El tatarabuelo luch¨® en Trafalgar
Los barcos que escaparon de Nelson y se refugiaron en la bah¨ªa de C¨¢diz se rindieron a los espa?oles hace 200 a?os. Un timonel franc¨¦s lo vivi¨®. Su tataranieto rescata el testimonio
El chiringuito se encuentra en un esquinazo de la bah¨ªa de C¨¢diz, cerca de San Fernando, y a la hora de comer se llena de gente de la zona y de gatos esquel¨¦ticos que acuden a ver si cae una raspa de caballa. La historiadora Lourdes M¨¢rquez Carmona es gaditana y lo sabe todo sobre la batalla de Trafalgar y la suerte (p¨¦sima) que corrieron los espa?oles y franceses tras enfrentarse a los ingleses de Nelson y salir vapuleados.
En una servilleta dibuja un esquema de c¨®mo era la bah¨ªa hace 200 a?os, con los lugares en los que los espa?oles instalaron ca?ones. Luego se?ala con el dedo el suelo, por donde se pasea un gato marroncito, y asegura: "Este chiringuito, de hecho, se levanta sobre la base de una bater¨ªa de costa desde la que los espa?oles dispararon a los barcos de los franceses. En uno de ellos estaba Michel Maffiotte, un timonel franc¨¦s de 20 a?os que result¨® un superh¨¦roe y del que existe una foto".
"Nos cay¨® una bomba en el castillo de proa, dejando a 16 hombres fuera de combate", relatan las memorias
?Qui¨¦n es este Maffiotte? ?Qu¨¦ hac¨ªa embarcado en la bah¨ªa de C¨¢diz? ?Por qu¨¦ es un superh¨¦roe? ?Qui¨¦n le hizo esa foto? Y sobre todo, ?por qu¨¦ le disparan los espa?oles si se supone que eran aliados en Trafalgar?
Hace unos a?os, la historiadora M¨¢rquez localiz¨® una llamativa p¨¢gina web: un tal C¨¦sar Rodr¨ªguez Maffiotte, m¨¦dico de Tenerife, contaba varias aventuras de su tatarabuelo Michel, que hab¨ªa servido como timonel en Le Indomptable en Trafalgar, que hab¨ªa naufragado cerca de El Puerto de Santa Mar¨ªa, que sobrevivi¨® y que fue rescatado por otro nav¨ªo franc¨¦s gracias a que se agarr¨® a un tabl¨®n providencial. Su testimonio fue recogido en su tiempo por un autor franc¨¦s, Sabino Berthelot, que residi¨® por un tiempo en Tenerife y que relat¨® algunas de las peripecias de Maffiotte, al que conoci¨®.
As¨ª lo contaba el tataranieto en su web. As¨ª lo encontr¨® la historiadora, que, tras ponerse en contacto con el tataranieto, traslad¨® las aventuras del timonel a un cap¨ªtulo de su reciente libro Trafalgar y el pescador de n¨¢ufragos. A su presentaci¨®n invit¨® al m¨¦dico tinerfe?o, y le hizo un regalo especial: conducirle al lugar exacto en el que naufrag¨® su antepasado doscientos a?os atr¨¢s.
Tambi¨¦n el descendiente del bravo timonel hab¨ªa acudido con un regalo inesperado para la experta: una copia de seis hojas manuscritas en franc¨¦s que comenzaban as¨ª: "Un destino adverso. (Memorias de Michel Maffiotte). Llegu¨¦ a Port Royal el 14 de mayo...". La historiadora comprendi¨® que se hallaba ante una joya. Ya no se trataba del testimonio recogido por otro autor. Ahora era el timonel el que contaba su vida de su pu?o y letra. El tataranieto hab¨ªa encontrado los papeles en la biblioteca municipal de Santa Cruz de Tenerife, despu¨¦s de que un amigo suyo, director del Museo Arqueol¨®gico, le avisara de la existencia de documentos antiguos relativos a los Maffiotte. Hab¨ªa dos copias id¨¦nticas: una hab¨ªa sido escrita con la caligraf¨ªa algo insegura de un hombre joven. La segunda, copiada a?os despu¨¦s, presentaba la letra firme de una persona mucho m¨¢s madura.
Con todo, lo que m¨¢s sorprende es la capacidad de s¨ªntesis de Maffiotte, que m¨¢s parece redactar un curr¨ªculum que narrar las dos veces que se cruz¨® con la historia de Europa. Su paso por la batalla de Trafalgar, en la que participaron m¨¢s de 60 descomunales nav¨ªos de l¨ªnea y miles de marineros, la resume as¨ª: "Sal¨ª de C¨¢diz el 20 de octubre [de 1808]. Combat¨ª el 21 y fonde¨¦ en las afueras de la misma el mismo d¨ªa. Naufragu¨¦ el 25 de octubre".
