?Qui¨¦n manda en Argentina?
Aislado y con una visi¨®n conspirativa de la vida, de la p¨²blica y de la privada, el ex presidente N¨¦stor Kirchner concentra ahora en sus manos la totalidad del poder pol¨ªtico durante el transcurso de la crisis m¨¢s profunda desde el desmoronamiento de Argentina en 2001 y 2002. Lejos, muy lejos, qued¨® el proyecto de que su esposa, la actual presidenta, Cristina Fern¨¢ndez, liderara un periodo m¨¢s consensual e institucional del pa¨ªs. El ex presidente, recluido en la residencia presidencial de Olivos, se apart¨® tambi¨¦n de los sectores peronistas m¨¢s moderados y decidi¨® radicalizar sus actos y los actos del propio Gobierno.
Kirchner deleg¨® el Gobierno en su esposa para apostar a una especie de impl¨ªcita reelecci¨®n indefinida, que la Constituci¨®n argentina proh¨ªbe. El plan consist¨ªa en un recambio permanente en la presidencia de la naci¨®n entre los miembros del matrimonio presidencial. Seis meses despu¨¦s de que Cristina Fern¨¢ndez sucediera a su marido, el derrumbe popular de ambos, seg¨²n todas las encuestas cre¨ªbles, significa en los hechos el fin de la dinast¨ªa de los Kirchner en el poder. Quiz¨¢s esa comprobaci¨®n es lo que convirti¨® al ex presidente en un hombre carente de ductilidad en el liderazgo y desprovisto de sensibilidad pol¨ªtica.
Nadie ha hecho tanto como el propio N¨¦stor Kirchner para vaciar de expectativas y de ilusiones al Gobierno de su esposa. Fue ¨¦l una figura influyente en la decisi¨®n de que continuaran casi todos los ministros que lo hab¨ªan acompa?ado durante m¨¢s de cuatro a?os. El propio ex presidente dispar¨® el relevo, apenas cuatro meses despu¨¦s, de la ¨²nica designaci¨®n iridiscente que hab¨ªa hecho Cristina Fern¨¢ndez: la del ex ministro de Econom¨ªa Mart¨ªn Lousteau, que cometi¨® el imperdonable pecado de no consultar al esposo presidencial. Contrariando todas sus promesas, Kirchner se aup¨® recientemente en la conducci¨®n formal y nacional del peronismo, el ¨²nico partido pol¨ªtico que sobrevivi¨® a la gran crisis de principios de siglo.
N¨¦stor Kirchner es, al mismo tiempo, el l¨ªder natural de organizaciones de ex piqueteros, que se convirtieron ahora en fuerzas de choque a las ¨®rdenes del ex presidente. Son grupos violentos, que aparecen armados con garrotes y con la cara tapada por pasamonta?as, para disolver manifestaciones pac¨ªficas de opositores. Gobernando el gabinete a trav¨¦s de ministros que fueron suyos, controlando el partido oficialista y conduciendo esas fuerzas de choque, Kirchner corporiza, a final de cuentas, el ¨²nico poder pol¨ªtico real en Argentina.
El nuevo problema que lo acosa es que los barones del peronismo est¨¢n defeccionando, temerosos de quedar atrapados en la ca¨ªda popular de los Kirchner. El peronismo celebra su fiesta partidaria el 17 de octubre, llamado el D¨ªa de la Lealtad. Un ex presidente suele decir que el peronismo es el ¨²nico partido del mundo que le dedica un d¨ªa a la lealtad, porque el resto de los d¨ªas del a?o los consagra a la traici¨®n. A Kirchner le toca ahora comprobar esa ingrata teor¨ªa.
Joaqu¨ªn Morales Sol¨¢ es editorialista del diario argentino La Naci¨®n
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