Diluvia. Llueve a c¨¢ntaros
"Llueve sobre el Derecho del Trabajo. Llueve a c¨¢ntaros. De hecho, est¨¢ diluviando". Lo dijo el profesor Umberto Romagnoli el pasado mes de septiembre en una lecci¨®n magistral que pronunci¨® en la Universidad de Castilla- La Mancha y los hechos desde entonces no han dejado de darle la raz¨®n. El Derecho del Trabajo, el m¨¢s euroc¨¦ntrico de los derechos nacionales, el que mejor simboliza la construcci¨®n europea y el que mejor representa su bienestar, est¨¢ sometido a una presi¨®n vertiginosa. Romagnoli, que es catedr¨¢tico en la Universidad de Bolonia y que est¨¢ considerado como uno de los mayores expertos europeos en el tema, no se mostr¨® muy optimista sobre su futuro: "Lo ¨²nico que puedo decir es que no se sabe si se trata de temblores s¨ªsmicos o del preludio de un cataclismo completo e inacabado".
La directiva de la UE sobre la jornada laboral no hace m¨¢s flexible el mercado. Dinamita el Derecho del Trabajo
Romagnoli coment¨® que los valores del libre mercado, que habitualmente no eran glorificados en las Constituciones elaboradas despu¨¦s de la II Guerra Mundial, han entrado ahora, con todos los honores, en los ordenamientos internos de cada pa¨ªs. La famosa flexiguridad de la que habla la UE parte de la "ilimitada confianza" en que para incentivar el empleo es necesario reducir los est¨¢ndares de tutela del trabajo. La cuesti¨®n parece ser ahora ir comprobando el "umbral de aceptabilidad" de los ciudadanos europeos.
Resaltar estos hechos no quiere decir oponerse a las modificaciones que indudablemente hay que introducir en el mercado laboral. "Simplemente, no creo que la destrucci¨®n del Derecho del Trabajo, creado en el siglo XX, pueda curar el malestar de la econom¨ªa sin crear aun peores y m¨¢s extensos males", explica Romagnoli.
No se trata de mantener un modelo social con 20 millones de parados, como se quejaba Tony Blair, pero tampoco de obligar a los ciudadanos a enfrentarse "en total soledad con una divinidad irascible y absolutamente misteriosa como es el mercado de trabajo".
Nada se har¨¢, dice Romagnoli, con unos sindicatos obsoletos, capaces exclusivamente de defender a quien ya ha encontrado un puesto de trabajo y no a quien lo est¨¢ buscando sin poder encontrarlo; con quienes se niegan a aceptar las extraordinarias modificaciones que experimenta el mundo del trabajo. Pero nada se har¨¢ tampoco aceptando que desaparezca el Derecho del Trabajo o que quede reducido a un m¨ªnimo esqueleto, como pronostica tambi¨¦n el profesor espa?ol L¨®pez Bulla.
Todo esto viene a cuento de la decisi¨®n de la Uni¨®n Europea de modificar la directiva sobre "ordenaci¨®n del tiempo de trabajo". La propuesta brit¨¢nica de suprimir el tope de 48 horas semanales estaba sobre la mesa de la UE desde hace m¨¢s de tres a?os, bloqueada por Espa?a, Francia e Italia, entre otros. Es cierto que la llegada al poder de Nicol¨¢s Sarkozy y Silvio Berlusconi ha hecho desaparecer esa minor¨ªa de bloqueo, pero a¨²n as¨ª no se entiende por qu¨¦ la Uni¨®n Europea ha decidido ahora dar prioridad a este tema, como no sea por el af¨¢n, m¨¢s bien ideol¨®gico, de ir comprobando los "niveles de aceptabilidad" de la ciudadan¨ªa.
Es imposible creer que la nueva directiva pretenda simplemente adaptar la jornada laboral de los m¨¦dicos de guardia, como algunos quieren hacernos tragar. Todos sabemos que la Comisi¨®n es experta en encontrar salidas ambiguas a problemas liosos. De hecho, el Parlamento Europeo (PE) ya hab¨ªa dejado una puerta abierta: "Se podr¨¢n computar diferentemente las horas inactivas de los tiempos de guardia en aquellos Estados o instituciones donde la gesti¨®n de los Servicios P¨²blicos quede amenazada por carencia de personal".
El informe previo del PE ha sido bastante claro: la nueva directiva europea no va a establecer un escenario de flexibilizaci¨®n, como a tantos empresarios y pol¨ªticos les gusta pedir, sino que va a anular directamente la norma de ordenaci¨®n del tiempo de jornada laboral, algo que ha sido hasta ahora un elemento b¨¢sico del Derecho del Trabajo. "Es inaceptable", resum¨ªa el informe del PE, encargado al diputado socialista espa?ol Alejandro Cercas.
Cualquiera que est¨¦ un poco al tanto de lo que pasa en Europa y de lo que pasa en el mundo, sabe que, en estos momentos, incluso desde el punto de los intereses del mundo empresarial, hay cosas mucho m¨¢s urgentes que afrontar la supresi¨®n de la directiva de las 48 horas. Sin ir m¨¢s lejos, las que reclamaba esta misma semana la canciller alemana Angela Merkel: la regulaci¨®n anglosajona de los mercados financieros ha demostrado que es insuficiente, ha llevado a nuestras sociedades a una crisis y ha demostrado que hay mucho m¨¢s peligro en la opacidad del sistema financiero que en la relativa rigidez de la jornada laboral. Pero parece que sobre ese asunto en concreto nadie tiene prisa. Ni llueve, ni diluvia. No cae una gota. solg@elpais.es.
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