La generaci¨®n m¨¢s brillante est¨¢ condenada
Son los m¨¢s preparados y sanos de su historia, pero tambi¨¦n los m¨¢s frustrados - Cien millones de j¨®venes de Oriente Pr¨®ximo est¨¢n abocados al paro, la emigraci¨®n o el extremismo isl¨¢mico
Amir y Nazanin llevan esperando para casarse desde que se prometieron en julio de 2007. "Con mi sueldo de encargado de zapater¨ªa es imposible encontrar piso en Teher¨¢n", se queja Amir, de 26 a?os, pese a saberse afortunado por tener un empleo. Otros j¨®venes de su edad ni siquiera pueden plantearse la boda. Es el caso de Wael, un t¨¦cnico en turismo egipcio, quien a punto de cumplir 27 a¨²n no ha logrado un trabajo estable que le permita pensar en su futuro. Desempleo y subempleo atenazan a cien millones de j¨®venes en Oriente Pr¨®ximo y el norte de ?frica, cuya frustraci¨®n s¨®lo puede incrementar la presi¨®n migratoria sobre Europa o, en el peor de los casos, empujarles a los brazos del extremismo isl¨¢mico.
El fin del Estado protector, que daba un empleo seguro, deja v¨ªctimas
Quienes no tienen la capacidad de reflexionar, pueden abrazar el suicidio
El matrimonio, llave de entrada en la vida adulta, se retrasa cada vez
Ocho millones de egipcios pidieron en 2006 permiso de residencia en EE UU
Constituyen un 30% de los habitantes de la regi¨®n, y no s¨®lo se trata del mayor n¨²mero de j¨®venes (entre 15 y 29 a?os) de su historia, sino tambi¨¦n de la generaci¨®n m¨¢s educada y sana. Aun as¨ª, sus posibilidades est¨¢n muy lejos de sus expectativas. Frente a una media de paro juvenil del 14% en el mundo, en Oriente Pr¨®ximo se eleva al 26%, la m¨¢s alta de todas las regiones. Y la presi¨®n s¨®lo puede crecer. Mientras en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos los menores de 15 a?os apenas alcanzan un 20%, en Ir¨¢n son un 32%, en Egipto un 35% y en Arabia Saud¨ª un 39%. El Banco Mundial estima que la regi¨®n necesita crear 100 millones de empleos de aqu¨ª a 2020 para estabilizar ese desequilibrio.
"Sin duda el trasfondo demogr¨¢fico exacerba la situaci¨®n, pero el principal problema es que la zona est¨¢ evolucionando de econom¨ªas proteccionistas a econom¨ªas de mercado", explica Ragui Assad, director regional del Population Council, una ONG dedicada al desarrollo humano. En consecuencia, el Estado ya no puede garantizar el trabajo en el sector p¨²blico, que era la puerta de entrada en la clase media.
"Hasta ahora todo el mundo iba la Universidad y eso aseguraba un empleo en la Administraci¨®n, pero el Gobierno ha dejado de proveer puestos de trabajo", constata Abdel Monem Emara, ex ministro egipcio de la Juventud durante la d¨¦cada de los noventa. As¨ª que los j¨®venes se quejan de que no encuentran trabajo, o de que si lo encuentran, el salario es muy bajo. "No pueden decidir su futuro", se?ala Emara, ahora director de la Fundaci¨®n Actores del Cambio dedicada a la formaci¨®n de los j¨®venes.
"No tengo ninguna perspectiva sobre mi futuro", admite Parastoo, una iran¨ª de 26 a?os en paro. "Tal vez no sea muy grave estar sin empleo dos o tres meses, pero no tengo claro cu¨¢nto va a durar esa situaci¨®n y eso me asusta".
"La regi¨®n no est¨¢ invirtiendo de forma adecuada en su activo m¨¢s importante: su gente", denunciaba el jeque Mohamed Bin Isa al Jalifa, director general del Consejo de Desarrollo Econ¨®mico de Bahrein, en un reciente debate del Foro Econ¨®mico Mundial. Y, sin embargo, Oriente Pr¨®ximo destina un 5% de su producto interior bruto a educaci¨®n, frente al 3% de otras zonas como el Este Asi¨¢tico o Latinoam¨¦rica.
El ex ministro egipcio apunta a dos problemas. Por una parte, aunque la educaci¨®n b¨¢sica se haya hecho universal, en las clases m¨¢s modestas, "muchos chavales dejan la escuela para ayudar a sus padres acuciados por salarios que no les permiten mantener a sus familias". Esto no sucede en la clase media, "pero a quienes permanecen en el sistema educativo p¨²blico, no se les ense?a a pensar por s¨ª mismos y carecen de habilidades de comunicaci¨®n, gesti¨®n y toma de decisiones".
