Vigilancia civil
La evoluci¨®n de los hechos en Europa en los ¨²ltimos a?os ha supuesto un notable incremento de la presi¨®n securitaria en todos los rincones del continente. La combinaci¨®n de miles de personas llamando a nuestras puertas, la eclosi¨®n de nuevas formas de terrorismo global, y las crecientes inseguridades de todo tipo que rodean nuestra vida cotidiana, han dado suficiente base para que el tema haya escalado r¨¢pidamente puestos en la escala de percepciones sociales sobre la agenda de actuaciones que emprender. No quisiera ahondar en los argumentos que Jordi Borja esgrim¨ªa en estas mismas p¨¢ginas el pasado lunes, desnudando con toda raz¨®n la vergonzosa actitud de los socialistas espa?oles (con las excepciones ya conocidas de Borrell y Obiols) votando una directiva que coloca en una ins¨®lita situaci¨®n jur¨ªdica a los inmigrantes en situaci¨®n irregular en la tan cacareada Europa de los derechos y las libertades. Quiero incorporar a la reflexi¨®n el necesario debate sobre la necesidad de una vigilancia civil en Europa ante las constantes vulneraciones y transgresiones que en nombre de la seguridad sin paliativos vamos constatando d¨ªa tras d¨ªa. Y lo quiero hacer precisamente hoy, 26 de junio, que es el d¨ªa mundial de las v¨ªctimas de la tortura.
La vigilancia genera denuncias que permiten a los poderes ver c¨®mo funcionan sus pol¨ªticas y sus servicios
Desde hace a?os, una organizaci¨®n como Statewatch (www.statewatch.org) viene realizando una m¨¢s que meritoria tarea en el seguimiento del estado de las libertades civiles en Europa. Esta compuesta por abogados, acad¨¦micos, periodistas y activistas sociales, y emite constantemente opiniones y dict¨¢menes sobre actuaciones policiales, normativas restrictivas de las libertades, controles de fronteras, puesta en pr¨¢ctica del derecho de asilo o uso abusivo de las videoc¨¢maras. La labor de Statewatch ha ido poniendo de relieve la falta de consistencia entre los valores programados por la Uni¨®n Europea y la pr¨¢ctica concreta de sus pa¨ªses miembros y de las directivas que se van decidiendo e implementando. Como afirma Amnist¨ªa Internacional en uno de sus ¨²ltimos comunicados ante el inicio de la presidencia francesa: "Las palabras han de convertirse en acci¨®n... la distancia entre palabras y hechos crece debido al exceso de complacencia cuando la UE habla sobre derechos humanos. En vez de complacencia... se necesita el sentido del reto. El de reto de ser consistentes... coherentes... y cre¨ªbles". Y para ello lanza 10 puntos a la presidencia francesa, concluyendo con la necesidad de que se rindan cuentas sobre la pol¨ªtica de la UE en materia de derechos civiles, tanto en la esfera interna como en la pol¨ªtica exterior.
Uno de los aspectos en que tanto Statewatch como Amnist¨ªa Internacional ponen m¨¢s el acento es en los abusos y vulneraciones cometidos sobre los derechos y las libertades de las personas, sea en raz¨®n de ser considerados terroristas o c¨®mplices de los mismos, sea con el fin de obtener informaci¨®n, sea por simple negligencia. En este pa¨ªs, hace ya cuatro a?os, el entonces relator especial de la Naciones Unidas, Theo van Boven, afirm¨® que los casos de malos tratos y de torturas en Espa?a eran algo m¨¢s que espor¨¢dicas. Ahora, cuatro a?os m¨¢s tarde, la Coordinadora para la Prevenci¨®n de la Tortura ha presentado su informe en el que afirma que en el a?o 2007 se conocieron m¨¢s de 300 casos, que afectaron a m¨¢s de 600 personas y que dieron lugar a un n¨²mero similar de denuncias. La coordinadora agrupa a 44 entidades, profesionales, acad¨¦micas y sociales (entre ellas, Just¨ªcia i Pau, la Comisi¨®n de Defensa del Colegio de Abogados de Barcelona y la Associaci¨® Catalana per a la defensa dels Drets Humans). Estas entidades denuncian estos hechos, manifiestan las dificultades para obtener informaci¨®n de lo que ocurre en comisar¨ªas y c¨¢rceles, y apuntan algunas l¨ªneas de avance. Es importante resaltar que es en los lugares de Espa?a con presencia m¨¢s activa de vigilancia civil donde m¨¢s denuncias se han realizado, lo cual indica la importancia de que las personas no se sientan indefensas ante situaciones en las que se es muy consciente del desequilibrio de medios y de recursos.
Desde mi punto de vista, lo m¨¢s significativo de este conjunto de referencias es la existencia de una red de personas e instituciones que mantienen una presencia activa y vigilante en los puntos en que m¨¢s est¨¢ en juego la consistencia y efectividad de las declaraciones de derechos. Velar, vigilar, estar atento de lo que ocurre a tu alrededor, es uno de los atributos esenciales de la ciudadan¨ªa contempor¨¢nea. La vigilancia puede ayudar a corregir la arritmia de los momentos electorales, manteniendo la presencia y la atenci¨®n de los ciudadanos en relaci¨®n con los asuntos p¨²blicos. La vigilancia civil es una forma m¨¢s de movilizaci¨®n, que pretende tener efectos pol¨ªticos derivados no de una hipot¨¦tica funci¨®n policial o inspectora (que no ser¨ªa pertinente), sino de la capacidad de generar alarma ante hechos que pueden poner en peligro los valores fundamentales de una comunidad. La vigilancia genera denuncias, que son un verdadero termostato social que permite a los poderes p¨²blicos recibir se?ales ¨²tiles sobre c¨®mo funcionan sus pol¨ªticas y sus servicios. Evidentemente, esa denuncia tiene que estar bien fundamentada y razonablemente expresada, para que mantenga la reputaci¨®n de quienes la realizan y para que sirva para corregir posibles desviaciones y malas pr¨¢cticas. Hace 10 a?os, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba una declaraci¨®n en cuyo art¨ªculo primero se dec¨ªa: "Toda persona tiene el derecho, individual y colectivo, de promover y procurar la protecci¨®n y la realizaci¨®n de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los ¨¢mbitos nacional e internacional" (resoluci¨®n 53/144). Es toda una invitaci¨®n a no delegar del todo nuestra capacidad de ejercicio democr¨¢tico en asuntos tan sensibles para todos como son los derechos y libertades.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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