El celacanto y el magistrado Pedraz
El juez defiende derechos de acusados y v¨ªctimas pese a los revolcones que recibe
Los celacantos son peces de aletas lobuladas que aparecieron hace 400 millones de a?os, en el periodo Dev¨®nico, que se desarrollaron en el Carbon¨ªfero, hace 300 millones de a?os y que se cre¨ªan extintos desde el Cret¨¢cico, hace 65 millones de a?os. Hasta que en 1938 un ejemplar vivo fue capturado en la costa oriental de Sur¨¢frica. Desde entonces y hasta el a?o pasado, media docena de estos peces han sido encontrados en las islas Comores, en ?frica, y en la isla de C¨¦lebes (Indonesia).
Bichos raros y en peligro de extinci¨®n, los celacantos. Lo mismo que Santiago Pedraz, un magistrado de tranquila pero inquebrantable independencia que defiende su criterio, siempre garantista, muchas veces frente a la corriente mayoritaria de la Sala Penal, que le ha revocado numerosas resoluciones en casos tan sonados como el del etarra I?aki de Juana Chaos, la muerte del c¨¢mara de Tele 5 Jos¨¦ Couso, el del apoyo de una dirigente de ANV a los etarras presuntos autores del bombazo de la T-4 o el de la retirada del nombre a la plaza de Argala en Arrigorriaga (Vizcaya).
Este salmantino, de 49 a?os, fue elegido juez decano de la Audiencia Nacional el pasado 6 de mayo en sustituci¨®n de Ismael Moreno. Fue juez en Villacarrillo (Ja¨¦n), Almer¨ªa y Cabra (C¨®rdoba) y, tras su ascenso a magistrado, estuvo cuatro a?os en San Sebasti¨¢n (Guip¨²zcoa) antes de recalar en Madrid. Lleva tres al frente del Juzgado Central de Instrucci¨®n 1 de la Audiencia Nacional.
Siempre partidario de velar por el respeto de los derechos fundamentales, tanto de v¨ªctimas como de imputados, y de asegurar un proceso con todas las garant¨ªas, form¨® parte del tribunal que juzg¨® en 2005 el caso Jarrai, el de 33 presuntos dirigentes de las juventudes del entorno de ETA. Pedraz consider¨® que no se hab¨ªa probado que los acusados pertenecieran a la banda terrorista y convenci¨® a sus compa?eros para condenar por asociaci¨®n il¨ªcita en lugar de terrorismo. La sentencia cay¨® como un bombazo en la Audiencia: era el primer macrojuicio contra el entorno de ETA y supon¨ªa un rev¨¦s para las tesis de Garz¨®n de que ETA no son s¨®lo sus comandos, sino el entramado que contribuye a sus fines. Sin embargo, en enero de 2007, el Supremo revoc¨® la decisi¨®n y conden¨® a los procesados por integraci¨®n en organizaci¨®n terrorista. Su intervenci¨®n en el caso De Juana Chaos le llev¨® a las p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Pedraz rechaz¨® una petici¨®n del fiscal para procesar por pertenencia a ETA y amenazas a De Juana (autor material de 25 asesinatos consumados), que estaba a punto de salir de prisi¨®n por haber cumplido su condena. Para evitar la excarcelaci¨®n, el fiscal esgrimi¨® que el criminal hab¨ªa escrito dos art¨ªculos amenazantes en el diario Gara. Pedraz consider¨® que no hab¨ªa delito en los art¨ªculos, pero la Audiencia le orden¨® procesar. El tribunal conden¨® a De Juana a 12 a?os y 7 meses de c¨¢rcel por amenazas terroristas, aunque, finalmente, el Supremo rebaj¨® la pena a tres.
El caso por la muerte del c¨¢mara Jos¨¦ Couso, en 2003, en el hotel Palestina, de Bagdad, por el disparo de un tanque estadounidense, cuya instrucci¨®n lleva Pedraz, es tambi¨¦n una continua fuente de discrepancias entre el propio juez, la Fiscal¨ªa y la Sala Penal. Ante la nula colaboraci¨®n de EE UU, Pedraz orden¨® la prisi¨®n y el procesamiento de los tres militares estadounidenses responsables de la muerte de Couso, pero la Audiencia, primero, archiv¨® el caso, por considerarlo "un error de guerra", y luego, tras la orden del Supremo de reabrirlo, levant¨® el procesamiento de los norteamericanos. El instructor, ahora, busca nuevas pruebas e incluso pretende ir a Bagdad a recabarlas.
Comprometido con la justicia universal, Pedraz viaj¨® en 2006 a Guatemala para interrogar a los dictadores Efra¨ªn R¨ªos Montt y ?scar Humberto Mej¨ªa V¨ªctores, as¨ª como a otros cinco generales, por delitos de genocidio, terrorismo, asesinato, torturas y detenciones ilegales cometidos durante el intento de exterminio del pueblo maya. Pese al evidente peligro -los imputados conservan gran parte de su poder y pocos meses despu¨¦s fueron asesinados en Guatemala tres parlamentarios salvadore?os por los polic¨ªas encargados de protegerlos-, Pedraz no se arrug¨® e intent¨®, sin ¨¦xito, celebrar las declaraciones. Posteriormente, el juez ha ordenado la busca y captura internacional de R¨ªos Montt y los restantes imputados, por lo que no pueden salir de Guatemala sin ser detenidos. Este juez, que cree en lo que hace y nunca se enfada, es coherente consigo mismo. Y es el m¨¢s ardiente defensor de aquello que dijo Tony Blair tras perder una votaci¨®n: "A veces es mejor perder haciendo lo correcto, que ganar haciendo lo equivocado".
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