El Marco de Vigo convierte sus instalaciones en exposici¨®n
'O medio ¨¦ o museo' re¨²ne las obras de 20 j¨®venes artistas
Desde hace algo m¨¢s de cinco a?os, el tiempo que el Museo de Arte Contempor¨¢nea de Vigo (Marco) lleva funcionando, tanto el p¨²blico gallego como el visitante sabe que los recintos expositivos pueden ser algo m¨¢s que meros contenedores destinados a la contemplaci¨®n de un pu?ado de obras de arte. Las instalaciones de la calle Pr¨ªncipe se han convertido en un foco irradiador de propuestas culturales y en un est¨ªmulo para la creaci¨®n art¨ªstica. Su ¨²ltimo atrevimiento, estrenado ayer, es desvestir por completo sus paredes para que 20 artistas, cuyo ¨²nico denominador com¨²n es la juventud, hagan con ellas lo que les plazca.
O medio ¨¦ o museo, exposici¨®n que pasar¨¢ el verano en la planta baja del Marco, parte de dos premisas b¨¢sicas, producto de las transformaciones de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas en el mundo occidental. Por un lado, la democratizaci¨®n de los l¨ªmites de las obras de arte ha obligado a los museos a ampliar sus funciones; por otro, las nuevas actitudes art¨ªsticas cuestionan conceptos anteriormente dogm¨¢ticos como la eternidad y la permanencia. "Hoy un museo puede ser cualquier cosa, hasta un espacio p¨²blico de uso y un medio para interaccionar con la sociedad", explica Pablo Fanego, uno de los comisarios. Junto con el cr¨ªtico de arte Pedro de Llano, ha ideado un proyecto que muestra la realidad muse¨ªstica como escaparate para el arte pero tambi¨¦n como lugar de acci¨®n y experiencia.
Hablando de experiencia, la entrada a la muestra no puede ser m¨¢s significativa. Bajo el lucernario del Marco, los bailarines escogidos por el londinense Tino Sehgal interpretan su danza amorosa en acci¨®n permanente durante las diez horas diarias de apertura del museo. Otros artistas juegan con los marcos espaciales del recinto y exploran sus medidas. Un audiovisual de la veneciana Monica Bonvicini martillea una de las paredes del Marco como queriendo derribar los l¨ªmites de otra vieja instituci¨®n. El muro inmaculado del dan¨¦s Jeppe Hein consta de un mecanismo interno gracias al que se desplaza, en horizontal, diez cent¨ªmetros por minuto. Su movimiento, perceptible al cabo de un rato, cambia la organizaci¨®n espacial de la habitaci¨®n. El guipuzcoano Sergio Prego desaf¨ªa la ley de la gravedad filmando el mundo al rev¨¦s.
Las referencias al pasado carcelario del edificio son otra fuente de inspiraci¨®n para los artistas. Los cordones de zapatos del eslovaco Roman Ond¨¢k parecen, unidos y suspendidos en el aire, una cuerda de fuga de un preso, y hasta el p¨²blico puede dejar su marca en la pared, como hac¨ªan los internos de la c¨¢rcel de Vigo.
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