La 'broma' de la jornada de 65 horas
Estos ¨²ltimos d¨ªas, la sociedad espa?ola ha asistido con estupefacci¨®n a la aprobaci¨®n de una iniciativa laboral m¨¢s propia del viejo siglo XIX que del XXI. Nos referimos a la ampliaci¨®n de la jornada de trabajo. La Comisi¨®n Europea "ha propuesto" extender sus l¨ªmites hasta las 65 horas semanales. Uno de los principales logros del movimiento social europeo, la limitaci¨®n del tiempo de trabajo, parece as¨ª en peligro. ?Estamos asistiendo al comienzo de un retroceso en los derechos de los trabajadores?
Peri¨®dicamente, distintas voces abogan por flexibilizar el mercado de trabajo, peticiones que se acent¨²an en momentos de crisis como el actual. La eliminaci¨®n de los l¨ªmites de la jornada constituye una de sus reivindicaciones naturales.
El tema, sin embargo, no es nuevo. La directiva lleva a?os deambulando por los despachos. Espa?a, junto con Francia e Italia, hab¨ªa conseguido hasta el momento bloquear su aprobaci¨®n, pero la deserci¨®n de estas ¨²ltimas ha despejado el camino.
En los ¨²ltimos tiempos, la pol¨ªtica de los pa¨ªses en este ¨¢mbito se ha movido en dos direcciones: la primera dirigida a la ampliaci¨®n de la jornada, encabezada por el Reino Unido; la segunda, buscando la eliminaci¨®n de las excepciones a los l¨ªmites de la jornada cuando el trabajador consent¨ªa su ampliaci¨®n (cl¨¢usula opt out), apoyada, entre otros, por Espa?a. Los recientes cambios de Gobierno acaecidos en diversos pa¨ªses de nuestro entorno han permitido que prospere la primera soluci¨®n.
La normativa que se pretende aprobar ahora mantiene la semana de trabajo en 48 horas, pero permite que, en virtud de acuerdos individuales, empresario y trabajador puedan alargar la jornada laboral hasta las 60 horas semanales e incluso hasta las 65 horas en el caso de guardias m¨¦dicas.
La aprobaci¨®n de la propuesta ha sido recibida con fuertes cr¨ªticas. No cabe duda de que puede abrir el camino hac¨ªa la competencia desleal entre los pa¨ªses, fragmentando el mercado de trabajo europeo. El texto deber¨¢ ser ratificado por el Parlamento Europeo, que es quien tiene ahora la ¨²ltima palabra.
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