Crisis es crisis
Si repasamos de forma somera los cuadros macroecon¨®micos y los indicadores m¨¢s solventes que se hac¨ªan sobre la econom¨ªa (espa?ola) hace un a?o, seis meses o incluso hace tres meses, casi ninguno de ellos reflejaba una situaci¨®n tan fr¨¢gil como la que se padece hoy. Todos ellos apuntaban a una desaceleraci¨®n m¨¢s suave que profunda. La comparaci¨®n es bastante parecida a la que se establec¨ªa entre el primer y el segundo semestre del a?o 1992, cuando los espa?oles, despu¨¦s de deglutir el ¨¦xito de los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona y de la Exposici¨®n Universal de Sevilla, nos encontramos con una fuerte crisis econ¨®mica, con incrementos espectaculares del paro.
En el terreno pol¨ªtico no merece la pena ya discutir sobre el pasado. El hecho es que hoy todos los pron¨®sticos, sean de organismos multilaterales o de servicios de estudio, pasando por los datos que se van conociendo por goteo (paro, inflaci¨®n, d¨¦ficit exterior, venta de autom¨®viles, construcci¨®n de viviendas, tipos de inter¨¦s, producci¨®n industrial, etc¨¦tera) manifiestan un deterioro constante y una tendencia a la baja imposible de relativizar. ?Qu¨¦ m¨¢s hace falta para que el Gobierno llame crisis a lo que es una crisis?
La peor de las noticias sobre la coyuntura es la espectacular ca¨ªda de la confianza y la falta de expectativas de futuro
De todo el racimo de noticias negativas, quiz¨¢ la peor sea el indicador de confianza de los consumidores, hecho p¨²blico hace pocos d¨ªas por el Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO), que refleja una espectacular ca¨ªda de esa confianza, especialmente por la opini¨®n de los ciudadanos sobre la evoluci¨®n del mercado laboral (de extrema sensibilidad) y la bajada, a m¨ªnimos hist¨®ricos tambi¨¦n, de las expectativas de futuro. La primera condici¨®n para cambiar el sentido de esa desconfianza y la falta de expectativas es que los ciudadanos tengan la sensaci¨®n de que el Gobierno domina la situaci¨®n y es capaz de hacer un diagn¨®stico realista de la coyuntura; s¨®lo despu¨¦s se entender¨¢n las medidas que se toman para corregir los aspectos m¨¢s negativos de la misma.
Hace diez d¨ªas, en la reuni¨®n de Barcelona del C¨ªrculo de Econom¨ªa, el l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, hizo un discurso bastante burocr¨¢tico -y discutible- de sus medidas para sacar a Espa?a de la crisis econ¨®mica. Pero dijo dos cosas que conviene destacar: que ahora no va a criticar a Rodr¨ªguez Zapatero en lo que se refiere a la pol¨ªtica antiterrorista (como hizo de modo central en la anterior legislatura) porque el presidente del Gobierno ha rectificado y no deja fisuras para hacerlo, y segundo, que la labor de oposici¨®n se iba a centrar en la mala situaci¨®n econ¨®mica por el "tancredismo" del Ejecutivo. "Lo que est¨¢ haciendo, lo est¨¢ haciendo tarde, poco y a rastras". En el caso de la pol¨ªtica econ¨®mica, al rev¨¦s de lo que pas¨® antes con la trama de la conspiraci¨®n falsa sobre los atentados del 11 de marzo de 2004, el proceso de paz o las cr¨ªticas exageradas al modelo territorial del Estado salido de las reformas estatutarias, da la sensaci¨®n de que el estoque del PP no ha dado en hueso.
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