Adi¨®s a un ling¨¹ista
Los que llegamos hace ya algunos lustros al campo de los anta?o denominados estudios vascos -en realidad a una m¨ªnima parcela de ellos, si bien tal vez central, denominada filolog¨ªa vasca- encontramos instalado ya all¨ª, de siempre seg¨²n la creencia m¨¢s difundida, al euskaldunberri Henrike Kn?rr Borr¨¤s, que falleci¨® en Vitoria. En sus clases de la incipiente Facultad de Filolog¨ªa y Geograf¨ªa e Historia (no ha tenido ocasi¨®n de poner "de Letras" en sus tarjetas como estaba deseando) de nuestra no menos novata Universidad. En las primeras ikastolas alavesas o en clases de alfabetizaci¨®n de adultos. En archivos y bibliotecas privadas y p¨²blicas desde Larrea a Bayona pasando por Par¨ªs o Chicago. En la prensa siempre (?qu¨¦ decir de sus dossiers antes fotocopiados y ahora digitales y prologados en lat¨ªn?).
Tambi¨¦n en toda conferencia, exposici¨®n, jurado de premios o sarao organizado -mucho antes de que llegaran las instituciones- por la Academia de la Lengua Vasca y otros alias menos conocidos que mantuvo vivos en una suerte de militancia cultural permanente y total -s¨¦ que colabor¨® con Barandiar¨¢n y otros etn¨®grafos y dicen que hasta con clubes de monta?a- mas sin estridencias destacables. Estaba y hab¨ªa estado ah¨ª y, con certeza, en muchas otras trincheras para m¨ª desconocidas.
Inasequible a ning¨²n desaliento, educado, detallista y puntilloso, Henrike Kn?rr ha sido voz clamante en nuestra estepa si no desierto, ante la indiferencia de unos y la desidia de otros. En un entorno y circunstancias generalmente poco propicias para sus formas exquisitas y educadas (claramente ancien r¨¦gime), Henrike resultaba at¨ªpico e interesante -socialdem¨®crata, liberal, republicano y vasquista ya en 1977-, y consciente pero moderadamente divertido en varios mundos grises cuando no negros de su y nuestro mundo, tan particular.
Era erudito, aunque alejado a conciencia de todo especialismo, lector voraz de ensayos con y sin notas, de todas las biograf¨ªas (incluso de ling¨¹istas antes m¨¢s famosos) a este lado y al otro del Rhin, y de incontables diarios y multitud de peri¨®dicos en varios idiomas rom¨¢nicos y germ¨¢nicos, adem¨¢s de en vascuence, claro.
Cultiv¨® el trato y se hizo con la amistad de tirios y troyanos, aun entre las facciones menos afables de unos y otros. Pretendi¨®, incluso, que alguna de sus virtudes, comenzando por el respeto a la dignidad humana, arraigara entre sus contertulios -entre ellos, sus centenares de alumnos de Filolog¨ªa (s¨®lo en parte) Vasca-, en la gran tertulia que ha sido su corta pero densa vida.
La pr¨¢ctica filol¨®gica del licenciado en filosof¨ªa "pura" que era Henrike no fue nunca menos peculiar que su vida, en ning¨²n caso sujeta a las modas o corrientes m¨¢s extendidas en la disciplina. Debut¨® con un estudio sobre toponimia (perd¨®n, onom¨¢stica) de la tan famosa como mal conocida Reja de San Mill¨¢n y fue siempre fiel a esa especialidad, tan especial. Fundador y presidente de la correspondiente comisi¨®n de la Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, ha sido el promotor de numerosos congresos y publicaciones recogidas, entre otras, en la colecci¨®n Onomasticon Vasconiae y sobre ella versa -en su modalidad navarro-aragonesa-bearnesa- la ¨²nica, largu¨ªsima tesis que dirigi¨® y alcanz¨® a ver defendida.
Tambi¨¦n merecieron sus desvelos los textos alaveses (editados hace 10 a?os junto a Koldo Zuazo) y vascos -quiz¨¢s m¨¢s las bio-bibliograf¨ªas de sus autores-, desde Betolaza y Gamiz a Uriarte y (Maurice) Harriet, tema de su tesis doctoral de 1987, y, c¨®mo no, a Juan P¨¦rez de Laz¨¢rraga ("pron¨²nciese esdr¨²jula"). Su generosidad e inter¨¦s por la divulgaci¨®n le llevaron a publicar la util¨ªsima Lo que hay que saber sobre la lengua vasca en ?lava, y es pena que no haya extendido el alcance de la misma a los restantes territorios.
Lleno de proyectos personales y colectivos -algunos recordamos su ilusi¨®n por la Eusko Bibliographia y tengo delante su borrador de informe sobre unas supuestas escrituras vascas del S. III- no ha alcanzado a ver el XVI Congreso de la Academia sobre Lenguas y Culturas Pirenaicas (Pamplona, octubre de 2008) que ¨¦l mismo propuso y ha contribuido decisivamente a organizar: m¨²ltiples colegas de media docena de pa¨ªses y de otros tantos Estados, interesados por las lenguas, las culturas y las gentes de ambas vertientes de esa cadena que une sus amadas Catalunya y Vasconia tendr¨¢n, sin duda, un recuerdo entra?able con Henrike Kn?rr.
El que nos ha dejado a quienes hemos tenido la suerte de convivir con ¨¦l estos ¨²ltimos treinta a?os es, desde luego, imborrable. Bakean bego.
Joseba A. Lakarra es catedr¨¢tico de Historia de la Lengua Vasca de la Universidad del Pa¨ªs Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea.
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