Heridas y cicatrizaci¨®n
Hace meses que tengo reposando al lado de mi cama la novela de Sandro Veronesi Caos calmo. Sospecho que se va a aburrir de mi absurda pereza. Me dej¨® tan agridulce y perdurable sabor de boca la pel¨ªcula, degustada por primera vez en el festival de Berl¨ªn, que reh¨²yo establecer las casi siempre odiosas y tediosas comparaciones. M¨¢s injusticias. Est¨¢ dirigida por un se?or llamado Antonello Grimaldi, pero, inconscientemente, siempre asocio su autor¨ªa con el inconfundible mundo de Nanni Moretti, que se ha limitado a coescribir el gui¨®n y a protagonizarla. No es la primera vez que me ocurre. El tercer hombre la escribi¨® Graham Greene, lleva la firma del notable Carol Reed, pero su atm¨®sfera, su hipnosis, su planificaci¨®n, su aroma, su complejidad, el fascinante monstruo Harry Lime, llevan el sello de Orson Welles. ?se es el riesgo y la ventaja de otorgar demasiado protagonismo en tus movidas a personalidades tan absorbentes y poderosas como la de los referidos.
CAOS CALMO
Direcci¨®n: Antonio Grimaldi.
Int¨¦rpretes: Nanni Moretti, Valeria Golino, Isabella Ferrari, Alessandro Gassman, Blu Yoshimi, Hippolyte Girardot.
G¨¦nero: drama. Italia, 2008.
Duraci¨®n: 112 minutos.
Entiendes el v¨¦rtigo de ese hombre a punto de rotura, su miedo, su confusi¨®n
Lo ¨²nico que tiene sentido para ¨¦l es estar al lado del colegio de su hija
Ocurren muchas y trascendentes cosas en Caos calmo. Incluye un salvamiento, una muerte s¨²bita, una devastaci¨®n interna, una par¨¢lisis emocional, un volc¨¢n de dolor que acaba estallando, una catarsis, un conomiento ¨ªntimo entre un padre y su ni?a, una nueva e ins¨®lita forma de relacionarse con el mundo, un caos moral en aparente y sorprendente calma, una oportunidad de redenci¨®n, un acto de afirmaci¨®n.
Lo anterior puede resultar enf¨¢tico, pero est¨¢ tratado con cercan¨ªa emocional, con un inteligente y sensible lenguaje visual, con una humanidad que facilita la identificaci¨®n del receptor, que entiendas el v¨¦rtigo de ese hombre a punto de rotura, su desconcierto, su miedo, su confusi¨®n.
Paralelamente a cuestiones tan intensas y lacerantes, Nanni Moretti (perd¨®n, el subconsciente me vuelve a traicionar, quer¨ªa decir Grimaldi) describe un micromundo con sabor, repleto de miradas, de peque?os y elocuentes gestos, de sensaciones. El escenario es un parque en el que el megaejecutivo vaguea y observa la vida. Porque lo ¨²nico que tiene sentido para ese cerebro y ese coraz¨®n a la deriva es estar al lado del colegio de su hija, proteger su orfandad, ofrecerle cercan¨ªa f¨ªsica y espiritual, espantar sus vac¨ªos y sus monstruos. En ese espacio abierto, el que ha padecido la tragedia, el que se supone que necesita comprensi¨®n y ayuda recibir¨¢ confidencias sentimentales de todo cristo, de colegas problem¨¢ticos y de desconocidos tiernos, de tiburones y palomas, de una cu?ada entra?ablemente neur¨®tica y de un c¨¢lido hermano que va de mol¨®n. Esperando a su cr¨ªa, esperando que el sufrimiento se desborde, esperando ese no s¨¦ qu¨¦, esperando...
Caos calmo es una pel¨ªcula gratamente rara, l¨ªrica, sutil, arom¨¢tica, cre¨ªble, triste, alegre, profunda, ligera, imprevisible (el caos se permite el exotismo de acercarse al porno en una secuencia ins¨®lita), cotidiana, excepcional, dura, tierna. Te hace sonre¨ªr, te conmueve, te toca la fibra, perdura en la retina.
Es admirable la interpretaci¨®n de Nanni Moretti, la interiorizaci¨®n de su dolor, las emociones que expresa, su crisis, su sorpresa y su alivio ante la resurrecci¨®n. Pero su personaje y sus circunstancias te suenan a d¨¦j¨¤ vu. Para bien. Te acuerdas inevitablemente del inconsolable dolor y la necesidad de sobrevivir de La habitaci¨®n del hijo. Y en la revolucionada forma de mirar el mundo del ejecutivo afligido, en su milagrosa curiosidad hacia la gente an¨®nima que comparte su parque, en sus reflexiones, hay mucho de Caro diario y de Abril.
Caos calmo logra que no te muevas de la butaca hasta el ¨²ltimo de los cr¨¦ditos finales. Un s¨ªntoma clarificador. Al menos para m¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.