Pastillas para est¨®magos vac¨ªos
La crisis alimentaria amenaza con abortar los esfuerzos contra el VIH en los pa¨ªses m¨¢s pobres de ?frica
Nkalimeng se aferra a su bolsita de Plumpy Nut, de la que no deja de chupar, serio y escamado por la atenci¨®n que su afici¨®n a esta pasta de cacahuete desata entre los presentes. Tiene 23 meses y es un ni?o al que cuesta imaginar desnutrido, sin poder sostenerse en pie. Pero as¨ª lleg¨® en febrero a la cl¨ªnica de Tsoaneng, en Lesoto, donde entr¨® en el reci¨¦n instaurado programa de control de malnutrici¨®n.
No es el ¨²nico ni?o que han atendido. Nkalimeng ha tenido m¨¢s suerte que otros peque?os. Autoridades, cooperantes y personal sanitario temen lo mismo: que la situaci¨®n de malnutrici¨®n, combinada con el VIH, se dispare con la crisis de precios de los alimentos y que sean muchos m¨¢s los que no corran la suerte del peque?o, que apenas parpadea, chupa que te chupa, dos veces al d¨ªa, el alimento aprobado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, hasta que est¨¦ en el peso que le corresponde.
En 2020 habr¨¢ 300 millones de malnutridos en ?frica
En Lesoto hay m¨¢s de 100.000 hu¨¦rfanos, el 5% de la poblaci¨®n
Despu¨¦s de d¨¦cadas de abandono del desarrollo agr¨ªcola, los directivos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional claman ahora por una revoluci¨®n agraria para hacer frente a una situaci¨®n alimentaria cr¨ªtica que crear¨¢ 300 millones de malnutridos en 2020 s¨®lo en ?frica, casi cien millones m¨¢s que ahora. Es en lo ¨²nico en que los l¨ªderes mundiales se han puesto de acuerdo en la reuni¨®n de la FAO en Roma esta semana. Las cuestiones arancelarias o de control del biofuel, que moderar¨ªan los precios, han quedado en suspenso.
"El Gobierno ha marginado a la agricultura. S¨®lo el 10% de la tierra es arable, pero el 82% de la poblaci¨®n depende de la agricultura. Muy pocos tienen acceso a la tierra. La producci¨®n ha menguado debido al cambio clim¨¢tico, a la sequ¨ªa, pero tambi¨¦n por un uso poco racional de la tierra", explica Bhim Udas, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Lesoto, muy preocupado por la situaci¨®n en la que la poblaci¨®n se va a ver inmersa por la escalada de precios en un pa¨ªs en el que la situaci¨®n alimentaria es insegura desde hace tiempo. "Hemos tenido tres sequ¨ªas desde mediados de los noventa, y heladas y nevadas inesperadas, muchos factores que contribuyen a que la situaci¨®n de emergencia sea cr¨®nica". "Con el incremento de precios vamos a ver m¨¢s gente necesitada de comida", asegura Gwynneth Wong, jefa de la misi¨®n de Acci¨®n contra el Hambre que, con fondos de la Comisi¨®n Europea, ha puesto en marcha programas de control de malnutrici¨®n infantil en Lesoto y Suazilandia, dos de los pa¨ªses africanos en los que la tasa de VIH es m¨¢s elevada, "y en los que se vive una triple amenaza: sida, falta de alimentos y pobreza", afirma.
Una nutrici¨®n adecuada, adem¨¢s, es de gran importancia para las personas con VIH, especialmente si est¨¢n tomando retrovirales. El PMA y otras dos ONG distribuyen comida a trav¨¦s de las cl¨ªnicas. El mes pasado, la comida no lleg¨® a dos centros de Lesoto. "Hab¨ªa gente que lloraba, diciendo que no pueden tomar las pastillas con el est¨®mago vac¨ªo", narra la enfermera Lucy Lerata, en la misi¨®n cat¨®lica de St. Rodrigue. Lerata, adem¨¢s del trabajo en la cl¨ªnica, reparte retrovirales bajo supervisi¨®n de M¨¦dicos sin Fronteras. "La gente se ha beneficiado mucho, antes se mor¨ªan en los pueblos, los hospitales a los que ten¨ªan que acudir est¨¢n muy lejos", dice. Pero la gente necesita comida.
