Divi¨¦rtase, es una orden
Google innov¨® en la red e impuls¨® una relajada relaci¨®n con los empleados - Es criticada por aceptar la censura en China y por guardar datos privados
Al principio su denominaci¨®n era BackRub. "No era el mejor nombre del mundo", reconoci¨® despu¨¦s Larry Page, que ide¨® junto a Sergey Brin, cuando ambos ten¨ªan 24 a?os, el buscador que ha revolucionado la red de redes. El 15 de septiembre de 1997, estos dos estudiantes de la Universidad de Stanford registraron el dominio google.com. Y fue por error. Se les ocurri¨® el nombre de googol, un n¨²mero que matem¨¢ticamente se representa como un uno seguido de cien ceros. Pero, buscando un dominio libre, escribieron mal la palabra, introduciendo google.com. As¨ª nac¨ªa uno de los grandes imperios de la inform¨¢tica.
Google revolucion¨® la red ofreciendo un buscador r¨¢pido, casi inmediato, que filtraba contenidos relevantes, en un entorno web limpio y as¨¦ptico. Se convirti¨® en oro cibern¨¦tico aplicando esa f¨®rmula a otros ¨¢mbitos como el del correo electr¨®nico y los mapas. Su sede en Silicon Valley, Googleplex, se ha convertido con los a?os en todo un referente para la cultura empresarial norteamericana. Ha revolucionado el panorama de las relaciones entre jefes y empleados, ha escalado vertiginosamente todas las clasificaciones hasta convertirse, en 2007 y 2008, en "la mejor empresa para la que se puede trabajar en EE UU", seg¨²n la revista Fortune.
En las oficinas hay futbolines, perros y patinetes, pero ninguna corbata
Los ingenieros de Google est¨¢n obligados a pas¨¢rselo bien un d¨ªa a la semana. Seg¨²n la normativa interna, deben dedicar un 20% de su jornada laboral semanal en proyectos personales que les interesen. Se dice en la empresa que pilares del imperio de Google como el servicio de correo Gmail o el sistema de anuncios AdSense han nacido de este "d¨ªa libre" semanal.
En las oficinas de Google en EE UU hay siempre caf¨¦. La comida, equilibrada, es siempre gratuita. Los trabajadores disponen de futbolines para tomarse un rato libre. La corbata no es nunca, jam¨¢s, obligatoria. Hay permisos de paternidad y maternidad. La empresa concede 5.000 d¨®lares al empleado o empleada que decida adoptar, para ayudar con los gastos. Uno puede llevarse al perro a la oficina.
Por supuesto, no todo es un cuento de fantas¨ªa en el relato de Google. Ha habido momentos oscuros como el del enfrentamiento con el sindicato de escritores de EE UU por la intenci¨®n de la empresa de escanear millones de libros y colgarlos en la red. En enero de 2006, su direcci¨®n tuvo que anunciar que el buscador filtrar¨ªa sus propios contenidos para adaptarse a la draconiana censura china. En un comunicado, la empresa dijo: "Mientras eliminar resultados de las b¨²squedas es algo contrario a la misi¨®n de Google, no ofrecer ning¨²n tipo de informaci¨®n es todav¨ªa m¨¢s inconsistente con nuestra misi¨®n".
La empresa ha vivido tambi¨¦n intensas pol¨¦micas sobre la protecci¨®n de la privacidad de sus contenidos y de los usuarios. Y se ha enfrentado a la incansable guerra contra el terrorismo y la privacidad de los ciudadanos del gobierno de EE UU. Los servidores de Google almacenan informaci¨®n sobre las b¨²squedas de millones de usuarios y en 2005 el Departamento de Justicia le exigi¨® la entrega del "texto de cada b¨²squeda introducida por periodo de una semana". "Lo que el gobierno nos pide no revela nada de los filtros o de la efectividad de la ley", dijo entonces Nicole Wong, Consejera General Asociada de Google. En marzo de 2006 un juez de California fall¨® que el Gobierno podr¨ªa exigir cierto tipo de informaci¨®n comprometida pero pedir sus b¨²squedas en Internet estaba "m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites razonables".
Google tiene un bill¨®n y medio de visitantes al a?o s¨®lo en su portal principal y la fortuna de los dos fundadores supera los 18.000 millones de d¨®lares.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Princesa Asturias Comunicaci¨®n y Humanidades
- Estados Unidos
- Tecnolog¨ªa
- Humanidades
- Premios comunicaci¨®n
- Premios Princesa de Asturias
- Periodismo
- Internet
- Empleo
- Empresas
- Telecomunicaciones
- Sistema educativo
- Educaci¨®n
- Econom¨ªa
- Finanzas
- Trabajo
- Comunicaciones
- Medios comunicaci¨®n
- Comunicaci¨®n
- Premios
- Eventos
- Fundaciones
- Sociedad
- Fundaci¨®n Princesa de Asturias