Todo pasa en 10 kil¨®metros
Gracias a un estudio de la Northeastern University de Boston publicado por la revista Nature, las personas reticentes al tel¨¦fono m¨®vil han encontrado un nuevo argumento para seguir sin usarlo. No s¨®lo nos somete a una nueva esclavitud, sino que, adem¨¢s, nos demuestra que nos comportamos como esclavos. Esclavos, claro, de fuerzas tan difusas pero tan contundentes como la rutina, pero esclavos al fin y al cabo. Lo que hasta ahora era s¨®lo una sospecha, el tel¨¦fono m¨®vil ha venido a confirmarlo
en el estudio de estos investigadores de Boston, que han seguido a trav¨¦s de las llamadas el rastro de 100.000 usuarios escogidos al azar: la vida de la mayor parte de ellos se desarrollaba en
un radio de 10 kil¨®metros.
Al parecer, hace tiempo que se buscaba un m¨¦todo para medir la extensi¨®n geogr¨¢fica de nuestras rutinas. Antes de descubrir esta nueva utilidad del tel¨¦fono m¨®vil, los investigadores pensaron en un sistema que, aunque m¨¢s rudimentario, contaba con el prestigio de los antecedentes literarios. Pensaron, as¨ª, en seguir el rastro de un billete de d¨®lar, como si, agobiados por las dificultades t¨¦cnicas
del estudio, hubieran pensado en hacer realidad una de las novelas m¨¢s conocidas de Marguerite Yourcenar, El denario del sue?o. Ha llegado el momento de releerla con un mapa en la mano para comprobar si la autora francesa se atuvo a la estrecha realidad ahora revelada o, por el contrario, se dej¨® llevar por una inveros¨ªmil fantas¨ªa.
Sorprende la modestia de los autores del estudio
al explicar su utilidad. Seg¨²n dicen, servir¨¢ para prevenir las epidemias, la actuaci¨®n en las emergencias y la planificaci¨®n urbana. En realidad, ha limitado el radio del azar. Ahora sabemos que nuestros amigos, nuestras relaciones amorosas, nuestros lugares favoritos y, en fin, todos los hallazgos importantes en nuestras vidas se realizar¨¢n en un radio de
10 kil¨®metros,
10 miserables kil¨®metros. Habr¨¢ que grabar en nuestros m¨®viles un politono que al sonar s¨®lo diga: "Sabed que sois mis esclavos". Quiz¨¢ no fue casualidad que, aparte de El denario del sue?o, Marguerite Yourcenar escribiera Una vuelta por
mi c¨¢rcel.
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