Udas atribuye a un problema log¨ªstico la interrupci¨®n del reparto, y asegura que "todav¨ªa queda algo de comida sobrante", especialmente para los m¨¢s vulnerables, como hu¨¦rfanos (m¨¢s de 100.000 en Lesoto, con una poblaci¨®n que no llega a los dos millones de habitantes) o personas con VIH. Pero a m¨¢s gente que inicia tratamiento (las pastillas llegan ahora a 35.000 de las 82.000 que las requieren), hay m¨¢s necesidad de que se les asegure alimento. "No se trata s¨®lo de mantener a la gente con vida, sino de ver la calidad de vida que tienen", asegura Wong.
El protocolo puesto en marcha en Lesoto y Suazilandia incluye el ingreso de los ni?os con malnutrici¨®n grave. Muchos de ellos tienen tambi¨¦n infecci¨®n por VIH. En ellos los avances pueden detenerse de repente y revertir, con nuevas infecciones, con mortalidad m¨¢s elevada. De 21 ni?os hospitalizados en abril con malnutrici¨®n grave en Scott Hospital, a 40 kil¨®metros de Maseru, 12 eran seropositivos. Siete fallecieron. Sebabo es una beb¨¦ de 15 meses, ingresada hace una semana con las defensas muy bajas. Ha empezado a tomar retrovirales y va a mejor. Rechaz¨® la leche materna, desarroll¨® erupciones y tos¨ªa. No ten¨ªa hambre. Tanto en Lesoto como en Suazilandia es necesario reforzar la educaci¨®n entre las madres para evitar la infecci¨®n de los beb¨¦s durante el embarazo o la lactancia. En casos como el de Sebabo, seg¨²n el protocolo establecido por la OMS, "se les inicia con una leche muy suavecita, la F-75, destinada a que el ni?o recupere el apetito", explica Wondu Asefa, nutricionista de Acci¨®n contra el Hambre. "Posteriormente, se pasa a la F-100, m¨¢s nutritiva y fortificada, hasta que se puede volver a alimentar al peque?o con normalidad". Es la fase en la que est¨¢ Liako, un beb¨¦ coqueto y risue?o, que parece saber que hoy le dan el alta.
Su madre, de 37 a?os, tiene cinco hijos, y la ¨²nica comida que entra en la casa es la leche de f¨®rmula que recibe gratis para Liako. Por eso la tuvo que repartir entre los cinco hermanos. De acuerdo con un estudio del Ministerio de Salud, la malnutrici¨®n cr¨®nica campa por sus fueros en el pa¨ªs: afecta a un 41,7% de los ni?os de menos de cinco a?os.
Los pobres destinan la mayor parte de su salario a la compra de comida. Si suben los precios se come menos y se recortan los gastos escolares. A m¨¢s pobreza, menos escuela (sobre todo si ¨¦sta no asegura una comida al ni?o); a menos escuela, menos oportunidades de encontrar trabajo, m¨¢s pobreza y un perfecto c¨ªrculo vicioso. Que es en el que se encuentra Tandazile Khumalo, de 23 a?os, en la regi¨®n de Lubombo, en Suazilandia. Ella pudo ir a la escuela, sus padres estaban vivos y se hac¨ªan cargo de la familia. Pero sus padres murieron de sida, y Tandazile, junto con su marido, se hacen cargo no s¨®lo de su hijo, sino de sus hermanos, el mayor de 11 a?os, la m¨¢s peque?a, de 16 meses. En total, cinco, de los que s¨®lo dos van a la escuela. El marido de Tandazile realiza trabajos espor¨¢dicos, con los que se pueden permitir comprar un saco de mealie meal, una especie de gachas de ma¨ªz, al que a?aden verduras salvajes, si encuentran. Tandazile sue?a con montar un negocio de costura. S¨®lo un sue?o, lejano y dif¨ªcil.
Se calcula que en dos a?os habr¨¢ 120.000 hu¨¦rfanos en Suazilandia, de una poblaci¨®n de poco m¨¢s de un mill¨®n. El 15% de las casas suazis est¨¢n a cargo de un hu¨¦rfano. "En Lesoto o en Suazilandia, todo el mundo est¨¢ o afectado o infectado por VIH y eso est¨¢ cambiando las sociedades. El n¨²mero de hu¨¦rfanos es un problema, no s¨®lo a corto plazo. ?C¨®mo se les va a educar, qu¨¦ seguridad alimentaria van a tener, c¨®mo se van a desarrollar?", se pregunta Gwynneth Wong. "Estamos inmersos en una situaci¨®n de emergencia cr¨®nica para la que se requiere un cambio de la manera de pensar en las emergencias, en las crisis. La pobreza es el elemento base. Y debemos buscar soluciones a largo plazo". Las que no se han conseguido en Roma.
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