Me siento enga?ado y traicionado
La semana pasada, mi antiguo compa?ero de equipo, Antonio Pettigrew, testific¨® en el juicio por perjurio de Trevor Graham y reconoci¨® que hab¨ªa consumido HCH (hormonas del crecimiento) y EPO (eritropoyetina) entre 1997 y 2001. Me lo comunicaron hace unas semanas, cuando la fiscal¨ªa hizo p¨²blica la lista de testigos llamados a declarar, junto con lo que se esperaba que cada uno de ellos argumentase.
La noticia de que se esperaba que Antonio declarase haber consumido drogas para mejorar el rendimiento me impact¨® como ninguna otra historia relacionada con drogas. Durante estos ¨²ltimos a?os he o¨ªdo tantas noticias sobre atletas que no juegan limpio que llega un momento en que ya no me sorprendo.
El atletismo en Pek¨ªn 2008 |
Pero ¨¦sta es diferente... Se trata de alguien a quien yo consideraba mi amigo. Los dos entramos en el mundo de la competici¨®n internacional y profesional casi al mismo tiempo y, aunque en ocasiones compet¨ªamos el uno contra el otro en la misma prueba, desde el primer momento nos hicimos amigos y nos profesamos un respeto mutuo.
Al haber admitido Antonio que consumi¨® sustancias prohibidas entre 1997 y 2001, es muy probable que se cuestionen tanto los r¨¦cords obtenidos por Estados Unidos en las pruebas de relevos de 4x400 metros como las medallas conseguidas durante ese periodo de tiempo. Yo compet¨ª con Antonio en relevos de 4x400 metros en los Juegos Ol¨ªmpicos del a?o 2000 y tambi¨¦n establecimos juntos el r¨¦cord mundial de 4x400 metros en 1998.
La medalla de oro ol¨ªmpica de 4x400 metros del a?o 2000 ya se hab¨ªa cuestionado anteriormente, tras la noticia de que otro compa?ero de equipo, Jerome Young, hab¨ªa dado positivo en un control antidopaje en 1999. Sin embargo, fue exonerado antes de las pruebas de selecci¨®n para el equipo ol¨ªmpico de EE UU, del que entr¨® a formar parte. Solamente corri¨® en la ronda eliminatoria de los relevos en Sidney, pero yo nunca estuve de acuerdo con que se nos retirase la medalla, puesto que hab¨ªamos cumplido todas las normas y ¨¦l hab¨ªa sido exonerado antes de formar parte del equipo ol¨ªmpico. Por eso dije entonces que no renunciar¨ªa a mi medalla.
En aquella ¨¦poca, Antonio y yo hablamos por tel¨¦fono del tema en alguna ocasi¨®n, de lo terrible que era y de lo injusto que ser¨ªa que nos retirasen nuestras medallas. Est¨¢bamos de acuerdo en que ten¨ªamos que luchar por evitarlo. Ahora pienso en aquellas conversaciones y me sorprende que me pudiese hablar sobre esto sabiendo todo el tiempo que era culpable y que, en todo caso, la medalla estaba contaminada.
Desde que comenzaron los esc¨¢ndalos por el uso de sustancias estimulantes, hace unos seis a?os, yo siempre he defendido este deporte a capa y espada. He se?alado que en el mundo del atletismo se controla a los atletas mucho m¨¢s que en cualquier otro deporte. He hablado de que hay una pol¨ªtica de tolerancia cero y de lo injusto que es que, por querer tener un mayor nivel, este mundo se haya convertido en su propia v¨ªctima.
He tratado de hacer ver que los propios medios de comunicaci¨®n, a los que no les importa en absoluto que se haya batido un nuevo r¨¦cord mundial de los 100 metros, jam¨¢s perder¨ªan la oportunidad de dar una noticia sobre un atleta de triple salto, pr¨¢cticamente desconocido, que ha dado positivo en un control. Pero ahora me doy cuenta de lo ingenuo que he sido.
Dije que no me cre¨ªa la excusa de los atletas que dec¨ªan verse obligados a consumir sustancias estimulantes porque sus contrincantes tambi¨¦n lo hac¨ªan. Y sigo sin cre¨¦rmelo, aunque ahora me doy cuenta de que la mayor¨ªa de los atletas que consum¨ªan esas sustancias probablemente sab¨ªan qui¨¦n m¨¢s lo hac¨ªa. Puedo entender c¨®mo un atleta llega a pensar que tomar drogas es el ¨²nico camino para derrotar a otros atletas que tambi¨¦n las consumen.
Tambi¨¦n dije en alg¨²n momento que no me cre¨ªa la excusa de que los entrenadores incitaban a los atletas a consumir sustancias prohibidas y me puse a m¨ª mismo como ejemplo afirmando que, ni durante los cuatro a?os que compet¨ª en la categor¨ªa j¨²nior ni durante los 11 a?os que compet¨ª como atleta profesional, nadie me hab¨ªa incitado nunca a consumir sustancias prohibidas. Ahora me doy cuenta de que, al elegir a Clyde Hart (mi entrenador de toda la vida) por su reputaci¨®n de persona honrada e ¨ªntegra, evit¨¦ involucrarme en el lado sucio y deshonesto del deporte y de que no todos hemos tenido la suerte de tener un entrenador con una reputaci¨®n, una conciencia y una rectitud moral ejemplares.
Estoy profundamente decepcionado con Antonio y con el mundo del atletismo. Ahora me doy cuenta de que, en este deporte, ha habido un gran n¨²mero de atletas y entrenadores que han hecho trampas, utilizando atajos, y de que muchos de ellos sab¨ªan qui¨¦nes m¨¢s lo estaban haciendo. Sin embargo, no tengo intenci¨®n alguna de abandonar este deporte ni a las j¨®venes promesas del atletismo, entre las que se encuentran Jeremy Wariner, Allyson Felix, Tyson Gay, Christine Ohuruogu, Usain Bolt o Asafa Powell. Yo continuar¨¦ apoy¨¢ndolos, pero la diferencia es que ahora puedo entender de verdad que algunos de sus propios seguidores pueden dudar en hacerlo. No puedo culparlos por ello. Y esto es un enorme problema para el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, la Asociaci¨®n Internacional de Federaciones de Atletismo y el mundo del atletismo en general.
Es tambi¨¦n una gran responsabilidad para la Agencia Mundial Antidopaje porque muchos de los atletas que ahora han tenido que admitir que usaron sustancias prohibidas nunca han dado positivo.
En cuanto a la medalla de oro que gan¨¦ conjuntamente con Antonio, Alvin y Calvin Harrison, que han admitido haber consumido drogas o han dado positivo en las pruebas antidopaje desde que ganamos la medalla en el a?o 2000, estoy seguro de que m¨¢s de uno querr¨¢ que la devolvamos. No s¨¦ lo que suceder¨¢ con este intento, pero s¨ª s¨¦ que la medalla no se gan¨® limpiamente y que, por lo tanto, est¨¢ contaminada. Por eso la he retirado del sitio donde guardo mis medallas. No merece estar all¨ª. Y yo tampoco me la merezco.
Por eso, aunque me resulte duro, tengo intenci¨®n de devolverla al Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional. Ya no la quiero. Me siento enga?ado, traicionado y defraudado.
Michael Johnson es un ex atleta estadounidense plusmarquista mundial de 200 y 400 metros y cinco veces campe¨®n ol¨ªmpico y nueve mundial. ? Telegraph Group Ltd. / La popularidad de Johnson en lalistaWIP
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