Indignados, s¨ª. Sorprendidos, no
El estado de ¨¢nimo de los vecinos de Estepona se resum¨ªa ayer en esta escueta frase: indignados, s¨ª; sorprendidos, no. El martes, los esteponeros vieron desplegarse a agentes de la Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal (UDEF) en tres puntos clave de la ciudad: el Ayuntamiento, la sede de Urbanismo y la residencia del alcalde.
Poco despu¨¦s, 25 personas eran detenidas por orden de la juez de la localidad Isabel Conejo. Algunas han sido puestas en libertad con cargos y fianza. El men¨² acusatorio registra una rica variedad de delitos relacionados con la corrupci¨®n urban¨ªstica: prevaricaci¨®n, cohecho, tr¨¢fico de influencias, malversaci¨®n, falsedad de documentos, blanqueo de capitales...
Los agentes hab¨ªan bautizado sus investigaciones, que arrancan en 2007, como Operaci¨®n Astapa, nombre romano de la ciudad costasole?a. Pero en el pueblo la rebautizaron como Malaya II. Las coincidencias con lo ocurrido en la vecina Marbella son numerosas.
Entre los detenidos, est¨¢n el alcalde socialista Antonio Barrientos y tres concejales de su partido; otro edil del desaparecido GIL; funcionarios de Urbanismo, arquitectos y empresarios de la construcci¨®n.
Dejemos sentado el principio b¨¢sico de la presunci¨®n de inocencia. Pero es indudable que algo muy turbio se coc¨ªa en los despachos del poder, pol¨ªtico y econ¨®mico, de esta privilegiada poblaci¨®n de 62.000 habitantes. Con una de las reservas de suelo m¨¢s importantes de la Costa del Sol, era tras Marbella la fruta apetecible de cualquier especulador inmobiliario.
El alcalde Barrientos manten¨ªa un pulso con la Junta de Andaluc¨ªa y con su partido. Por un lado, firmando convenios urban¨ªsticos de dudosa legalidad y aceptando sorprendentes donaciones de empresarios urban¨ªsticos, entre ellos, del presidente de Prasa, Jos¨¦ Romero, uno de los detenidos. La constructora cordobesa, muy implantada en la Costa del Sol, don¨® graciosamente 2,5 millones de euros al ayuntamiento para pagar a los 700 funcionarios municipales en 2004.
Por otro lado, la pol¨ªtica de alianzas de Barrientos, que no dud¨® en sumar los concejales de su grupo a los residuos del gilismo, que hab¨ªa malgobernado la ciudad en el periodo 1995-99, infundaban sospechas entre algunos socialistas. Lo mismo que su estilo de vida, su amor por los coches de lujo o el abultado sueldo que se concedi¨® tras las elecciones del pasado a?o: 82.852 euros anuales, que lo convert¨ªan en el sexto alcalde mejor pagado de Espa?a.
Los elementos para un explosivo c¨®ctel estaban servidos: poblaci¨®n en lugar privilegiado con abundante suelo, alcalde ambicioso aliado con el gilismo, constructores en busca de licencias.
?Y la Junta, y el PSOE? ?Miraron para otro lado? Me consta que destacados dirigentes socialistas ve¨ªan en Barrientos un peligro potencial. Debieron en su momento descabalgar de la candidatura socialista a una persona de la que no se fiaban.
Es posible que cuando finalice la investigaci¨®n judicial el a¨²n alcalde de Estepona salga absuelto. Pero el da?o a su ciudad, al Gobierno andaluz, a su partido, ya est¨¢ hecho. No se produce un despliegue como el de la Operaci¨®n Astapa si no se tienen fundadas sospechas de que la corrupci¨®n se ha instalado en algunos despachos del poder local.
Es de agradecer que el PSOE haya anunciado la expulsi¨®n fulminante de Barrientos del partido. Tome nota el Partido Popular, que mantiene en sus filas a alcaldes imputados y en libertad bajo fianza. El caso de Juan Mart¨ªn Ser¨®n, alcalde de Alhaur¨ªn el Grande (M¨¢laga), es paradigm¨¢tico. La teor¨ªa marcada por los socialistas desde hace cuatro a?os de tolerancia cero con la corrupci¨®n urban¨ªstica es la mejor manera de combatirla.
Y como ha dicho el propio Barrientos al referirse a los imputados en la Operaci¨®n Malaya: "Si hay alguien que haya metido la mano en la caja, que le caiga todo el peso de la ley". Am¨¦n.
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