Municipios m¨¢s fuertes
Los ayuntamientos espa?oles se quejan, no sin raz¨®n, de insuficiencia cr¨®nica de recursos. Su cercan¨ªa al ciudadano les obliga a ocuparse incluso de lo que no les compete. Las estimaciones disponibles cifran en un 30% el gasto de los ayuntamientos realizado en competencias no obligatorias. Al mismo tiempo, cuentan con un sistema de ingresos poco din¨¢mico y muy controlado por los ciudadanos: las algaradas motivadas por subidas impositivas en el ¨¢mbito local no tienen paralelo con las que generan impuestos auton¨®micos o estatales; aunque de hecho sean m¨¢s relevantes cuantitativamente para el bolsillo de los contribuyentes.
Si lo anterior es generalizable para el conjunto de Espa?a, en el caso gallego resulta exacerbado. La extraordinaria dispersi¨®n poblacional que padecemos eleva sustancialmente el coste de los servicios locales desplegados en red (alcantarillado, alumbrado, recogida de basura...). Y una cultura fiscal subdesarrollada en el pasado, al amparo de relaciones clientelares perversas, les convierte en los peor financiados de Espa?a. Mayores necesidades de gasto per c¨¢pita y menores recursos forman un c¨®ctel explosivo.
Los ayuntamientos gallegos son los peor financiados al amparo de un clientelismo perverso
Entre otras consecuencias: incapacidad para contratar recursos humanos en cantidad y calidad, que puedan encargarse de la redacci¨®n y ejecuci¨®n de buenos planes de urbanismo, del dise?o y evaluaci¨®n continua de pol¨ªticas p¨²blicas, o de la elaboraci¨®n y liquidaci¨®n de los presupuestos; servicios p¨²blicos locales de baja calidad; y unos alcaldes siempre al borde del infarto financiero y que han de dedicar buena parte de su tiempo a buscar recursos de forma desaforada. Este es el retrato robot de la mayor¨ªa de los municipios gallegos.
Por todo lo anterior e independientemente de los acuerdos a los que se pueda llegar para el conjunto del Estado, es fundamental dise?ar y ejecutar una estrategia para potenciar nuestros municipios. Para ello contamos con dos ventajas: una Fegamp que integra a todos los concellos, por encima de ideolog¨ªas y una Xunta m¨¢s proclive a reforzar a los municipios.
La estrategia debe integrar al menos los siguientes vectores. Para fortalecer la suficiencia y la autonom¨ªa financiera es preciso incrementar el importe global de las transferencias y subvenciones regladas, limitando todo lo posible las discrecionales, e introducir como variable clave en el reparto el esfuerzo fiscal de los concellos. Hasta que se normalice el esfuerzo fiscal en el ¨¢mbito local, hay que darles a los alcaldes el argumento de que las subidas impositivas que se aprueben ir¨¢n acompa?adas de incrementos en las transferencias. Creo que la mejor manera de hacerlo es negociar entre Xunta y FEGAMP, aprovechando la coyuntura para construir un nuevo marco interpretativo de la vida municipal que ayude a consolidar la cultura fiscal en este ¨¢mbito.
Para mejorar la calidad de los servicios p¨²blicos es preciso robustecer significativamente los recursos humanos, favorecer la compartici¨®n de experiencias y knowhow, y reorientar la labor de Diputaciones y Xunta de Galicia.
Contratar personal m¨¢s cualificado, aprovechar la capacidad formativa de la terna integrada por la Escola Galega de Administraci¨®n P¨²blica, las facultades de Ciencias Pol¨ªticas y de la Administraci¨®n de Pontevedra y Santiago, y la Escuela de gesti¨®n p¨²blica de Caixanova son claves para lo primero.
Potenciar la elaboraci¨®n de indicadores y de grupos de trabajo intermunicipales es fundamental para lo segundo. En este sentido, el trabajo desplegado por la Diputaci¨®n de Barcelona debe ser la referencia.
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