"Me miro al espejo con orgullo"
A Jessica (Almer¨ªa, 25 a?os) le daba verg¨¹enza mirarse al espejo. Apagaba la luz del cuarto de ba?o antes de limpiarse para no verse los genitales. "Por t¨®pico que suene, nac¨ª en un cuerpo que no me pertenece", recuerda con "enorme pesar". Su "infierno" acab¨® hace dos a?os cuando se someti¨® con ¨¦xito a una operaci¨®n de cambio de sexo. Le dieron 369 puntos, pero el dolor f¨ªsico "grand¨ªsimo" que sufri¨® "le dio sentido" a su vida. "Si yo no paso por ese quir¨®fano, me hubiera suicidado", asegura.
Jessica es una de las 106 personas a las que la Unidad de Trastornos de Identidad de G¨¦nero del SAS ha practicado la cirug¨ªa genital de reasignaci¨®n de sexo. "La satisfacci¨®n fue indescriptible cuando me dijeron las enfermeras que ya era una se?ora", relata sin ocultar su emoci¨®n: "Me ha dado una seguridad como mujer que sin la operaci¨®n no hubiera tenido". Ahora, con vagina y una talla 85 de pecho, se ha mirado "por primera vez" en el espejo "con orgullo". "Y me he sentido realizada", apostilla.
Con todo, su vida se top¨® con nuevas dificultades y episodios de discriminaci¨®n social y laboral porque su f¨ªsico femenino no se correspond¨ªa con la identidad masculina de su DNI. "Me da dolor de barriga recordar mi nombre original", responde sin poder disimular su malestar. Esta pesadilla concluy¨® cuando hace un a?o se convirti¨® en el primer transexual operado que logr¨® que apareciera su nombre de mujer en su documento nacional de identidad. "Gracias a ello, consegu¨ª hace cinco meses mi primer trabajo, del que me acaban de hacer indefinida", detalla orgullosa a la par que agradecida con su actual empresa, con Colega Torremolinos, y con Francisco Giraldo, el cirujano que le oper¨®; Isabel Esteva, la endocrino que le aplic¨® un tratamiento de hormonas, y la psic¨®loga Trinidad Bergero. "?Son maravillosos!", exclama. "Gracias a ellos, he demostrado que soy autosuficiente. Mi sue?o ahora es tener una casita propia y poder ser madre a trav¨¦s de una adopci¨®n", a?ade.
Con la experiencia vivida, anima a todas aquellas personas que aguardan a operarse. "Si saben lo que quieren que vayan a por todas y que las familias les apoyen. ?nimo y fuerza porque la meta merece la pena", garantiza Jessica, quien, al mismo tiempo, pide a la sociedad que cambie ciertas actitudes de rechazo a los transexuales: "A m¨ª me ve¨ªan en mi pueblo como un bicho raro. Con 16 a?os, quince t¨ªos casi me lapidan. La transexualidad no es un problema de mente. La enfermedad es la que te causa el rechazo y el maltrato de la sociedad, pero no la transexualidad", concluye.
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