"Pap¨¢, el suelo se mueve"
El Canto del Loco, ante 15.000 espectadores, visto por una ni?a de 10 a?os
Hay asuntos contra los que conviene no luchar: es m¨¢s pr¨¢ctico asumirlos, y punto. Como aceptar que si tu hijo preadolescente quiere escuchar un disco en el coche, lo va a conseguir. Lidia, de 10 a?os, lleva toda la semana dando de comer al equipo de m¨²sica del Seat Ibiza el mismo men¨²: Estados de ¨¢nimo y Zapatillas, ambos cocinados por El Canto del Loco. Su insistencia es l¨®gica: se prepara para ver el primer concierto de su grupo favorito.
Y lleg¨® el momento. Estamos en la puerta del Palacio de los Deportes, rodeados b¨¢sicamente de jovencitas, pero tambi¨¦n de madres con sus hijos y de parejas talluditas. Mientras esperamos en la fila, le cuento a Lidia que el bater¨ªa de El Canto del Loco, Jandro, se acaba de marchar del grupo. "Bueno...", me contesta con desd¨¦n. A los 10 segundos reacciona: "?Y por qu¨¦ se ha ido?". "Dice que prefiere estar con su familia", le informo. Y reflexiona: "Bueno, en parte me parece mal por el grupo, y en parte bien, porque ?t¨² que har¨ªas si no me pudieras ver?". Aqu¨ª es cuando un padre se queda sin palabras. Vemos pasar, a velocidad de Ferrari y amarrada a un m¨®vil, a la presentadora Patricia Conde, novia de Dani Mart¨ªn, l¨ªder de El Canto. "Lleva un vestido demasiado corto, ?no?", comenta Lidia.
Hay que decir que Lidia es una fan de El Canto con un acusado sentido cr¨ªtico. Por ejemplo, su ¨²ltimo disco, Personas, le tiene destemplada: "Es que no est¨¢ triunfando mucho. La ¨²nica que se escucha es Eres tonto. Las otras no se las sabe nadie. La gente ha venido al concierto por Eres tonto y las antiguas". Tomo nota.
Dani Mart¨ªn acaba de salir al escenario. "Buenas noches, Madrid". Empieza la m¨²sica y 15.000 personas (llen¨ªsimo) botan. "Pap¨¢, el suelo se mueve". La ni?a est¨¢ casi m¨¢s interesada en lo que pasa en la grada que en los m¨²sicos. Le llama la atenci¨®n una chica, que saca una s¨¢bana donde se lee "Dani, te queremos", y adjunta un n¨²mero de tel¨¦fono. O aquella que lleva pintada una estrella. O la otra, que se ha tra¨ªdo una pizza familiar.
La parte final es la que m¨¢s disfruta, cuando el grupo encadena todos sus ¨¦xitos. "Me gustan m¨¢s las r¨¢pidas, cuando la gente se vuelve loca". Al salir, y ya fuera del Pabell¨®n, vemos a otros padres esperando a sus hijos. "?Por qu¨¦ no han entrado?", pregunta. "No s¨¦, supongo que sus hijos prefieren ver el concierto con los amigos". Ya en el coche, Lidia se queda dormida al instante.
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