Exceso de desconfianza
La confianza de los consumidores ha ido descendiendo de forma r¨¢pida en 2008. As¨ª, los datos correspondientes a mayo muestran niveles de confianza en m¨ªnimos desde comienzos de los a?os noventa, tanto en los pa¨ªses europeos como en Estados Unidos. Esta evoluci¨®n env¨ªa un mensaje de alerta: en los pr¨®ximos meses podr¨ªa producirse una desaceleraci¨®n m¨¢s intensa de lo esperado en el consumo de los hogares.
En muchas de las econom¨ªas desarrolladas, el consumo privado ha ido ganando peso en los ¨²ltimos a?os, sin que esta situaci¨®n se viera frenada en la desaceleraci¨®n econ¨®mica de 2001. Entonces, el consumo tuvo una notable resistencia a la moderaci¨®n debido a los bajos tipos de inter¨¦s, las rebajas temporales de impuestos y la evoluci¨®n favorable de la riqueza inmobiliaria.
El consumo tiene elementos de soporte que deber¨ªan limitar la magnitud del ajuste
Actualmente, el consumo est¨¢ perdiendo algunos factores de soporte, entre los que pueden se?alarse tres. El primero, el deterioro del poder de compra de las familias ante el encarecimiento relativo de los bienes de consumo, en gran medida por la influencia de los precios de los alimentos y la energ¨ªa. A modo de ejemplo, en Estados Unidos, en los dos ¨²ltimos trimestres, el deflactor del consumo ha crecido m¨¢s que el del PIB, en una magnitud no vista desde principios de los a?os noventa. Y esto ocurre en otras muchas econom¨ªas en las que, para mantener la proporci¨®n de renta nominal que se destina a consumo, las familias tienen que comprar una menor cantidad de bienes a precios relativos m¨¢s caros.
El segundo factor es el hecho de que las familias, que han alcanzado niveles de deuda elevados, se est¨¢n enfrentando a un entorno financiero m¨¢s complejo. Aunque la respuesta ¨®ptima de las familias en los periodos de desaceleraci¨®n econ¨®mica consiste en disminuir lo menos posible su consumo endeud¨¢ndose con cargo a su renta futura, en esta ocasi¨®n, su capacidad para poder seguir manteniendo un ritmo adecuado de gasto, recurriendo a un endeudamiento adicional, es bastante limitada. Al contrario, lo m¨¢s probable en las circunstancias actuales es que destinen una proporci¨®n mayor de su renta disponible a repagar la deuda acumulada en el pasado.
Por ¨²ltimo, las familias se enfrentan a un freno en el crecimiento de su riqueza, inmobiliaria y tambi¨¦n financiera, que supone un cambio significativo despu¨¦s de que en los ¨²ltimos a?os, los aumentos de riqueza hayan sido un importante impulsor de su gasto.
A pesar de que, como resultado de todo lo anterior, la moderaci¨®n del gasto de los hogares se intensificar¨¢ en los pr¨®ximos meses, el consumo tambi¨¦n tiene elementos de soporte que deber¨ªan limitar la magnitud total de este ajuste. Entre ellos, los aumentos de la renta y la riqueza de los ¨²ltimos a?os no van a evaporarse, los niveles de tipos de inter¨¦s reales van a seguir siendo bajos en t¨¦rminos hist¨®ricos y los mercados laborales son hoy mucho m¨¢s flexibles que en el pasado, limitando el impacto de la desaceleraci¨®n econ¨®mica en el desempleo y en la renta disponible de las familias.
Mayte Ledo es economista jefe de Europa y Escenarios Financieros del Servicio de Estudios del BBVA.
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