Nada nuevo en Europa
'Europa, at¨®nita', titul¨® The Guardian. 'Un no devastador', inform¨® el muy le¨ªdo Algemeen Dagblad en Holanda. En Hungr¨ªa, el primer ministro dijo: "En mi opini¨®n, ¨¦ste es el reto m¨¢s dif¨ªcil que la Uni¨®n Europea afronta desde 1957". El Irish Times opin¨® que el fracaso de la propuesta europea en el refer¨¦ndum marcaba el fin de las estrategias usadas hasta ahora para profundizar en la integraci¨®n del continente. En Italia, el ministro Giulio Tremonti fue muy directo: es el fin de esta propuesta, afirm¨®. Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, el presidente de la Comisi¨®n Europea, no ocult¨® su consternaci¨®n ante los periodistas y acept¨® que "es un momento dif¨ªcil para Europa", aunque insisti¨® en que la propuesta reci¨¦n derrotada no deb¨ªa ser abandonada y que los jefes de Estado se reunir¨ªan inmediatamente para buscar salidas a la crisis y la manera de seguir adelante. "Europa no es el problema; Europa es la soluci¨®n", enfatiz¨® Barroso.
Todo esto, que suena tan reciente, pas¨® hace tres a?os. Y suena reciente porque est¨¢ volviendo a pasar ahora. Y produce una rara sensaci¨®n descubrir que noticias tan viejas son id¨¦nticas a las que hoy leemos como primicia. Todos los titulares y declaraciones que usted acaba de leer fueron publicados hace tres a?os. En 2005, la mayor¨ªa de los votantes en referendos en Francia y Holanda rechazaron la propuesta de adoptar una Constituci¨®n europea.
Ahora se repite la historia. En Irlanda, el refer¨¦ndum para aprobar el Tratado de Lisboa -que fue la manera que encontraron los l¨ªderes europeos para continuar profundizando en la integraci¨®n del continente- acaba de ser derrotado. Tanto el lugar (Irlanda en vez de Francia u Holanda) como la naturaleza y el alcance del documento propuesto (tratado en vez de constituci¨®n) son distintos. Pero todo lo dem¨¢s es casi id¨¦ntico, incluyendo que el documento sometido a voto consiste en cientos de p¨¢ginas que pocos entienden o siquiera han le¨ªdo.
Ahora, una vez conocidos los resultados del refer¨¦ndum irland¨¦s, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso dijo: "El tratado est¨¢ vivo y debemos continuar". Algo parecido dijo en 2005. Y tambi¨¦n anunci¨® que los jefes de Estado se reunir¨ªan muy pronto para buscar una salida a la crisis. El -de nuevo- ministro italiano Giulio Tremonti repiti¨® una interpretaci¨®n del fracaso del refer¨¦ndum que ya hab¨ªamos o¨ªdo hace tres a?os: "Es un mensaje de los ciudadanos; los pueblos nos est¨¢n transmitiendo se?ales de miedo e incertidumbre". Tampoco se hicieron esperar los titulares period¨ªsticos casi calcados de los que le¨ªmos en 2005: 'Votantes irlandeses rechazan el tratado y dan un duro golpe a la UE' (The New York Times); 'El no de Irlanda sacude Europa' (Corriere della Sera); 'El futuro de la Uni¨®n Europea, plagado de incertidumbre' (Times). Y, al igual que hace tres a?os atr¨¢s, muchos analistas est¨¢n delineando escenarios catastr¨®ficos y especulando sobre las consecuencias que tendr¨¢ la par¨¢lisis institucional en la que, seg¨²n ellos, se puede ver sumida Europa.
?Tendr¨¢n raz¨®n? ?Ser¨¢ verdad que el estancamiento institucional europeo es inevitable? ?O que tendr¨¢ graves repercusiones econ¨®micas? No creo. Si las econom¨ªas europeas van a debilitarse no ser¨¢ por el voto irland¨¦s: hay en el horizonte nubarrones mucho m¨¢s amenazantes para Europa que los que vienen de Irlanda. Adem¨¢s, sabemos que el rechazo a la Constituci¨®n que ocurri¨® hace tres a?os no produjo ni el caos ni la implosi¨®n del proceso de integraci¨®n europea que en esos momentos se pronosticaba. Y tampoco la debacle econ¨®mica. De hecho, en muchos sentidos, desde entonces Europa ha progresado. Su moneda es hoy m¨¢s fuerte y m¨¢s importante para el resto del mundo de lo que era entonces. Si bien las econom¨ªas europeas est¨¢n comenzando a mostrar se?ales de debilidad, los ¨²ltimos a?os no han sido malos ni las econom¨ªas parecen haber sufrido mucho a causa de las dificultades en avanzar en la construcci¨®n institucional del continente.
No hay duda de que el resultado del refer¨¦ndum irland¨¦s es una mala noticia y tampoco hay duda de que es deseable adoptar el Tratado de Lisboa. Pero lo que no es cierto es que el voto negativo de 500.000 irlandeses sea un golpe que va a descarrilar el futuro com¨²n de 27 pa¨ªses de europeos. El fracaso del s¨ª en el refer¨¦ndum irland¨¦s es un irritante, no una estocada final a la idea de una Europa m¨¢s eficientemente integrada. Europa encontrar¨¢ la manera de seguir avanzando en su integraci¨®n. Y, afortunadamente, esto no es nada nuevo.
mnaim@elpais.es
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