El lunes, futuro
Ruiz-Gallard¨®n da clases de c¨®mo navegar entre dos aguas sin mojarse
La entrevista con Alberto Ruiz Gallard¨®n, publicada en este peri¨®dico el pasado domingo, podr¨ªa ser un paradigma, modelo de estudio para aspirantes a pol¨ªticos centristas y centrados, moderados en el decir y cautos en el hacer. La ausencia, la imposibilidad, de una ideolog¨ªa centrista, deja un espacio vac¨ªo en la conformaci¨®n del militante de centro, una indefinici¨®n que se va rellenando, o vaciando, al paso de los d¨ªas y de los acontecimientos con materiales ef¨ªmeros y reciclables. La posici¨®n del centro es mutable porque depende de lo que tiren los extremos. En l¨®gica geom¨¦trica, si la izquierda se desplaza m¨¢s a la izquierda, el centro tendr¨ªa que desplazarse en el mismo sentido para seguir ocupando una posici¨®n centrada. En l¨®gica pol¨ªtica, si tal disciplina existiera, puede ocurrir que la derecha o la izquierda adelgacen por los extremos y se compriman reduciendo el espacio vital del centro. En Espa?a el adelgazamiento de la derecha ha llevado al PP a invadir definitivamente su espacio, abominando del derechismo ante el clamor airado de sus extremistas.
Ruiz Gallard¨®n confirmaba en este diario su f¨®rmula para conseguir la mayor¨ªa absoluta en Madrid cuatro veces seguidas: "Incorporamos electores del PSOE sin perder los votantes del PP". El Partido Popular tiene que ganar votos en el territorio de la izquierda porque a su derecha s¨®lo queda el desierto de los b¨¢rbaros, afortunadamente no muy poblado. "?De esta crisis puede surgir una opci¨®n a la derecha del PP?", preguntan Cu¨¦ y Verd¨² al alcalde madrile?o y ¨¦ste responde: "No. En las elecciones generales se presentan opciones de este tipo. Y ninguna obtiene apoyos significativos". No hay mercado, no hay clientela, el no haber sabido arrancar suficientes votos a la izquierda signific¨® la derrota del PP en las ¨²ltimas elecciones generales y su posterior catarsis: "Todo partido que pierde sufre una catarsis", dice Alberto utilizando el t¨¦rmino correcto. Do?a Mar¨ªa Moliner en su diccionario recoge tres acepciones para catarsis: "Entre los griegos purificaci¨®n de las pasiones por la contemplaci¨®n de obras de arte, especialmente tragedias". Los espectadores de la tragicomedia cat¨¢rtica del PP, contemplan estos d¨ªas c¨®mo se desatan las pasiones reprimidas de sus hero¨ªnas, Aguirre y San Gil, secundadas por sus corifeos y jaleadas por su p¨²blico; en el escenario del anfiteatro medi¨¢tico hay pu?aladas virtuales, traiciones, defecciones y peque?os holocaustos, mientras el h¨¦roe, Rajoy, trata de prevenir el ritual m¨¢ximo de la hecatombe en el que habr¨ªa que sacrificar cien vacas sagradas. Las otras dos acepciones de catarsis podr¨ªan resumirse en una: "Eliminaci¨®n de sustancias nocivas para el organismo y eliminaci¨®n de recuerdos que perturban el estado ps¨ªquico". Borr¨®n y cuenta nueva.
Gallard¨®n, contratado como palad¨ªn de ¨²ltima hora, respalda incondicionalmente a su jefe. "Los espa?oles", dice, "han visto al PSOE m¨¢s identificado con el futuro". Gallard¨®n, aunque no quiere hablar de futuribles, apuesta claramente por el futuro. El futuro ya est¨¢ aqu¨ª, como cantaba Radio Futura en los a?os de la movida. "El futuro empieza el lunes 23", augura el edil madrile?o, definitivamente instalado en el porvenir: "Mi obligaci¨®n es ahora estar concentrado en los Juegos Ol¨ªmpicos", improbable futurible porque, entre otras consideraciones, despu¨¦s de las Olimpiadas de Londres la siguiente sede ir¨¢ a parar a otro continente. Pero no importa, si la feliz designaci¨®n no se produce, el pol¨ªtico centrista cambiar¨¢ de caballo a mitad de la prueba y se marcar¨¢ otra meta m¨¢s lejana. Es lo que tiene el centrismo, es lo que tiene Alberto Ruiz-Gallard¨®n, que en la entrevista del domingo da clases de c¨®mo navegar entre dos aguas sin mojarse. A la pregunta: ?Obama o McCain?, el entrevistado responde: "Personalmente, Obama, pero me gustar¨ªa que ganase McCain", contestaci¨®n que resume la tragedia interior del buen centrista, el choque entre la mente y el coraz¨®n, entre lo privado y lo p¨²blico, entre el yo y sus circunstancias. Decir sin decir, desdecirse y contradecirse, respuestas de manual para centristas de ese futuro que empieza tras el congreso del PP: ?Garc¨ªa M¨¢rquez o Vargas Llosa?... "Si estuviese Vargas Llosa aqu¨ª habr¨ªa dicho, por supuesto, Gabo". Por supuesto nos quedamos sin saber que hubiera contestado Alberto Ruiz-Gallard¨®n, como nos quedamos sin saber qu¨¦ casilla marca, la de la Iglesia o la de asuntos sociales: "No lo puedo contar, participan otras personas" o sus preferencias entre Aznar y Rajoy, San Gil o Basagoiti, porque "son sucesivos y complementarios", como ¨¦l mismo.
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