Maffiotte no s¨®lo obvia el combate, sino la retirada, en la que, desarbolados por la artiller¨ªa inglesa, sin anclas, ni velas, ni posibilidad de gobierno, y zarandeados adem¨¢s por un temporal repentino, los nav¨ªos franceses y espa?oles se arrastraron por la costa intentando entrar en puerto. Muchos, como el de Maffiotte, in¨²tilmente: hay 15 nav¨ªos de l¨ªnea hundidos entre el cabo de Trafalgar y Huelva. Despu¨¦s, el timonel se salta tres a?os y medio: "El 9 de junio de 1808, estando fondeado en la bah¨ªa de C¨¢diz, los espa?oles nos han bombardeado...".
?Qu¨¦ ha pasado en todo este tiempo?
En primer lugar, que una decena de nav¨ªos franceses y espa?oles supervivientes de Trafalgar han permanecido encerrados en la bah¨ªa de C¨¢diz, prisioneros de la potente armada brit¨¢nica, que, desplegada a la altura de Rota, bloquea la salida. En segundo, que el levantamiento del Dos de Mayo de 1808 en Madrid, que significa el inicio de la guerra de la Independencia, ha convertido en enemigos a los que antes eran aliados. As¨ª, los nav¨ªos espa?oles se han apartado de los franceses dej¨¢ndolos solos en medio de una bah¨ªa de no mucho calado que, para embarcaciones de esta envergadura, es poco m¨¢s que una ba?era en la que es imposible moverse sin tropezar.
Maffiotte y los suyos comienzan a ser hostigados. El timonel es ahora mucho m¨¢s expl¨ªcito. "El fuego ha comenzado por una bater¨ªa de morteros establecida en la costa (...) Nos cay¨® una bomba en el castillo de proa que explot¨® (...) dejando a 16 o 17 hombres fuera de combate".
Los espa?oles ca?onean desde varios puntos. Los franceses se encuentran en el centro de un c¨ªrculo de fuego. Deben hacer frente tambi¨¦n a las ca?oneras espa?olas, un tipo de embarcaci¨®n liviana artillada con morteros que ataca con eficacia a los cinco colosos franceses, torpones y lentos debido a que est¨¢n obligados a maniobrar en una charca sin profundidad. "El d¨ªa 13, mucho movimiento en el enemigo, que levanta bater¨ªas por todas partes (...) El d¨ªa 14, a las cinco horas, 31 ca?oneras tomaron posiciones (...) zafarrancho de combate a las seis y media. El almirante [el conde Fran?ois-Etienne de Rosily-Mesros] llama a los comandantes de los nav¨ªos a las siete horas. A las ocho [se rinde] y arr¨ªa su pabell¨®n".
Termina la batalla y Maffiotte recupera su ritmo vertiginoso a la hora de contar. Se limita a consignar que fue hecho prisionero y recluido en uno de los pontones que hab¨ªa en la bah¨ªa, esto es, barcos desarbolados e in¨²tiles que serv¨ªan tan s¨®lo de prisi¨®n flotante y, con frecuencia, de ata¨²d. Comparti¨® esa suerte miserable con 3.700 marineros franceses. Muchos murieron.
Maffiotte sobrevivi¨®. Como sobrevivi¨® a Trafalgar. Por eso la historiadora M¨¢rquez le considera un superh¨¦roe. Permaneci¨® en C¨¢diz hasta el 25 de abril de 1809. Ese d¨ªa fue embarcado rumbo a Canarias junto a 1.500 compatriotas. "El 2 de junio part¨ª del puerto de Candelaria para Santa Cruz de Tenerife haciendo la ruta por tierra...".
Aqu¨ª se interrumpen las memorias. No dice que jam¨¢s volvi¨® a Francia, que se cas¨® con una canaria, que tuvo cuatro hijos, que prosper¨® y que, con el tiempo, fund¨® la escuela de n¨¢utica de Santa Cruz de Tenerife. De ah¨ª que le hicieran la foto.
No dice nada de eso porque, seg¨²n piensa su tataranieto C¨¦sar, el timonel escribi¨® estas memorias reci¨¦n desembarcado, amargado por un destino que consideraba infausto, recluido en un lugar apartado del mundo. De ah¨ª el t¨ªtulo, Un destino adverso, y la caligraf¨ªa insegura de los 20 a?os. D¨¦cadas despu¨¦s se limit¨® a pasarlas a limpio, con una letra mucho m¨¢s segura. Su tataranieto C¨¦sar est¨¢ convencido de que lo hizo para dejar constancia de lo vivido. Por eso no cambi¨® nada.
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