Salud en todas las pol¨ªticas
No es nada raro que una actuaci¨®n de un ministerio, consejer¨ªa, ayuntamiento o empresa olvide los objetivos de quienes desde esa misma organizaci¨®n trabajan por mejorar la salud de los ciudadanos. Esa contradicci¨®n ocurre a menudo en decisiones que se toman desde econom¨ªa, industria, agricultura, urbanismo, transporte... Pues, aunque muchas de esas actuaciones hacen algo a favor de la salud, muchas otras van en contra. As¨ª, los ciudadanos sufrimos pol¨ªticas industriales que toleran vertidos contaminantes, pol¨ªticas agrarias que contemporizan con los pesticidas, pol¨ªticas laborales que no mejoran las condiciones de trabajo, o decisiones comerciales que toleran el humo del tabaco en los restaurantes.
En la sociedad compleja, globalizada, la salud p¨²blica depende de la cooperaci¨®n
Corregir las actuaciones que desde fuera del sector sanitario tienen efectos contrarios a la salud p¨²blica es una tarea apasionante para toda democracia. Ese ¨¢nimo impregna la iniciativa Salud en Todas las Pol¨ªticas (STP), uno de los lemas que en muchas regiones del mundo inspira la acci¨®n intersectorial y transversal de las pol¨ªticas de salud y la integraci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas y privadas de toda ¨ªndole. La iniciativa STP es una de las ideas que est¨¢n ayudando a aumentar la resistencia y plasticidad de nuestro tejido social, a dotar de mayor solidaridad, equidad, calidad, eficiencia y, en definitiva, de sentido a nuestras democracias postmodernas. Hablamos de la salud de todas y cada una de las personas de nuestra comunidad, no s¨®lo de las enfermas. Sobre la salud colectiva inciden una enorme cantidad de recursos econ¨®micos y culturales, p¨²blicos y privados. Aunque ese impacto es inmenso, apenas est¨¢ cuantificado. ?Y cu¨¢nto podemos ganar todav¨ªa...!
En las sociedades complejas, globalizadas y fragmentadas de hoy, la salud p¨²blica depende estrechamente de que las distintas unidades administrativas, pol¨ªticas y econ¨®micas cooperen mucho m¨¢s unas con otras -y con las organizaciones ciudadanas- en favor de la salud, el medio ambiente y los valores democr¨¢ticos. Naturalmente, esa cooperaci¨®n es asimismo clave para que la justicia, el respeto al medio ambiente o la educaci¨®n est¨¦n tambi¨¦n en todas las pol¨ªticas: cuanta m¨¢s salud haya en todas las pol¨ªticas, menos arduo ser¨¢ que tambi¨¦n la organizaci¨®n del trabajo, el transporte y el consumo faciliten el desarrollo de las personas.
La divisa "STP" no deifica a la salud; al contrario, la contextualiza. Tampoco deifica la econom¨ªa o el crecimiento, por mucho que algunos de los principales condicionantes de la salud sean econ¨®micos. La iniciativa es una visi¨®n que dinamiza a la vez la salud, el bienestar, la cohesi¨®n y la riqueza de la sociedad mediante la innovaci¨®n en las culturas pol¨ªticas, estructuras y procedimientos de sectores que las viejas mentalidades consideraban ajenos a la salud.
Afortunadamente, hoy existe en Espa?a una amplia diversidad de experiencias de cooperaci¨®n a favor de la salud entre muchas administraciones, empresas, instituciones y organizaciones sociales. Esas experiencias suelen tener rasgos en com¨²n: son valientes, innovadoras, planificadas y evaluables, promueven los valores democr¨¢ticos, tienen visi¨®n a largo plazo y una pragm¨¢tica -a la vez que radical- b¨²squeda de impacto social... Saben que la creaci¨®n de cultura, salud, riqueza y calidad ambiental son esenciales.
En nuestro pa¨ªs estas experiencias tienen hoy una singular relevancia adicional: dibujan nuevas formas de cooperaci¨®n entre los agentes sociales, los ayuntamientos y las comunidades aut¨®nomas, as¨ª como entre ¨¦stas (con o sin intervenci¨®n del Gobierno central). Esas experiencias muestran que es factible dar nuevos papeles al Estado, al Gobierno de Espa?a y a la Uni¨®n Europea, en un momento hist¨®rico en el que las viejas formas de gobernanza de casi todo lo p¨²blico -incluida la salud p¨²blica y las otras obligaciones del Estado- necesitan funcionar de forma m¨¢s eficiente, m¨¢s independiente de los grupos de presi¨®n y m¨¢s sensible a lo que los ciudadanos queremos.
Pues, en efecto, la disminuci¨®n de las desigualdades sociales y en salud, la mejora de las condiciones laborales, la convivencia de distintas culturas y filosof¨ªas morales, la participaci¨®n de las organizaciones ciudadanas en los asuntos p¨²blicos, la transparencia gubernamental y empresarial, los nuevos mecanismos de rendici¨®n de cuentas, y el aumento del poder y la responsabilidad de los ciudadanos configuran tambi¨¦n el paisaje en que surgen lemas como salud en todas las pol¨ªticas: esas aspiraciones forman tambi¨¦n la geograf¨ªa del valle en el que deseamos vivir.
Miquel Porta es m¨¦dico y Anna Garc¨ªa-Alt¨¦s es economista. Ambos son especialistas en salud p¨²blica.
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