Discapacitados en la universidad
Los defensores universitarios piden matr¨ªculas gratuitas para este colectivo
Las personas con discapacidad cada vez cuentan con m¨¢s ventajas para llegar a la Universidad p¨²blica, algo que antes suced¨ªa en mucha menor proporci¨®n. Si en 2004 las instituciones acad¨¦micas andaluzas registraron 134 alumnos con discapacidad, en septiembre de 2007 la cifra ascend¨ªa a 1.380. La creaci¨®n de medidas y leyes, como la de Dependencia o la Org¨¢nica de Universidades (LOU), favorecen esta situaci¨®n. Sin embargo, a¨²n existen diferencias entre los gastos que tienen que afrontar los alumnos con discapacidad y el resto de estudiantes.
Ellos reclaman m¨¢s inversi¨®n de las instituciones acad¨¦micas y que se agilicen las gestiones que, en ocasiones, ralentizan el cumplimiento de las leyes. Es lo que ha ocurrido con la disposici¨®n 24 de la LOU que, desde la aprobaci¨®n de la reforma de esta ley en 2007, dice que todas las personas con discapacidad est¨¢n exentas del pago de la matr¨ªcula en todos los ciclos universitarios.
Si en 2004 hab¨ªa 134 universitarios con con discapacidad, en 2007 son 1.380
A d¨ªa de hoy, cuando ya se ha cumplido el plazo de un a?o para ampliar la gratuidad de la matr¨ªcula, pocas universidades en Espa?a han dado pasos para cumplir la normativa. Entre ellas se encuentran la Universidad de Ja¨¦n y la Pablo de Olavide, que extienden dicha gratuidad a varias convocatorias en algunos o todos los ciclos, seg¨²n explica Ignacio Ugalde, defensor de la Hispalense, quien ha canalizado la informaci¨®n aportada por los defensores andaluces sobre este tema.
Precisamente, ¨¦stos, junto con el Defensor del Pueblo Andaluz, Jos¨¦ Chamizo, han firmado una carta dirigida a las universidades andaluzas y a la Consejer¨ªa de Innovaci¨®n (de la que ¨¦stas dependen econ¨®micamente), para pedir el cumplimiento de la orden de la LOU. Este mismo equipo ha elaborado a su vez un informe sobre la situaci¨®n de los discapacitados en las universidades de la comunidad cuya publicaci¨®n est¨¢ prevista antes del pr¨®ximo curso. En dicho estudio, los defensores proponen un incremento en las inversiones para mejorar servicios como las oficinas de atenci¨®n a la discapacidad, el acceso al campus virtual, el acompa?amiento o los fondos bibliogr¨¢ficos.
"Pretendemos hacer cumplir la ley y reforzar el acceso y la permanencia de estos estudiantes", explica Ugalde. El informe, sin embargo, carece de un an¨¢lisis profundo sobre el gasto que supone la Universidad para un alumno con discapacidad y viceversa. El equipo de defensores quiere llevar este texto ante el Parlamento Andaluz para conseguir apoyos.
Una cara para un problema real
Lourdes Acosta tiene 18 a?os y una discapacidad del 87%. Ella misma explica con claridad meridiana la raz¨®n: "Tuve una enfermedad de peque?a por la que tengo las piernas muy cortas, que adem¨¢s no siento. S¨®lo tengo un brazo, el izquierdo, y cuatro dedos en la mano".
A pesar de su situaci¨®n, esta joven ha terminado sus estudios de Bachillerato y en septiembre pasado entr¨® en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla para cursar primero de Derecho. En parte, el entorno universitario le ha abierto un abanico mayor de posibilidades, sobre todo, gracias al encuentro con compa?eros que la han tratado con mayor respeto y cercan¨ªa que en el instituto del que proviene. Sin embargo, las dificultades con las que topa cada d¨ªa a menudo consiguen frustrarla.
Lourdes vive en Utrera con sus padres y sus dos hermanos, todav¨ªa en edad escolar. A 33 kil¨®metros de la Universidad, con un s¨®lo familiar trabajando y sin dinero para comprar o utilizar medios de transporte adaptados, la dependencia de alguien que la lleve es total. En su caso, es su madre quien la acompa?a: "Dependo de ella y, a veces, me siento mal. No puedo ir en tren porque no est¨¢ adaptado y el autob¨²s te deja muy lejos de las facultades", lamenta la estudiante.
Salvo la gratuidad de la primera matr¨ªcula, Lourdes no ha recibido ning¨²n otro tipo de ayuda econ¨®mica: "Me dieron la mitad que a una compa?era que vive aqu¨ª al lado y no tiene ninguna discapacidad", recuerda esta joven, que obtuvo 1.000 euros por la beca general.
El problema, asegura esta alumna, no termina ah¨ª. La silla de ruedas que la transporta se topa con numerosas barreras: "Dependo de alguien dentro de la Universidad y, a veces, me da apuro pedir ayuda a mis amigos", reconoce la joven, quien asegura que las aulas y los edificios no est¨¢n completamente adaptados. Adem¨¢s, los profesores no siempre est¨¢n preparados para atenderla, no cuenta con la ayuda del alumno acompa?ante que le prometieron y no tiene ayudas para un ordenador port¨¢til o un m¨®vil, aparatos que considera vitales, pues no siempre puede acudir a clase o cambiar de aula sola.
Para atender estas necesidades, la UPO cuenta con el Servicio de Atenci¨®n a la Discapacidad, que con tres a?os de existencia, fue de los primeros creados en Andaluc¨ªa. Su responsable, Juan V¨¢zquez, asegura que el a?o pr¨®ximo la UPO ofrecer¨¢ becas propias para personas con discapacidad: "Entre otras cosas, con ellas se quiere paliar el problema del transporte a trav¨¦s de medidas como el uso de taxis adaptados", explica este hombre, quien espera que la llegada del metro el a?o pr¨®ximo mejore la situaci¨®n.
Desde la oficina, V¨¢zquez asegura que se proporcionan otras ayudas como asistencia de int¨¦rpretes, traducciones en Braille o medidas de accesibilidad virtual. Adem¨¢s, el a?o que viene se pondr¨¢ en marcha un plan para eliminar las barreras arquitect¨®nicas en el campus, una decisi¨®n en la que la misma Lourdes tuvo que ver: "Mi aula no estaba adaptada. Me sentaba apartada de la clase y si me pon¨ªa en medio, otros se quejaban porque estorbaba. Habl¨¦ con Juan V¨¢zquez y tramit¨® el asunto, pero hasta este mes no ha habido soluci¨®n. Acud¨ª al Defensor del Pueblo Andaluz, gracias al cual, el rector me atendi¨® y acab¨® recorriendo el campus en silla de ruedas para comprobar por s¨ª nuestras dificultades", concluye la joven.
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