Bajo el volc¨¢n Almod¨®var
El cineasta convierte Lanzarote en el paisaje dram¨¢tico de su nueva pel¨ªcula
![Elsa Fern¨¢ndez-Santos](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F246d361a-fc4f-4a39-bbae-200ab7dc5f41.png?auth=6c749f9dfcb5883ad1fcb15fc1aa13b4da9db4874474cde93770f1ccd60015e4&width=100&height=100&smart=true)
La tierra volc¨¢nica tiene extra?os poderes. Muchos son est¨¦ticos, otros no. Pedro Almod¨®var no suele ser un cineasta de espacios abiertos, pero ha llegado a la isla de Lanzarote atra¨ªdo por el magma negro y rojizo de su paisaje. Un decorado natural "muy dram¨¢tico", dice. "Esta tierra te lleva a la introspecci¨®n, a mirarte a ti mismo y descubrir cosas". Almod¨®var, siempre parlanch¨ªn y a veces insomne, habla menos y duerme m¨¢s. "Desde que llegamos a la isla est¨¢ as¨ª", explica su script, Yuyi Beringola. "Pedro es feliz rodando".
El rodaje de Los abrazos rotos, su pel¨ªcula n¨²mero 17, arranc¨® el 26 de mayo en la isla canaria. El m¨¢s largo (14 semanas) y el m¨¢s caro (11 millones y medio de euros) para una historia de amor fou "a cuatro bandas". Cada d¨ªa, 26 coches, 11 camiones y 3 caravanas cruzan la isla con el equipo de la pel¨ªcula. Casi un centenar de personas que van dibujando un mapa de secuencias que continuar¨¢ la pr¨®xima semana en Madrid. Blanca Portillo, Pen¨¦lope Cruz y Llu¨ªs Homar han rodado en la isla. En la meseta les esperan, entre otros, Jos¨¦ Luis G¨®mez.
Cada d¨ªa, 26 coches, 11 camiones y 3 caravanas cruzan la isla con el equipo
Almod¨®var: "Me hubiera gustado tener hijos. Ya no, hace 10 a?os"
Portillo: "Es un inconformista y a m¨ª eso me alienta y me pone"
"Un gui¨®n es algo vivo que no se acaba nunca", dice el cineasta
Hoy Almod¨®var se ha ido a dormir con el gui¨®n cambiado. No contaba con las escaleras de La Torrecilla, una casa encaramada en lo alto de la localidad de Har¨ªa, en las faldas del volc¨¢n de La Corona. All¨ª se ruedan las tres escenas del hospital. Llu¨ªs Homar interpreta a un escritor y cineasta que ha perdido la vista en un accidente y, acompa?ado por su amiga y directora de producci¨®n Judit Garc¨ªa (Blanca Portillo), da sus primeros pasos de ciego. Judit, una madre soltera demasiado curtida por la vida, le sostiene. Pero las empinadas escaleras estaban ah¨ª y nadie repar¨® en ellas. El director podr¨ªa saltarlas con una elipsis pero ha decidido integrarlas en la historia. Antes de dormir reescribe la escena. Un nuevo di¨¢logo para Blanca Portillo y un juego de pies temblorosos para Homar, "que salta al vac¨ªo". La escalera cobra un protagonismo dram¨¢tico inesperado y el director entra en ebullici¨®n. S¨®lo por el juego de gorros y sombreros que elige para cubrir su cabeza mientras rueda se puede detectar el estado de su ¨¢nimo. En apenas unas horas ha pasado de un gorro de lana gris (que se ha quitado para pon¨¦rselo al personaje de Homar) a un sombrero de fieltro y varios turbantes, uno de ellos, rojo. "Un gui¨®n es algo vivo que no se acaba nunca y un rodaje es una aventura llena de situaciones que podemos integrar en la historia", explica el director. "Tenemos que estar abiertos a los accidentes que nos enriquecen".
La capacidad de contagio de Almod¨®var llega al director de fotograf¨ªa mexicano Rodrigo Prieto, un hombre t¨ªmido y discreto que se entusiasma con la luz del cielo nublado, el viento brutal y la negrura -y ternura- de la escena. "Yo soy el primer espectador de lo que Pedro hace, y, en gran medida, el ¨²nico", dice Prieto, que ha trabajado con Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu en la trilog¨ªa Amores perros, 21 gramos y Babel y con Ang Lee en Brokeback mountain y Deseo, peligro. "Es muy impresionante comprobar la percepci¨®n del detalle que tiene con los actores, c¨®mo consigue sacarles tantas emociones". "Cuando Pedro me llam¨® me sorprendi¨® mucho, yo no ve¨ªa en mi pasado nada almodovariano. Pero ¨¦l piensa que como soy mexicano no tendr¨¦ pudor en el manejo del color". Pero a Almod¨®var, adem¨¢s, le interesaba otra cosa: el trabajo de Prieto con el negro y la oscuridad en un filme olvidable, 8 millas. "Trabajar con Pedro supone un gran desaf¨ªo t¨¦cnico y art¨ªstico para m¨ª. Hemos investigado soluciones muy nuevas para algunas escenas, a lo largo del rodaje utilizaremos cuatro tipos distintos de c¨¢mara y dos tipos de pel¨ªcula. Aqu¨ª, en la isla, los negros ser¨¢n muy oscuros y los rojos muy intensos, para luego perder esa viveza extraordinaria del principio". La minuciosidad del cineasta espa?ol s¨®lo es para Prieto parte de su genio. "Los grandes directores son as¨ª".
