"No he llegado al fondo de 'Las meninas"
"?sta es hoy la realidad de Las meninas". Jonathan Brown (Springfield, Massachusetts, 1939), uno de los grandes especialistas en Vel¨¢zquez del mundo, consigue abrirse paso entre un grupo de japoneses y posa para el fot¨®grafo ante la curiosa mirada de los visitantes que, ya a primera hora de la ma?ana del domingo, abarrotan la sala. Probablemente la m¨¢s pisada del Museo del Prado.
Una escena muy distinta de la que contempl¨® hace 50 a?os cuando, a¨²n estudiante, entr¨® por primera vez en la pinacoteca y lo que encontr¨® fue mucho polvo y muy poco p¨²blico. Lo que no ha cambiado un ¨¢pice es su asombro por las obras que alberga. "El Prado es ¨²nico en este sentido. Incluso tras la ampliaci¨®n, es un museo peque?o. La superficie en metros cuadrados no es impresionante, pero la colecci¨®n s¨ª. No hay m¨¢s que obras maestras en el Prado y yo creo que ¨¦sta es la raz¨®n del impacto que produce", afirmaba ayer en el vest¨ªbulo que une el edificio de Villanueva con el anexo dise?ado por Rafael Moneo. Esta tarde, Brown presenta en este mismo lugar el libro Escritos completos sobre Vel¨¢zquez, una recopilaci¨®n de 32 textos publicados entre 1964 y 2006, que han contribuido a desvelar algunos de los muchos misterios de la vida y la obra del pintor sevillano.
"Era un artista revolucionario, pero un hombre conservador"
"Su t¨¦cnica responde al esfuerzo por replicar el sentido de la vista"
Pregunta. ?Por qu¨¦ Vel¨¢zquez es el pintor espa?ol que m¨¢s le fascina?
Respuesta. Porque lo que sale de su pincel, sobre todo del Vel¨¢zquez maduro, es realmente milagroso. No tiene par.
P. Aunque sabemos muy poco de su vida.
R. En primer lugar, ¨¦l no escribi¨® cartas, como Poussin o Rubens, que son fundamentales para conocer la personalidad ¨ªntima, privada de la persona. Tambi¨¦n era un hombre, a tono con la corte de Felipe IV, muy reservado, no muy p¨²blico.
P. Y tampoco fue un artista muy prol¨ªfico (se conservan poco m¨¢s de cien obras).
R. Es una cuesti¨®n a la que he dedicado muchas horas sin resultados concluyentes. Creo que hizo una especie de huelga de celo: pintando a un ritmo muy lento, cada cuadro tiene m¨¢s valor porque hace pocos. Lo que Vel¨¢zquez parece querer decir es que sus cuadros son dif¨ªciles porque es un artista, no un artesano.
P. ?sa es, precisamente, su interpretaci¨®n del significado de Las meninas, una afirmaci¨®n de la nobleza de la pintura y de su condici¨®n social.
R. Para un cortesano del siglo XVII, ver esta congregaci¨®n de gente -el rey y la reina en el reflejo, la infanta en persona, y el pintor, con su cruz de Santiago- era extraordinario, toda una declaraci¨®n. Es un cuadro muy audaz como reflejo de sus aspiraciones sociales. Pero todav¨ªa no he tocado el fondo de Las meninas. Es una obra que cada 25 a?os necesita revisarse y creo que me est¨¢ llegando el turno de una nueva interpretaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ misterios de la vida y obra de Vel¨¢zquez quedan sin resolver?
R. Recientemente hemos descubierto documentos que nos dicen mucho de su situaci¨®n econ¨®mica, de que sus deseos de ennoblecerse ten¨ªan una contrapartida en un af¨¢n de enriquecerse. Quer¨ªa crear una especie de clan con su propio patrimonio, sus propios t¨ªtulos. Esto era muy normal en la ¨¦poca. La gran paradoja es que era un artista revolucionario pero un hombre muy conservador. Era un hombre muy complejo.
P. Ha definido su t¨¦cnica como m¨¢s de "inferencia que de detalle".
R. La diferencia entre un pintor de bodegones y Vel¨¢zquez es que el primero busca el detalle, las gotas de agua, los p¨¦talos de las flores. Vel¨¢zquez, por el contrario, da algunas se?ales que uno interpreta como quiere. En Las meninas, por ejemplo, el efecto general es que todo est¨¢ en su sitio, pero si se mira el cuadro de cerca es una obra casi inacabada. Y esto es un atrevimiento en el arte de la pintura. Responde al esfuerzo que Vel¨¢zquez hace para replicar el sentido de la vista. Con unas pinceladas, el artista puede representar muy en detalle o limitarse a poner una mancha. El objeto es el mismo, pero visto desde dos tratamientos distintos del papel que tiene la pintura frente a la realidad.
La batalla de los 'goyas'
La exclusi¨®n de El coloso de la exposici¨®n recientemente inaugurada en el Museo del Prado, Goya en tiempos de guerra, ha reavivado la pol¨¦mica sobre su atribuci¨®n. A favor de su descatalogaci¨®n se han manifestado la historiadora brit¨¢nica Juliet Wilson-Barreau y Manuela Mena, comisaria de la muestra y especialista en Goya del Prado. En el otro lado del ring, el especialista Nigel Glendinning refuta esa desatribuci¨®n. Jonathan Brown, que defendi¨® la autor¨ªa de La lechera de Burdeos, tambi¨¦n retada por Wilson-Barreau, a¨²n no se quiere pronunciar sobre El coloso. "Los estudios sobre Goya han llegado a un momento dif¨ªcil. Hay dos ideas sobre ¨¦l: una, que fue un artista perfecto; otra, que a veces trabajaba muy deprisa para cumplir sus encargos y no siempre era correcto. Estamos asistiendo a una batalla entre estas dos posturas", asegura el historiador estadounidense. El problema, asegura, es que se ha convertido "en una pelea de personalidades" y se pregunta c¨®mo se ha llegado a esta "man¨ªa de desatribuciones" que empa?a el trabajo del artista sin pruebas determinantes: "Si hay motivos muy concretos para expulsar una obra del cat¨¢logo de un maestro, pues s¨ª. Pero este estancamiento es da?ino".
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