El hijo del minero
Villa celebra el ?mejor partido? de su carrera con su padre, que recuerda los humildes inicios del delantero
David Villa calza botas rojas. En la leng¨¹eta de la izquierda, lleva la bandera espa?ola y en la de la izquierda, la del principado de Asturias. En las dos, un nombre, el de Zaida, la hija que le dio Patricia, su esposa, a la que conoci¨® en el instituto, cuando David, el guaje ?ni?o en bable? so?aba con ser como Juanele o como Luis Enrique. Hoy, los ni?os de Tuilla, el pueblo donde naci¨® en 1981, y los de media Espa?a, quieren ser como ¨¦l, como el hijo del minero al que ning¨²n ruso pudo parar. Lleva Villa a flor de piel el orgullo de ser asturiano, el orgullo de ser hijo y nieto de mineros.
Tuilla est¨¢ a cinco kil¨®metros de Langreo, en la cuenca del Caudal, en el coraz¨®n de las minas, y es tan peque?o que las calles no tienen nombre. El cartero, que pasa una vez a la semana, se ha bastado siempre con el nombre del destinatario. ?Nos conocemos todos?, reconoc¨ªa ayer Mel, mientras su hijo David correteaba junto a Xavi durante la suave sesi¨®n preparatoria de la selecci¨®n espa?ola. ?All¨ª me siento en casa, all¨ª soy feliz de verdad, con mis amigos, con mi familia?, reconoce el goleador de Espa?a, que no dud¨® al calificar el partido del martes contra Rusia como ?el mejor? que ha jugado en su carrera.
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Ayer, Villa matiz¨®: ?No s¨¦ si es el m¨¢s completo, pero s¨ª es el mejor por muchas cosas. Marqu¨¦ tres goles con la selecci¨®n, en una Eurocopa? Todo eso hace que sea el mejor?. Su padre discrepa. ?Le he visto hacer partidos mucho mejores en el Sporting. Entonces, David era una bala, no hab¨ªa quien le pillara. Ahora ha perdido esa punta de velocidad y pese a eso es mucho mejor jugador, porque ha aprendido muchas cosas, pero en el Sporting era un diablo?, recordaba ayer ante las c¨¢maras de la televisi¨®n valenciana. Al verle, David, que correteaba por el campo, brome¨®: ??Medi¨¢tico, que eres un medi¨¢tico!?.
?Si no fuera por mi padre, hubiera tirado la toalla varias veces. No es f¨¢cil llegar y ¨¦l me ayud¨® en los peores momentos?, recuerda siempre el delantero del Valencia. Mel, bigotudo, fue delantero de un equipo amateur, pero el sue?o de futbolista se lo llev¨® la necesidad, el trabajo. Durante 27 a?os, baj¨® cada d¨ªa 900 metros del Pozo Mosquitera para arrancarle carb¨®n a la mina. Era picador. ?Creo que no se me ha pegado nada. Jam¨¢s se me pas¨® por la cabeza ser minero?, explicaba ayer Villa. ?Algo llevar¨¢ en la sangre, algo llevar¨¢, digo yo. Hasta ¨¦l, todos en la familia, sus abuelos, sus t¨ªos, yo, todos hemos bajado a la mina?, explica Mel. De ¨¦l cuentan que era hincha ac¨¦rrimo del Oviedo hasta que rechazaron a su hijo. ?Ahora, no hay nadie m¨¢s del Sporting que ¨¦l?, cuentan. Ahora esperan el ascenso del conjunto asturiano a Primera este pr¨®ximo domingo.
La historia de Villa est¨¢ rodeada de algo de leyenda. Unos cuentan que los entrenadores de las divisiones inferiores del Oviedo le despreciaron a los 10 a?os por bajito. En Requex¨®n, la escuela ovetense, lo niegan y cuentan su versi¨®n: el club se neg¨® a pagar los costes que supon¨ªa desviar la ruta del autocar para que se acercara a Langreo. ?Yo lo que s¨¦ es que vino el negro, un ojeador de Mareo y para all¨ª se fue?, explicaba ayer el padre de Villa. ?l se qued¨® en la mina, de susto en susto: ?A m¨¢s de un amigo he sacado muerto?, explicaba ayer, en Neustift, al tiempo que recordaba al guaje por las calles del pueblo: ?No paraba. Buen guaje, pero bicho?.
Como ahora. No para, y es una m¨¢quina de meter goles: 17 en los 32 partidos que ha jugado con Espa?a, a m¨¢s de medio gol cada 90 minutos. El martes, en el estreno, consigui¨® tres de una tacada, aunque sufri¨® una leve lesi¨®n en un dedo al engancharse con la camiseta de Torres en la celebraci¨®n del primero. Ese recuerdo, dice, le resulta inolvidable: ?La rabia del primer gol, c¨®mo lo gritamos, eso no se olvida?. Tampoco su gesto tras el tercero, buscando a Torres: ?Todos somos importantes y en un momento dado hice dos goles benefici¨¢ndome de su trabajo. El Ni?o hizo el trabajo oscuro y yo lo bonito, que es marcar. Por eso fui a por ¨¦l, porque pensaba que si marcaba deb¨ªa dedic¨¢rselo?. Luego, le pidi¨® la pelota al ¨¢rbitro. ?No me la daba, porque dec¨ªa que estaba prohibido. Entre Pepe [Reina], Xabi Alonso y los que hablan ingl¨¦s en el vestuario, la conseguimos?. Ya la tiene.
El hijo de Mel, el picador del Pozo Mosquitera, baj¨® a la mina y sac¨® tres goles. No le basta: ??A¨²n no hemos hecho nada, hay que seguir trabajando?, dice con la humildad propia del hijo de un minero.
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