Qu¨¦ confianza
A la econom¨ªa le encuentro por lo menos esa ventaja frente a la pol¨ªtica: la relaci¨®n que mantiene con la confianza ciudadana. Necesita para funcionar correctamente que la gente conf¨ªe. Si esa confianza se resiente, las inversiones y las compras se paran, se desv¨ªan o se posponen, y la econom¨ªa comienza a padecer. Por eso, las medidas econ¨®micas siempre se anuncian con gran convencimiento y alegr¨ªa, porque lo importante es que los ciudadanos crean en su eficacia, recuperen la confianza cuanto antes y vuelvan a las andadas del consumo. La econom¨ªa tiene pues que interesarse por el mundo interior de las personas, estar al d¨ªa de sus emociones. Insisto en ver ah¨ª una ventaja de lo econ¨®mico frente a lo pol¨ªtico seguramente porque vivo en Euskadi, donde la gesti¨®n de gobierno desatiende flagrantemente las necesidades y preocupaciones cotidianas de la ciudadan¨ªa para centrarse en sus planes, por lo que la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes debe de estar, a estas alturas, en los huesos, o muerta ya de pura inanici¨®n, por falta de argumentos que llevarse a la boca.
Qu¨¦ confianza podemos tener los vascos en quienes nos gobiernan si para ellos la legalidad es relativa y el¨¢stica
Porque, ?qu¨¦ confianza podemos tener los vascos en que son nuestros intereses (y no los intereses partidistas) y nuestro bienestar (y no el confort dirigente) los que orientan y fijan las pol¨ªticas gobernantes? ?Qu¨¦ confianza puede quedarle al ciudadano cuando se enfrenta un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n con problemas pendientes de soluci¨®n, insuficiencias de servicios fundamentales e incluso situaciones de peligro? Qu¨¦ confianza podemos tener en que la gesti¨®n p¨²blica nos sirve cuando estamos, por ejemplo, obligados a circular (y adem¨¢s a pagar) por la autopista A-8, que en buena parte de su recorrido no nos ofrece el menor arc¨¦n, es decir, la menor capacidad de maniobra si se produce cualquier eventualidad o emergencia, o, lo que es lo mismo, donde cualquier imprevisto, revent¨®n, malestar o aver¨ªa puede suponer, adem¨¢s de una encerrona, un siniestro grave o mortal. (?En todas estas semanas de derrumbe en Zumaia ha modificado Euskotren sus servicios a Bilbao para paliar de alg¨²n modo los inconvenientes en la A-8? Lo pregunto ret¨®ricamente, porque estoy convencida de que no, de que esas prestaciones y atenciones al p¨²blico, a nosotros, a pesar de nuestro estratosf¨¦rico ¨ªndice de desarrollo humano, no nos corresponden).
Qu¨¦ confianza podemos tener en que estamos debidamente atendidos y protegidos cuando vemos c¨®mo se ha gestionado desde Lakua la ¨²ltima emergencia meteorol¨®gica. Afirman una y otra vez las autoridades vizca¨ªnas que a ellos s¨®lo les lleg¨® un parte, nunca una alerta, y que tuvieron que ponerse en marcha cuando ya el agua les llegaba al cuello.
O, en otro orden de cosas, qu¨¦ confianza podemos albergar en que la consejer¨ªa de Cultura tiene como prioridad nuestro bienestar y enriquecimiento intelectual, cuando su titular defiende que el Guggenheim, desligado de la vigente Ley vasca de Museos, no ofrezca a la ciudadan¨ªa un d¨ªa de entrada gratis.
Y final y esencialmente, qu¨¦ confianza democr¨¢tica podemos tener los ciudadanos vascos en quienes nos gobiernan si para ellos la legalidad (en la que se fundamentan sus funciones) es relativa y el¨¢stica; es un depende ajustable al argumento y al clima de sus intereses; es algo que se respeta a la carta, seg¨²n el apetito de(l) poder.
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