Estrella fugaz

Poes¨ªa/narrativa. Acaba de editarse un librito como un joyel para los poemas de Max Blecher. Con esta edici¨®n de Cuerpo transparente se cumple el deseo de aquel enfermo de entreguerras: "Me gusta creer que en el mundo del sue?o existe, al menos, una plaqueta de versos firmada por m¨ª, y que hay personas que la leen en sus pesadillas". Estamos hablando de un gran escritor muerto prematuramente a los 30 a?os, despu¨¦s de una vida llena de sufrimientos indecibles que le dio tiempo a escribir estos escasos poemas y luego tres novelas o testimonios autobiogr¨¢ficos: Acontecimientos de la irrealidad inmediata, La guarida iluminada. Diario de sanatorio y Corazones cicatrizados.

A diferencia de los rom¨¢nticos y de los heroicos, Blecher no cre¨ªa que el dolor fuese fecundo. Como cualquiera de nuestros contempor¨¢neos, en el dolor s¨®lo ve¨ªa torpeza, miseria indecorosa y una injusticia clamorosa. De ah¨ª que no pierda ni una l¨ªnea en lamentarse: de esta manera parad¨®jica se vuelve heroico y rom¨¢ntico. Sin embargo, su literatura, tan imaginativa y alucinatoria (y a la vez tan autobiogr¨¢fica -en el sentido textual y en su perversi¨®n, pues de hecho Blecher no tiene m¨¢s biograf¨ªa que sus suplicios y sus sanatorios-) es inconcebible sin la enfermedad: sin una vida de crisis permanente que le hace mirar el yo, los dem¨¢s, el mundo y sus fen¨®menos desde el borde del sepulcro, donde todas esas cosas parecen encantadoras y trist¨ªsimas y carentes de orden, de relaci¨®n, de causas y efectos y de toda pretensi¨®n de sentido. A Blecher todo se le figura desgajado, cada cosa separada de las dem¨¢s, y dispuesta a disolverse en el tiempo, sin dejar huella, como en el aire la voz humana al instante de ser emitida, y cada cosa dispuesta a unirse a las dem¨¢s seg¨²n las asociaciones m¨¢s arbitrarias de una mente creativa y l¨ªrica y sumida en un permanente duermevela. Se comprende que le entusiasmaban a Blecher las maneras del movimiento surrealista, a las que incorpora numerosos hallazgos en sus libros, sobre todo en el primero de ellos, Acontecimientos de la irrealidad inmediata, y tambi¨¦n en el Diario, cuando, por ejemplo, comenta de pasada los negocios de un singular carnicero que es tambi¨¦n empresario de pompas f¨²nebres y dirige sus dos negocios en el mismo local, aunque en d¨ªas alternos: los lunes, mi¨¦rcoles y viernes, la carnicer¨ªa presenta las paredes forradas de carne, "de apetitosa carne roja", y los martes y jueves, paredes y mostrador se cubren con tela negra para no desentonar con los ata¨²des...

Aqu¨ª menciono s¨®lo esta escena m¨¢s bien t¨¦trica, pero quiero a?adir que si hasta ahora Nadja de Breton pasa por ser la gran novela del surrealismo, a partir de ahora, cuando en Francia, en Alemania, y tambi¨¦n en Espa?a gracias a Joaqu¨ªn Garrig¨®s, su impecable traductor, podemos leer las de Blecher, hay que colocar ¨¦stas muy por encima de aqu¨¦lla en cuanto a imaginaci¨®n, a libertad, a lirismo, a poes¨ªa y a belleza. Enfermo de tuberculosis ¨®sea, Blecher vivi¨® los ¨²ltimos diez a?os de su vida con un cors¨¦ de yeso; aun as¨ª pod¨ªa salir del sanatorio en un carrito, y tendido en ¨¦l llevaba las riendas del caballo que le paseaba por los jardines de su conciencia, que se nos abren, dens¨ªsimos, llenos de prodigios, de sorpresas, habitados por son¨¢mbulos, en estos libros extraordinarios.