Terror en Zimbabue
El d¨¦spota Mugabe no conoce l¨ªmites para conservar el poder en el destruido pa¨ªs africano
El terror preelectoral desatado por el d¨¦spota Robert Mugabe ha forzado la retirada del candidato opositor, Morgan Tsvangirai, de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Zimbabue, prevista para este viernes. Tsvangirai, refugiado ayer en la Embajada holandesa, afirma que votar contra Mugabe equivale para los suyos a jugarse la vida. La campa?a de intimidaci¨®n que los sicarios armados del partido gobernante ZANU comenzaron en abril -cuando pese al fraude result¨® evidente que Mugabe no conseguir¨ªa la reelecci¨®n y se ama?¨® una segunda ronda electoral- se ha multiplicado exponencialmente en los ¨²ltimos d¨ªas. Los j¨®venes milicianos y la polic¨ªa asesinan, apalean, practican detenciones masivas, asaltan viviendas y sedes del opositor Movimiento para el Cambio Democr¨¢tico, una "marioneta de Occidente" seg¨²n el r¨¦gimen.
Zimbabue es una de las grandes tragedias de ?frica. El presidente Mugabe, ex guerrillero marxista y h¨¦roe de la independencia, de 84 a?os, 28 al tim¨®n, ha conducido junto con su camarilla al otrora pr¨®spero pa¨ªs a su destrucci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica, en un ejemplo de c¨®mo se puede llegar a la corrupci¨®n total desde el uso irrestricto del poder. Millones de personas han huido a naciones lim¨ªtrofes de una situaci¨®n de violencia y arbitrariedad insoportables, aderezada con un paro del 80% y una inflaci¨®n en niveles surrealistas. Todo ha sucedido con la inhibici¨®n de los Estados vecinos -el inoperante bloque regional surafricano- y la complacencia expl¨ªcita de la Sur¨¢frica de Thabo Mbeki, la ¨²nica potencia de la zona. Alguno de aquellos pa¨ªses -Zambia, Tanzania, Kenia-, alarmados por las dimensiones del drama, consideran ahora inadmisibles los comicios del viernes, que seg¨²n el Gobierno de Harare se mantendr¨¢n pese a la ausencia de la oposici¨®n.
De ser as¨ª, resulta imprescindible que la comunidad internacional, con el Consejo de Seguridad al frente, no convalide una nueva farsa electoral en la antigua Rodesia, que otorgar¨ªa al anciano dictador cinco a?os m¨¢s de mandato. Nada cabe esperar tampoco de una negociaci¨®n pol¨ªtica interna, a la que Mugabe se ver¨¢ presumiblemente abocado por su creciente aislamiento y la situaci¨®n ag¨®nica de su pa¨ªs, si implica la permanencia efectiva en el poder del tirano. Zimbabue necesita desesperadamente la ayuda occidental, pero esa ayuda no puede pasar por las manos de Robert Mugabe.
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