El 'tigre celta' no quiere impuestos
Los planes de equiparaci¨®n fiscal para las empresas europeas quitan el sue?o a Dubl¨ªn
El centro de Dubl¨ªn es sin duda un escaparate muy sugerente para quienes quieran entender en qu¨¦ ha devenido Irlanda tras una d¨¦cada larga de fuerte crecimiento econ¨®mico. El dinero se ve y huele en muchos aspectos, acompa?ado por la masiva presencia de inmigrantes. La bonanza se aprecia en un paseo por las urbanizaciones de las afueras de la capital, espina dorsal del hasta hace poco fulgurante sector inmobiliario irland¨¦s.
Pero quiz¨¢ el lugar m¨¢s simb¨®lico de lo que Irlanda es hoy se encuentra un poco m¨¢s lejos del centro: en los pol¨ªgonos empresariales en los que se afincan las centenares de multinacionales atra¨ªdas, entre otras cosas, por los bajos impuestos sobre los beneficios empresariales establecidos hace d¨¦cadas. Actualmente, el impuesto de sociedades es del 12,5% frente a la media del 24,5% de los Veintisiete.
La carga impositiva sobre las compa?¨ªas es la mitad de la media de la UE
Uno de esos pol¨ªgonos, CityWest, es especialmente paradigm¨¢tico. Aqu¨ª tienen sede unas 140 empresas, entre ellas compa?¨ªas como Pfizer, Roche, Sanofi Aventis, Unilever, Alcatel, AOL, Adobe, Sap. Farmac¨¦uticas y tecnolog¨ªa de la informaci¨®n: seg¨²n la OCDE, los dos sectores suponen el 75% de las exportaciones irlandesas.
"La pol¨ªtica fiscal ha sido esencial para el crecimiento irland¨¦s", dice Frank Barry, profesor de Econom¨ªa del Trinity Collage especializado en el sector. "No es la ¨²nica, pero es fundamental. Cuando a ella se a?adieron la mano de obra cualificada, el acceso directo al enorme mercado ¨²nico europeo y las cuentas p¨²blicas saneadas, la econom¨ªa despeg¨®". A estos elementos, sin duda, hay que a?adir los 55.000 millones de euros de fondos europeos que Irlanda ha recibido desde su entrada en la UE en 1973. La cifra es m¨¢s o menos la mitad de lo percibido por Espa?a, otro gran beneficiario, s¨®lo que Irlanda tiene el 10% de la poblaci¨®n espa?ola.
La importancia de la baja presi¨®n fiscal es clave para los defensores del no al Tratado de Lisboa. El debate p¨²blico se ha centrado sobre el riesgo de que Lisboa abra la puerta a una armonizaci¨®n de los tipos de impuestos de sociedades, lo que privar¨ªa a Irlanda del arma con la que ha atra¨ªdo tanta inversi¨®n. "Si as¨ª fuera, ser¨ªa un duro golpe", dice Brendan Hickey, el empresario que ha construido CityWest. "Es el instrumento que tenemos para seguir siendo competitivos en un mercado en el que ha entrado mano de obra muy barata", dice, refiri¨¦ndose al este de Europa.
En la d¨¦cada 1997-2006, Irlanda -que tiene algo m¨¢s de cuatro millones de habitantes, el 15% de ellos nacidos en otro pa¨ªs- ha recibido 88.500 millones de d¨®lares (57.200 millones de euros) s¨®lo en inversi¨®n extranjera directa, seg¨²n la OCDE. Italia, con 60 millones de habitantes, recibi¨® 128.000 millones de d¨®lares.
Como en otros aspectos de la campa?a, la complejidad del Tratado no ha facilitado el debate. "Yo creo que en este apartado se ha hecho algo de confusi¨®n", dice Barry. "Considero que Lisboa no abre la puerta a nada, porque Irlanda mantiene su poder de veto en la materia. Lo que s¨ª ocurre es que el tema est¨¢ ya sobre la mesa en Bruselas, donde algunos pa¨ªses -entre ellos Francia- lo impulsan. No podr¨¢n obligar a Irlanda, pero podr¨¢n empezar a poner en marcha un sistema de tipo ¨²nico entre ellos e ir haciendo poco a poco presi¨®n sobre los dem¨¢s. Est¨¢ claro que eso supondr¨ªa un grave problema para nosotros. Pero no tiene que ver con Lisboa", a?ade Barry.
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