El Thyssen reivindica a Joan Mir¨® m¨¢s all¨¢ del surrealismo
La muestra, con 40 piezas in¨¦ditas en Espa?a, se centra en su obra posterior a 1918
"La historia del arte del siglo XX se narra a trav¨¦s de una sucesi¨®n de ismos y esa forma de contar implica olvidar los ¨²ltimos 40 a?os de la producci¨®n de Joan Mir¨®, cuando su obra est¨¢ impregnada de un car¨¢cter tr¨¢gico y elegiaco", aseguraba ayer Tom¨¤s Llorens, comisario de la muestra Mir¨®: Tierra que inaugurar¨¢ hoy el Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid.
Esa obsesi¨®n de los historiadores, seg¨²n Llorens, limit¨® la proyecci¨®n internacional de Joan Mir¨® (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) a su etapa surrealista y conden¨® al olvido su producci¨®n posterior. "La ¨²ltima obra de Mir¨® es la m¨¢s profunda, la m¨¢s radical que se hace en todo el siglo XX, m¨¢s incluso que la de Picasso", afirma Llorens quien ha reunido 68 obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, 40 de las cuales se ver¨¢n en Espa?a por primera vez.
"?sta es la exposici¨®n m¨¢s importante que se ha hecho de Mir¨® desde que, en 1993, el Centro de Arte Reina Sof¨ªa organiz¨® una gran muestra para el centenario de su nacimiento", coment¨® ayer Joan Punyet Mir¨®, uno de los tres nietos del artista barcelon¨¦s, que ha prestado tres obras de su colecci¨®n particular para la muestra. "?l bebi¨® de todas las fuentes: impresionismo, fauvismo, dada¨ªsmo y surrealismo; a la vez que se nutr¨ªa de los textos de Ramon Llull, Teresa de ?vila o Juan de la Cruz. En 1997 catalogu¨¦ la biblioteca de mi abuelo -que dejamos en dep¨®sito en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona- lo que permite entender al Mir¨® m¨¢s ecl¨¦ctico", explica su nieto, quien es miembro de los patronatos de las fundaciones de Barcelona y Mallorca. Con esta donaci¨®n, Punyet Mir¨® ha seguido el ejemplo de su abuelo quien, en su opini¨®n, fue "el gran precursor de la filantrop¨ªa en Espa?a".
La exposici¨®n, que podr¨¢ verse en el Museo Thyssen hasta el 14 de septiembre, es una retrospectiva que comienza con las pinturas detallistas de 1918, cuando el artista -entonces de 25 a?os- realiza su primera individual y tiene ya un lenguaje propio, y termina en 1981, dos a?os antes de su muerte, en plena lucha con los grandes formatos y la incorporaci¨®n de nuevos materiales.
Son dibujos, pinturas, esculturas, cer¨¢micas, objetos y collages que llegan del Museum of Modern Art (MOMA) y el Guggenheim, ambos en Nueva York; la National Gallery de Washington o el Centre George Pompidou de Par¨ªs; adem¨¢s de las que se conservan en Espa?a y en grandes colecciones particulares como la Maeght. "Todas est¨¢n seleccionadas en funci¨®n de un tema: el retorno a sus or¨ªgenes, a la tierra, al mundo rural. Una idea muy influenciada por la lectura de Nietzs-che. Esa idea se manifiesta siempre a trav¨¦s de la destrucci¨®n y el erotismo, que son aspectos complementarios. Es en esa polaridad en la que Mir¨® se plantea regenerar la pintura", explica Tom¨¤s Llorens.
"Me desprendo de toda convenci¨®n pict¨®rica (ese veneno)", escribi¨® Mir¨® en una carta en 1924. Tierra labrada (1923-1924), un ¨®leo que pertenece al Guggenheim de Nueva York, encierra, en opini¨®n del comisario, todos los c¨®digos necesarios para entender la obra del artista, uno de los espa?oles m¨¢s internacionales. "Nos relacionamos con la realidad a trav¨¦s de elementos que funcionan como est¨ªmulos, como im¨¢genes segregadas; m¨¢s que a trav¨¦s de s¨ªmbolos", puntualiza Llorens para explicar la evoluci¨®n de la obra de Joan Mir¨®, quien a finales de los a?os veinte altern¨® sus estancias en Par¨ªs con las temporadas en la mas¨ªa familiar de Mont-roig (Tarragona) y una d¨¦cada despu¨¦s se hab¨ªa consagrado como uno de los grandes del siglo XX. El apasionante viaje que emprende desde entonces tiene estaciones tan provocadoras como el "asesinado de la pintura", en la que apuesta por "la po¨¦tica de lo s¨®rdido, m¨¢s que la del absurdo", puntualiza el comisario.Llorens: "En su ¨²ltima etapa, Mir¨® es m¨¢s radical incluso que Picasso"
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