"Es un inconformista. Y a m¨ª eso, como actriz, me alienta y me pone. Me gusta saber cu¨¢les son mis l¨ªmites", dice Blanca Portillo. "Pedro y yo nos entendemos con una sola mirada, pero pese a eso ¨¦l no baja nunca la guardia y yo tampoco", explica Pen¨¦lope Cruz. "Es uno de mis mejores amigos y una de las personas en las que m¨¢s conf¨ªo, pero a la vez es el director que m¨¢s me intimida y que m¨¢s me impone en el set. El que m¨¢s miedo me puede dar. Eso me gusta y no quiero perderlo. ?l se lo toma muy en serio y yo tambi¨¦n". "Hay algo muy artesanal en su trabajo con los actores", afirma Llu¨ªs Homar al preguntarle por la costumbre del cineasta de permanecer pegado a sus int¨¦rpretes mientras rueda. "Se f¨ªa m¨¢s de lo que ¨¦l percibe que de la imagen del monitor. Luego lo confirma y ya est¨¢. La capacidad de disecci¨®n a la que llega es muy profunda y por eso necesita estar muy cerca".
"Nada me motiva m¨¢s que el trabajo con los actores, nada me da m¨¢s placer", contin¨²a el cineasta. "Siempre que puedo estoy cerca de ellos. Yo me impregno de todo y ellos lo agradecen. El director que se cree que por tener a un gran actor delante tiene que dejarlo solo se equivoca. Son los grandes actores los que m¨¢s direcci¨®n necesitan, porque es a ellos a los que m¨¢s les puedes sacar".
Almod¨®var vuelve a improvisar. Esta vez, un peque?o di¨¢logo en el que Blanca Portillo le describe a Llu¨ªs Homar el paisaje que hay detr¨¢s de su ventana del hospital y que ¨¦l ya no puede ver. "Te he tra¨ªdo rosas, ?las hueles? Les da el sol que entra por la ventana y est¨¢n preciosas. Tambi¨¦n hay una ventana en forma de arco, desde ella se ve la ladera de una monta?a. Es un paisaje ¨¢rido, pero muy hermoso. Justo detr¨¢s del hospital hay un volc¨¢n, con un cr¨¢ter enorme".
La actriz no necesita ni un segundo para algo que no se puede reducir a un mero ejercicio de memoria. Lo vive, y el escalofr¨ªo recorre a todo el equipo. "Su facilidad es pasmosa", comenta Llu¨ªs Homar, "es eso que llaman un monstruo de la interpretaci¨®n. Verla a ella y a Pen¨¦lope, c¨®mo se deja llevar por Pedro y c¨®mo ¨¦l la esculpe, es para m¨ª algo muy hermoso".
"No s¨¦ qu¨¦ quedar¨¢ de todo esto despu¨¦s del montaje. El ritmo es importante. Pero para m¨ª la aventura es descubrir estas cosas, y no tiene nada que ver con hallazgos literarios o narrativos. Es el ejercicio de la ficci¨®n, que para m¨ª es una adicci¨®n. Es como una aventura f¨ªsica en la selva o como cuando un detective encaja las piezas y descubre algo en lo que jam¨¢s hab¨ªa reparado".
En Los abrazos rotos, el director toca muchas de sus obsesiones: la culpabilidad, la familia, la relaci¨®n del artista con su obra, su amor por el thriller y el melodrama "y otras cosas que van surgiendo y que todav¨ªa no puedo verbalizar. Ahora mismo estoy en el tu¨¦tano, no tengo suficiente distancia". Por un momento se detiene en uno de estos temas: "La nostalgia de la familia". "Me hubiera gustado tener hijos. Ahora ya no, hace 10 a?os. Formar una familia. Tres seres que se quieren y se apoyan por encima de cualquier inter¨¦s. Yo tengo una familia, en la que nac¨ª, y les adoro. Pero es la nostalgia de la familia que pude haber construido. Yo ten¨ªa una necesidad biol¨®gica de tener hijos. Por eso me emocionan tanto esas mujeres, como el personaje de Judit, con tanta determinaci¨®n para lo bueno y para lo malo".
La energ¨ªa de Almod¨®var determina la de su equipo. ?l lo sabe y ellos tambi¨¦n. Cada d¨ªa, el orden de rodaje est¨¢ encabezado por una frase que propone el equipo de direcci¨®n. Como hace meses Almod¨®var les dijo que con Los abrazos rotos les esperaban tifones como los que Coppola hab¨ªa sufrido en Apocalypse Now, ellos han elegido una frase del coronel Kurtz. "Juzgar es lo que nos derrota", dice el c¨¦lebre personaje que interpreta Marlon Brando. Para el d¨ªa siguiente, el director propone una nueva: "La ficci¨®n representa la realidad, no la imita". El primer ayudante se gira y le pregunta: "?Y a qui¨¦n se la firmo?". Almod¨®var sonr¨ªe y dice: "No s¨¦, a Confucio o, mejor, a William Shakespeare".
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