El due?o del piso tur¨ªstico precintado se enfrenta a una multa de hasta 30.000 euros
John Ward, un brit¨¢nico de unos 60 a?os, con camisa rosa, pantal¨®n corto y sandalias, paseaba ayer a su perrito camino de los jardines del hospital de la Santa Creu. "?Piso tur¨ªstico? ?Multa? No se de qu¨¦ habla. Hoy no hablo castellano", dijo el hombre en ingl¨¦s, dando la conversaci¨®n por zanjada.
Pero, seg¨²n los miembros de la comunidad de vecinos del n¨²mero 63 de la calle de Hospital, Ward se expresa en castellano sin dificultad. El hombre lleva ocho o nueve a?os alquilando el segundo piso de la finca (hay uno por planta) a turistas y provocando molestias vecinales. Tantas, que el Ayuntamiento lo precint¨® hace una semana. El piso de Ward es el primero de este tipo clausurado en Barcelona. La multa puede ascender a 30.000 euros.
La nueva Ley de la Vivienda, de enero pasado, ha permitido al Ayuntamiento elaborar unas normas y tener una herramienta para actuar contra estos apartamentos que no tributan, carecen de licencia municipal y son fuente de conflictos. Ward vive en Ciutat Vella y seg¨²n los vecinos arrienda en el distrito tres pisos m¨¢s. El de la calle del Hospital lo ha alquilado de forma continuada a ingleses a trav¨¦s de Internet. Cada semana pod¨ªa recaudar entre 500 y 600 euros. "Si es una multa de 30.000 euros, le ha salido hasta barato", dijo Llu¨ªs Nicolau, de 49 a?os, vicepresidente de la comunidad y due?o de la zapater¨ªa de los bajos.
Los vecinos se quejaban desde hac¨ªa tiempo a la Guardia Urbana por las fiestas nocturnas, los ruidos y el constante traj¨ªn de turistas. Rosa Lago, de 36 a?os, la vecina del primero, estaba harta de que despertaran a su marido (se levanta a las 4.00) al equivocarse al pulsar el interfono y no dar con el que tiene el nombre de Ward. "Me han salido hasta grietas en casa. La finca es vieja y han utilizado patines y bicicletas. Encima, los domingos por la tarde los turistas se quejaban de que yo pon¨ªa m¨²sica", explica Lago.
Ward iba a las reuniones de la comunidad, pero no atendi¨® sus quejas, aunque propuso instalar un ascensor. El 18 de abril, un guardia urbano fue con un ordenador a la zapater¨ªa y recogi¨® en un acta las quejas vecinales. Luego inst¨® a Ward a que dejara de alquilarlo e invit¨® a los vecinos a que les llamaran en cuanto vieran movimiento. Pas¨® una semana y Ward lo arrend¨®. Los agentes obligaron a cuatro turistas con mochila a dejar el piso. Era mediod¨ªa. Ahora la puerta est¨¢ cerrada con doble candado y precintada.
El precinto ha sido celebrado tanto por el Ayuntamiento (estima que hay 533 pisos ilegales en Ciutat Vella) como por la Asociaci¨®n de Apartamentos Tur¨ªsticos de Barcelona (Apartur). "Es bueno todo lo que sea poner orden", dijo su presidente Joaqu¨ªn Mestre. "?sta no puede ser una ciudad sin ley". Hasta los urbanos est¨¢n contentos tras haberse sentido muchas veces impotentes. "Ya tenemos el primero", dijo un agente tras el precinto.
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