Los cien ceros de Google
Larry Page y Sergey Brin tuvieron, desde los inicios de su empresa en 1998, una idea muy clara de las dimensiones que alcanzar¨ªa Internet. Para bautizar a su buscador acudieron a la terminolog¨ªa matem¨¢tica y reciclaron Googol, t¨¦rmino que se emplea para nombrar una cifra de un 1 seguido de cien ceros. Los primeros buscadores en la Red hab¨ªan nacido cinco a?os antes. Pero los algoritmos y ara?as de Google, que priman en los resultados, las webs m¨¢s populares, y una pol¨ªtica clara para diferenciar las b¨²squedas de la publicidad asociada, lo situaron en la c¨²spide. Ahora, aunque est¨¦s en Internet, si no sales en Google, o lo haces en la p¨¢gina 10, es casi como si no estuvieras. Los analistas calculan que en 2009 su volumen de negocio superar¨¢ al otro monstruo del planeta inform¨¢tico, Windows de Microsoft.
Diez a?os despu¨¦s de su nacimiento, Google est¨¢ en plena expansi¨®n. Como otros grandes, lo que no resuelve en sus laboratorios, lo compra. Ha adquirido desde YouTube o DoubleClick a la espa?ola Panoramio. Su mapamundi fotogr¨¢fico es transitado por millones de internautas. Ha entrado en la telefon¨ªa m¨®vil, ofrece correo electr¨®nico, trabaja en una descomunal biblioteca digital, investiga en energ¨ªas alternativas... Y se ha anticipado a Microsoft en su propio terreno. Su segunda apuesta ganadora es convertir Internet en un escritorio para todo tipo de programas, particularmente ofim¨¢ticos. En lugar de vender un programa y tener que cargarlo en el ordenador, Google los ofrece en Red, disponibles desde cualquier m¨¢quina y siempre actualizados.
Pero este crecimiento le ha quitado el candor de los primeros tiempos. La l¨®gica empresarial le ha hecho acomodarse a la censura china. Pelea con Facebook por el empleo de la base de datos de los residentes en este gran albergue digital. Los diarios belgas le discuten judicialmente que haga negocio con contenidos que no elabora...
Es evidente que Google, como dice merecidamente el jurado del Pr¨ªncipe de Asturias, ha propiciado el acceso al conocimiento. Pero seguro que este galard¨®n habr¨ªa sido menos discutido unos a?os atr¨¢s, cuando Google era m¨¢s peque?ito e inocente.
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