Cumbre de urgencia para salvar a Europa
Bruselas maniobra contrarreloj para rescatar el Tratado de Lisboa
![Andreu Miss¨¦](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F688b5330-4cda-458a-b022-71ef6e1f9545.png?auth=e64bcdfae2887c55681a1ad0bd09595bfedaf839019b608f0f2b8a51612e8726&width=100&height=100&smart=true)
Los l¨ªderes europeos se han visto forzados a cambiar radicalmente la agenda del pr¨®ximo Consejo Europeo, convocado para los pr¨®ximos 19 y 20 de junio. El rechazo de los irlandeses al Tratado de Lisboa ha convertido el encuentro en "una cumbre de crisis". Las discusiones sobre energ¨ªa, cambio clim¨¢tico, aumento de los precios alimentarios e inmigraci¨®n han sido desplazadas por un debate m¨¢s urgente y trascendental: ?qu¨¦ hacemos con el Tratado de Lisboa, se entierra o seguimos adelante como si nada hubiera ocurrido? Las posiciones no son nada pac¨ªficas.
A medida que pasan las horas, la dimensi¨®n de la crisis se agranda. El primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, "est¨¢ recibiendo crecientes presiones de la oposici¨®n, su propio partido y de los medios de comunicaci¨®n para que no siga con el proceso de ratificaci¨®n y convoque un refer¨¦ndum", comentan medios diplom¨¢ticos brit¨¢nicos.
Los brit¨¢nicos presionan a Brown para que convoque un refer¨¦ndum
Sarkozy, Merkel y Barroso proponen seguir adelante con las ratificaciones
La cumbre se presenta como un verdadero calvario para el primer ministro irland¨¦s, Brian Cowen, al que los principales l¨ªderes van a pedir cuentas y, sobre todo, que proponga una salida a la crisis, aunque el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, la calificara de "incidente". El l¨ªder franc¨¦s, que ocupar¨¢ la presidencia de la Uni¨®n a partir de julio, que nace seriamente hipotecada, y ha visto desbaratado su programa presidencial, es el m¨¢s interesado en minimizar el desastre.
La estrategia inicial promovida por Sarkozy, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, de seguir adelante con las ratificaciones en los ocho pa¨ªses pendientes ten¨ªa un objetivo muy claro: llegar a finales de a?o con 26 ratificaciones en la mano y ejercer entonces la m¨¢xima presi¨®n a Irlanda para que se subiera al carro de Lisboa. Pero este camino no parece nada despejado. El presidente checo, V¨¢clav Klaus, ya ha dejado bien claro que el proceso del Tratado de Lisboa termin¨® con la decisi¨®n de los irlandeses "y su ratificaci¨®n no puede continuar".
Con este panorama, Cowen no estar¨¢ tan solo en la cumbre de Bruselas. La receta aplicada en 2002, cuando Irlanda repiti¨® y aprob¨® el Tratado de Niza, que hab¨ªa rechazado el a?o anterior, no parece f¨¢cil. Tambi¨¦n hab¨ªa sido aplicada en Dinamarca a principios de los noventa, cuando tuvo que repetir la votaci¨®n del Tratado de Maastricht. Pero no se puede olvidar que despu¨¦s vino 2005, cuando franceses y holandeses rechazaron el Tratado Constitucional. Para salir del atasco a nadie se le ocurri¨® pedir que repitieran la votaci¨®n con peque?os cambios a pie de p¨¢gina. Se precisaron dos a?os de negociaciones para hacer el Tratado de Lisboa, que aunque recoge la sustancia de la Constituci¨®n, no es lo mismo.
Pero la tentaci¨®n de seguir adelante como si nada hubiera ocurrido es grande. Hay muchos l¨ªderes que apoyan esta tesis, incluido el primer ministro belga, Yves Leterme, cuyo pa¨ªs est¨¢ tambi¨¦n pendiente de ratificar el tratado. Leterme, a quien no le faltan problemas en su casa, ha declarado que "en ning¨²n caso el impulso de la Uni¨®n puede ser frenado".
Pasar por alto la voz de los ciudadanos va ser una maniobra muy compleja. Francis Wurtz, presidente del Grupo de Izquierda Unida Europea, en el Parlamento Europeo, ha recordado las palabras ir¨®nicas de Bertolt Brecht: "Si los dirigentes ven claro y el pueblo se equivoca, lo que hace falta es cambiar de pueblo", refiri¨¦ndose a "estas ¨¦lites sordas a las exigencias de la sociedad, porque trastocan sus intereses y certidumbres".
Thomas Rupp, promotor de Campa?a por un Refer¨¦ndum Europeo, sostiene que "si se celebraran otros referendos habr¨ªa resultados muy similares". "La cuesti¨®n est¨¢", a?ade, "en cu¨¢ntos votos necesitan para darse cuenta de que la Constituci¨®n europea est¨¢ muerta y que no se puede construir Europa sin el consenso de los ciudadanos".
"En la Uni¨®n Europea est¨¢ despertando un gran malestar entre la poblaci¨®n porque existe la percepci¨®n de que se est¨¢ desmontando el Estado de bienestar y el Estado democr¨¢tico por la puerta de atr¨¢s", se?ala una fuente comunitaria. "Quiz¨¢ los irlandeses, por motivos espurios y ego¨ªstas, han rechazado un tratado que a los ciudadanos les inquietaba mucho. Mientras los temas europeos eran asuntos comerciales, aduaneros o muy t¨¦cnicos, no les preocupaba que fueran gestionados por los funcionarios de Bruselas. Pero cuando lo que se discute es la pol¨ªtica fiscal, la inmigraci¨®n o los derechos laborales ya no lo quieren dejar en manos de los bur¨®cratas de Bruselas. Y por esto se resisten".
Enrique Bar¨®n, presidente de la delegaci¨®n socialista espa?ola en la Euroc¨¢mara, advirti¨® ayer: "Desde que muchos europeos tenemos una moneda com¨²n como el euro, estamos obligados a encontrar una soluci¨®n cuanto antes porque est¨¢ en juego nuestra estabilidad".
![Un trabajador, ante una bandera de la UE en Bruselas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CO6YWY6KEI3B67QD525FDJLA7A.jpg?auth=eb792bd1e3690b0ece22796fcd3fdad486c633aaad74c18cb472446efcd9cc5f&width=414)
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