La isla ecol¨®gica de Rem Koolhaas
El arquitecto holand¨¦s proyecta en Dubai una nueva ciudad donde no habr¨¢ coches
Muy alto, y de complexi¨®n casi esquem¨¢tica, Rem Koolhaas (1944), el arquitecto contempor¨¢neo m¨¢s famoso y premiado de Holanda, avanza por el pasillo de su despacho de Rotterdam como si fuera un ciclista en pleno ascenso. Arropado por un pelot¨®n de sol¨ªcitos colaboradores, este periodista fugaz en su juventud, urbanista vocacional, y ganador del Premio Pritzker 2000, se considera "un tipo con conciencia pol¨ªtica y social". Como prueba de su compromiso, se?ala el edificio de la Central China de Televisi¨®n (CCTV), en Pek¨ªn. Una construcci¨®n abierta al p¨²blico que puede cumplir, asegura ¨¦l, "una funci¨®n inesperada en una situaci¨®n ambigua". O bien la nueva ciudad planeada a la orilla del golfo P¨¦rsico, en Dubai, donde edificar¨¢ una isla urbana con ambici¨®n ecol¨®gica que permitir¨¢ prescindir del coche.
La nueva urbe del golfo P¨¦rsico tendr¨¢ la densidad de Manhattan
Pretende ser la abanderada de una sociedad plural en Oriente Pr¨®ximo
La isla en cuesti¨®n es cuadrada, tiene 1,3 kil¨®metros por 1,3 kil¨®metros, y Koolhaas y Reinier de Graaf, uno de sus socios, la tienen en fase muy avanzada de dise?o. Con la densidad de Manhattan, ser¨¢ levantada sobre terreno ganado al mar, una aventura familiar para los holandeses. Concebida como el distrito financiero de Waterfront City, que es el nombre de una nueva ciudad en construcci¨®n para 1,5 millones de habitantes situada entre Dubai y su vecina Abu Dabi, el cuadrante reservado al arquitecto constituye el paradigma de lo que denomina "ciudad gen¨¦rica". Seg¨²n su ideario, dicha urbe sin historia surgir¨ªa de la nada y ser¨ªa multicultural y multirracial, premisas cumplidas por este proyecto.
El resto de la gran Waterfront City, encargada a otros dise?adores, no s¨®lo aparecer¨¢ en el desierto que era hasta hace poco la zona oeste de Dubai. Una vez completada, a?adir¨¢ unos 70 kil¨®metros de costa a la ribera actual. En su interior, la isla de Koolhaas servir¨¢ a su vez de hogar para 92.000 personas, y de oficina a 130.000 m¨¢s. Llegadas en su mayor¨ªa de Europa, Pakist¨¢n, India y Egipto, son los abanderados de una sociedad plural en Oriente Pr¨®ximo que tendr¨¢ rascacielos en lugar de torres. Y donde no habr¨¢ coches, aunque s¨ª una red de 10 calles con muchos ¨¢rboles y poco aire acondicionado, gracias a un ingenioso sistema de ventilaci¨®n natural de las calles.
Convencido de que "el problema no es que la arquitectura sea antigua o moderna, sino la calidad de lo nuevo", el pedazo de desierto que le han brindado edificar, supone otro de los retos ideales para su obra. Adem¨¢s de uno de los emiratos, Dubai es una metr¨®poli en s¨ª misma con 1,6 millones de habitantes, dentro del conglomerado formado por los Emiratos ?rabes Unidos. Con el mar como frontera natural, su mandatario, el jeque Mohamed bin Rashid al Maktoum, pens¨® en construir en el golfo P¨¦rsico y as¨ª ganar espacio. De paso, esperaba crear un centro tur¨ªstico m¨¢s atractivo que Egipto. Como avanzadilla de su proyecto, plant¨® cerca de la orilla un tr¨ªo de islas en forma de palmera, mapamundi y escorpi¨®n que componen la urbanizaci¨®n m¨¢s lujosa, fotografiada y sorprendente de la historia. Luego llamaron a Koolhaas y le pidieron que se aplicara en un espacio dispuesto m¨¢s que nunca a la experimentaci¨®n.
Con una suavidad m¨¢s propia de las dudas que de las certezas, y paseando entre unos socios y colaboradores que le admiran sin disimulo, el arquitecto sugiere durante un encuentro con la prensa internacional que si el proyecto de Dubai serv¨ªa para mejorar la calidad de vida, "en otros casos se puede influir en la situaci¨®n pol¨ªtica general". ?C¨®mo? "No aceptando propuestas en las que no creamos, dentro y fuera de Europa, y elegir cosas como la televisi¨®n china", sentencia.
Muy delgado y con el cabello rapado, Koolhaas ofrece un perfil anguloso y en apariencia quebradizo, un error de apreciaci¨®n del interlocutor que se encarga de disipar con otro susurro implacable. "Tengo la certeza de que China evoluciona en la buena direcci¨®n y estoy orgulloso del edificio televisivo CCTV. Y por eso creo que hay que apoyar los Juegos Ol¨ªmpicos. Incluso despu¨¦s de lo sucedido con el T¨ªbet, o bien tras el terremoto".
Koolhaas es hijo del escritor Ant¨®n Koolhaas, que obtuvo los premios m¨¢s prestigiosos de la literatura en neerland¨¦s. Aunque tante¨® el periodismo, acab¨® fundando en 1975 su Oficina para la Arquitectura Metropolitana (OMA) en Rotterdam. Algunos cr¨ªticos, como el escritor angloholand¨¦s Ian Buruma, hubieran preferido que construyera viviendas en lugar de la sede central de una televisi¨®n controlada por el Estado. "Apoyar a una China moderna y abierta a otras influencias es tambi¨¦n una forma de ayudar a que cambien las cosas", replica. Junto a declaraciones de principios as¨ª, a?ade sin pesta?ear que el encargo de dise?ar todas las tiendas de la casa de modas Prada, "es una manera de explorar y experimentar".
Responsable, entre otros, de la Casa da Musica de Oporto; el Grand Palais de Lille; el proyecto del Centro de Congresos de C¨®rdoba; el Museo Guggenheim de Las Vegas o la Biblioteca P¨²blica de Seattle, la oficina de Koolhaas est¨¢ repleta de dos tipos de colaboradores. Los j¨®venes, le miran con reverencia; los socios parecen protegerle a base de sonrisas. Tal vez ambos equipos sean la suma de la "fuerte personalidad, confianza de buen comunicador y autodisciplina para moverse en situaciones complejas", exigidos para trabajar con un jefe que ha sido elegido una de las 100 personas m¨¢s influyentes del mundo por la revista Time.
Babelia
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