c¨¦ntrico enclave un prometedor centro comercial, prolongaci¨®n de la zona de Fuencarral y de las grandes superficies franquiciadas de la Gran V¨ªa.
Las tiendas j¨®venes y creativas de Fuencarral que animaron y crearon una joven y creativa clientela van siendo usurpadas, d¨ªa a d¨ªa, por las voraces franquicias. Aviso para navegantes del barrio de la Ballesta, Desenga?o y la Corredera, en los confines de la de Malasa?a, barrio curtido en m¨²ltiples bregas inmobiliarias y especulativas y habitado por j¨®venes y creativos residentes que han organizado una plataforma Anti-Triball y un concurso de carteles replicantes contra la "triballizaci¨®n" y sus previsibles secuelas. La plataforma denuncia la sustituci¨®n solapada del n¨²cleo popular del barrio con todas sus lacras, subsanables con una administraci¨®n municipal menos especulativa, por un vecindario de mayores recursos econ¨®micos, un fen¨®meno conocido desde los a?os sesenta como gentrificaci¨®n, del ingl¨¦s gentry, burgu¨¦s, aburguesamiento o elitizaci¨®n, aproximadamente; la Wikipedia, que dedica 10 p¨¢ginas a glosar el espantoso vocablo, explica que "la gentrificaci¨®n comienza cuando un grupo de personas de un cierto nivel econ¨®mico descubren un barrio que, a pesar de estar degradado y descapitalizado, ofrece una buena relaci¨®n entre la calidad y el precio y deciden instalarse. Estos barrios suelen estar situados cerca del centro de la ciudad...".
Una definici¨®n de libro para un proceso ya probado en Madrid. La gentrificaci¨®n sanea los barrios desplazando a sus antiguos moradores, que no pueden hacer frente a los altos precios de las viviendas rehabilitadas y de los nuevos comercios gentrificados. Algo as¨ª como la versi¨®n urban¨ªstica de La invasi¨®n de los ladrones de cuerpos.
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