El programa de escuchas ilegales de Bush se convierte en ley
Acuerdo en el Congreso ante las presiones de las empresas de telecomunicaciones
Dem¨®cratas y republicanos de ambas c¨¢maras del Congreso de Estados Unidos han alcanzado un acuerdo para convertir en ley el programa de escuchas ilegales puesto en marcha a golpe de decreto presidencial por la Administraci¨®n de George Bush tras el 11-S. Se trata de la reforma del espionaje de las comunicaciones m¨¢s importante de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Dentro de la arbitraria recomposici¨®n de la seguridad nacional que el Gobierno republicano hizo tras los ataques terroristas -Guant¨¢namo, c¨¢rceles secretas, t¨¦cnicas de interrogatorios a detenidos..., todas ellas cuestionadas por el Tribunal Supremo y el Congreso-, los poderes de que se dot¨® la Casa Blanca en cuanto al espionaje electr¨®nico sobrevivir¨¢n a la era Bush.
Las telef¨®nicas se han encontrado con juicios millonarios por el espionaje
Presionados en gran medida por el poder de las empresas de telecomunicaciones -que hac¨ªan posible pinchar los tel¨¦fonos y otros medios de comunicaci¨®n como los correos electr¨®nicos-, que se enfrentaban con hasta 40 demandas millonarias de ciudadanos en los tribunales por prestarse a este espionaje, ambos grupos pol¨ªticos del Congreso alcanzaron a ¨²ltima hora del jueves, tras meses de parones y tiras y afloja, el acuerdo que ayer deb¨ªa votar la C¨¢mara y la semana pr¨®xima el Senado.
La votaci¨®n saldr¨¢ con toda seguridad adelante y Bush tendr¨¢ pronto encima de su mesa la ley para firmarla. Sin duda se trata de una gran victoria de la Casa Blanca y, no en menor medida, de las compa?¨ªas telef¨®nicas.
En cuanto la ley entre en vigor, el Gobierno podr¨¢ espiar las comunicaciones de ciudadanos de EE UU y de aquellos extranjeros sospechosos de actividades terroristas sin necesidad de una orden judicial. Antes de los ataques del 11-S, el Gobierno necesitaba permiso de un juez si quer¨ªa escuchar una conversaci¨®n de un ciudadano norteamericano, seg¨²n la Ley de Escuchas para el Espionaje Extranjero de 1978, creada tras los abusos de la ¨¦poca del Watergate. Pero la Administraci¨®n de Bush obvi¨® esa ley tras el 11-S y llev¨® a cabo un programa de escuchas secreto durante casi cinco a?os hasta que el diario The New York Times lo destap¨® a finales de 2005.
Entre los puntos m¨¢s pol¨¦micos de esta nueva ley est¨¢ el de que se garantizar¨¢ inmunidad a las empresas telef¨®nicas que han colaborado y colaborar¨¢n con el programa de escuchas del Gobierno de EE UU sin exigir una orden judicial previa. Si alguna agencia dependiente del Pent¨¢gono exige grabar las conversaciones de una persona citando razones de seguridad nacional, las empresas podr¨¢n permitir que se escuchen todas las conversaciones telef¨®nicas que esta persona mantenga durante una semana (antes eran tres d¨ªas). Por supuesto, se sigue permitiendo espiar a ciudadanos de otros pa¨ªses. El mayor cambio acometido es que queda claro que las escuchas excepcionales son eso, precisamente, una excepci¨®n.
Una ley pol¨¦mica
- Permite escuchas sin orden judicial en casos en los que est¨¦ amenazada la seguridad nacional.
- Garantiza inmunidad a las empresas telef¨®nicas que han colaborado y colaboran en los programas de escucha.
- Proh¨ªbe espiar a ciudadanos extranjeros para controlar conversaciones
que mantenga con ciudadanos de EE UU.
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