Alemania pasa el rodillo a Ronaldo
Ballack emerge y su selecci¨®n entra en semifinales tras arrollar a una Portugal acomplejada
A la espera de Cristiano Ronaldo, emergi¨® Ballack y Alemania sac¨® el mazo que le caracteriza. Portugal no tuvo tregua alguna, acomplejado por la carrocer¨ªa alemana. Ni siquiera encontr¨® una vacuna en su gran estrella, tan superado como el resto ante el arrollador despliegue de su rival, que siempre jug¨® con una marcha de m¨¢s y con Ballack como profeta. De alguna forma, el centrocampista del Chelsea es Alemania; Ronaldo, a¨²n no es Portugal. Al contrario que en sus clubes, con sus selecciones el alem¨¢n mezcla mejor. A su alrededor no hay una gran cosecha y nadie entrar¨¢ en el pante¨®n de Fritz Walter, Beckenbauer, Overath y Schuster, ni mucho menos, pero ya no simboliza aquel f¨²tbol que hibern¨® durante varias d¨¦cadas.
El centrocampista del Chelsea es Alemania; Cristiano a¨²n no es Portugal
La lesi¨®n de Moutinho dej¨® solo a Deco. A su sombra no hab¨ªa m¨¢s que truenos alemanes
L?w, sucesor de Klinsmann, ha mantenido las correcciones casi contraculturales de aqu¨¦l, y hoy Alemania se arma sin un l¨ªbero, con la defensa algo m¨¢s adelantada y con chicos r¨¢pidos por los costados. Por supuesto mantiene sus se?as de toda la vida: una musculatura de primera y un ariete cabeceador secuela de Hrubesch, Dieter Muller y compa?¨ªa. El de ahora se llama Klose y est¨¢ m¨¢s estilizado, pero percute igual. A Portugal le falt¨® hueso, en defensa y en ataque.
Result¨® un partido trepidante, con las liturgias esperadas, el mayor barroquismo portugu¨¦s frente al herc¨²leo equipo alem¨¢n. Se anticip¨® Alemania en la misma medida en que Schweinsteiger le tom¨® la delantera a Cristiano Ronaldo y cop¨® el protagonismo inicial. Por la orilla en la que se esperaba al nuevo icono del f¨²tbol mundial, irrumpi¨® el abnegado interior del Bayern, una lata para Paulo Ferreira, al que dej¨® a rueda una y otra vez. Con el equipo vertebrado en torno a Ballack, Alemania caz¨® un primer gol muy acad¨¦mico. El capit¨¢n germano, un poderoso goleador de medio campo capaz de jugar a un toque una y otra vez, enhebr¨® una pared con Podolski, Klose arrastr¨® a Carvalho y Schweinsteiger lleg¨® como el turbo varias cuadras antes que su marcador. De banda a banda, perfecto. Portugal sucumb¨ªa ante la tradicional solemnidad alemana en defensa, la trituradora de Rolfes y Hitzlsperger -dos secundarios germ¨¢nicamente robotizados- y la capacidad de s¨ªntesis de Ballack, el interruptor de los dos extremos.
No hab¨ªa noticias de Cristiano Ronaldo, con el que Deco, maratoniano como en sus buenos d¨ªas, no lograba hilvanar, y Portugal ten¨ªa que remar con Bosingwa y Simao, que no es lo mismo. Aturdido por el gol y por la desconexi¨®n con su mesi¨¢nico extremo, la selecci¨®n de Scolari se sinti¨® desnuda, v¨ªctima del rodillo alem¨¢n, de un regimiento de atletas que parecen tener un plasma superior. Vencido Portugal por tierra, Alemania tambi¨¦n despleg¨® a la aviaci¨®n. Ya hab¨ªan advertido en la v¨ªspera de las deficiencias de la defensa y el portero portugu¨¦s en el juego a¨¦reo. Schweinsteiger lanz¨® una falta lateral desde el medio campo y Klose, que puede ganarse el jornal como futbolista gracias a su cabeceo, irrumpi¨® en medio del p¨¢ramo, con Ricardo y sus guardianes cazando moscas, para confirmar la gran tacha de Portugal.
El grupo de Scolari se qued¨® sin partitura desde el inicio. Sal¨ªa perdedor de cada choque, de cada carrera, de cada cabezazo, de cada rebote. La lesi¨®n de Moutinho dej¨® solo a Deco. A su sombra no hab¨ªa m¨¢s que truenos alemanes, hasta que Ronaldo entr¨® en ¨®rbita y cuando ca¨ªa el segundo periodo se midi¨® cara a cara con Lehman, que le sac¨® el remate, lo que no pudo hacer con el siguiente de Nuno Gomes. De inmediato, Ronaldo cerr¨® el acto con un disparo en curva que se alej¨® un cent¨ªmetro de la porter¨ªa alemana.
Con un tanto de respiro, Portugal jug¨® de forma m¨¢s arrebatada, pero sin tener el gobierno del encuentro. Falto de un f¨²tbol m¨¢s coral, el conjunto de Scolari qued¨® supeditado al chispazo de alguno de sus distinguidos. No encontr¨® remedio, y mucho menos cuando Ricardo confirm¨® punto por punto las sospechas alemanas. Al igual que en el primer periodo, Schweinsteiger ejecut¨® un castigo desde un costado del medio campo y mientras Ballack se quitaba de encima a Paulo Ferreira con un empujoncito, Ricardo volaba sin freno. Un desatino que result¨® definitivo para Portugal, que con el gol de Helder Postiga termin¨® colgada del cuello alem¨¢n. Con Ronaldo a la vista, nada era descartable, pero qued¨® engullido por la maquinaria alemana. Una vez m¨¢s, Portugal se qued¨® sin futuro. El de Ronaldo pronto se sabr¨¢. Alemania es otra cosa: est¨¢ donde suele. Hay cosas que no cambian jam¨¢s.
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