Nietzsche, la 'drosophila' y la I+D
No recuerdo d¨®nde hab¨ªa una pintada que dec¨ªa: "Dios ha muerto. Nietzsche", a lo que alguien hab¨ªa a?adido: "Nietzsche ha muerto. Dios". Viene esto a cuento de que, desde hace unos 25 a?os, resulta obligado predicar la muerte del modelo lineal de I+D, el que presupone que toda innovaci¨®n consiste en una secuencia lineal, que parte de una idea o una elaboraci¨®n cient¨ªfica, posteriormente aplicada al desarrollo de un objetivo y, finalmente, convertida en un nuevo producto, que se lanza al mercado.
Tan obligado resulta confesar la muerte de este modelo, que es como una contrase?a para entrar en el c¨ªrculo de los iniciados. Uno confronta, sin embargo, esa confesi¨®n de los expertos con los millones de euros que se gastan en planes nacionales, o en estrategias empresariales de I+D, y le queda la duda de si estar¨¢ muerto el modelo, o si no ser¨¢n los profetas de su fallecimiento los que van desapareciendo. Algunos de los cr¨ªticos han propuesto, adem¨¢s, modelos alternativos tan complejos, que recuerdan los inventos del profesor Franz de Copenhague. Tan apelotonados son estos nuevos esquemas que han sido comparados con un plato de espaguetis con alb¨®ndigas, porque est¨¢n rebosantes de redondelitos y flechitas entrecruzados.
Confieso que cada vez que veo una diapositiva con uno de esos modelos m¨¢s-fieles-a-la-realidad-del-proceso-de-innovaci¨®n dejo de mirar a la pantalla y repaso en el programa qui¨¦n va a ser el siguiente conferenciante, para prepararme para otra raci¨®n de espaguetis con alb¨®ndigas.
Imag¨ªnense ustedes que algunos cient¨ªficos declaren superada a la Drosophila melanogaster, que tantas alegr¨ªas da a la gen¨¦tica, con la monserga de que no refleja cabalmente la biodiversidad, o que rechacen al gusanillo C. elegans porque su escueta sexualidad no da cuenta de las sutilezas amorosas de La Celestina o de Romeo y Julieta.
Pero deteng¨¢monos a observar a los dos bandos enfrentados: de una parte se alinean los expertos, que han analizado decenas de innovaciones y han demostrado emp¨ªricamente que casi ninguna ha seguido el camino entre el laboratorio y la tienda de la esquina. En la otra parte se encuentran parlamentos, gobiernos y empresas que se empe?an en seguir invirtiendo enormes sumas en algo que el bando anterior considera un dislate. Ocurre, en efecto, que el modelo lineal de I+D no describe cabalmente la complejidad del proceso de innovaci¨®n, pero tampoco un mapa describe todos los detalles del territorio que representa, lo que no impide que sea ¨²til para orientarnos.
Pues bien, nuestro denostado modelo tambi¨¦n debe seguir siendo ¨²til, porque contin¨²a siendo utilizado por pol¨ªticos y empresarios, personas que no destacan por su formaci¨®n intelectual o su cultura, pero que suelen dar muestra de intuici¨®n y de saber estar al loro, destrezas de las que los acad¨¦micos no andamos sobrados. Adem¨¢s, cada uno de los miembros del binomio representa a diferentes colectivos, ambos potencialmente influyentes: en la I may¨²scula se ven reflejados cient¨ªficos de universidades y organismos de investigaci¨®n, y en la D may¨²scula se reconocen ingenieros y t¨¦cnicos, tanto del sector p¨²blico como de las empresas, de modo que, a pesar de su inocente apariencia, el binomio I+D da de comer a mucha gente, y ya se sabe que con las cosas de comer no se juega.
Los estad¨ªsticos norteamericanos que hace unos 60 a?os juntaron los dos miembros del binomio para poder agrupar el gasto p¨²blico en dos apartados diferentes no andaban tan descarriados. Si no, ?c¨®mo explicar la destacada posici¨®n que ocupan en el ranking internacional de patentes muchos organismos de investigaci¨®n y no pocas universidades? Habr¨¢ que reconocer, pues, con mayor realismo y una pizca de modestia, que los muertos que algunos matan parecen gozar de buena salud.
Javier L¨®pez Facal es investigador del CSIC.
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