"No tenemos preparaci¨®n ni medios para salir de esta situaci¨®n. No podemos encontrar nuestro lugar", se duele Zina, estudiante de comercio en la Universidad de El Cairo, de 24 a?os.
"Los j¨®venes de hoy est¨¢n mucho m¨¢s educados que nunca y sin embargo valen menos [en el mercado laboral]", apunta Ragui Eso conduce a la frustraci¨®n y a un estado de transici¨®n interminable. As¨ª que pasan de los 21 a los 30 a?os esperando a poder asumir el papel de adultos, algunos incluso m¨¢s tarde.
Uno de los indicadores que m¨¢s preocupa a los analistas es el retraso de la edad media de matrimonio. Hace una d¨¦cada, el 63% de los hombres estaba casado antes de los 30 a?os. Hoy apenas alcanza el 50%. Y en el caso de Ir¨¢n se queda en un 38%. Cifras, todas ellas, muy por debajo de la media de Asia (77%), Latinoam¨¦rica (69%) o ?frica (66%).
Este fen¨®meno no es exclusivo de Oriente Pr¨®ximo. Y, sin embargo, en estas sociedades adquiere una dimensi¨®n mucho m¨¢s dram¨¢tica. A diferencia de Europa o de Estados Unidos, aqu¨ª el matrimonio es la ¨²nica llave de entrada en la edad adulta y, adem¨¢s, las relaciones prematrimoniales est¨¢n prohibidas.
"Est¨¢n proliferando los arreglos no tradicionales como el matrimonio urfi en Egipto o la sigh¨¦ en Ir¨¢n [el primero no se registra y el segundo tiene una duraci¨®n prefijada], la prostituci¨®n y la pornograf¨ªa", dice Ragui. Pese a que esos temas a¨²n resultan tab¨² en muchos pa¨ªses, poco a poco est¨¢n llegando a los medios. Eso da idea de la preocupaci¨®n que generan.
Los soci¨®logos constatan un creciente abismo entre lo que se considera aceptable y lo que realmente ocurre. "Se act¨²a a escondidas", admiten numerosos chicos y chicas entrevistados en Ir¨¢n y Egipto. "Siguen siendo educados de forma tradicional, con valores y costumbres en las que no creen. Carecen de espacios para encontrarse y de independencia para comunicarse sin el control de la sociedad", se?ala la documentalista y activista social Hala Gala.
"Los j¨®venes no pueden responder a las exigencias sociales y esa tensi¨®n se traslada a las relaciones con los padres, en especial con las hijas", advierte Hosein Ghazian, un soci¨®logo iran¨ª cr¨ªtico con las pol¨ªticas oficiales.
Ni siquiera el reciente boom econ¨®mico, impulsado por la liberalizaci¨®n y los altos precios del petr¨®leo, les est¨¢ ayudando. Aunque con un crecimiento medio anual por encima del 5%, la regi¨®n est¨¢ reduciendo sus tasas de paro, la mayor¨ªa de los nuevos empleos se crean en el boyante sector de la construcci¨®n (copado por inmigrantes) o se trata de trabajos temporales, mal pagados y que no permiten la movilidad social. "Eso no es suficiente para presentarse como un novio respetable", recuerda Ragui.
Adem¨¢s, no se trata s¨®lo de la dificultad de encontrar trabajo estable. Tambi¨¦n ha habido cambios en el estilo de vida que complican el problema. El acceso de las mujeres a la educaci¨®n hace que la mayor¨ªa rechace vivir con la familia del marido como ven¨ªa siendo tradicional. Proveer el techo com¨²n es una responsabilidad que recae sobre el novio. Con los precios actuales de la vivienda se convierte en una tarea tit¨¢nica, incluso si s¨®lo se aspira a alquilar. Adem¨¢s, dado el car¨¢cter asim¨¦trico del matrimonio isl¨¢mico, las familias de las chicas tratan de protegerlas de un posible repudio pidiendo dotes millonarias.
"Por un piso de 60 metros cuadrados piden 50 millones de riales de fianza [3.500 euros] y otros cuatro de renta mensual", se queja Amir que gana el equivalente de 200 euros al mes. "Lo m¨ªnimo cuesta 18 millones por metro cuadrado. Pero para cuando logro ahorrar el precio ya se ha multiplicado por dos o por tres. Si tu familia no puede ayudarte, te quedas soltero", concluye.
Y dado el papel central del matrimonio en Oriente Pr¨®ximo, los solteros se van quedando sin oportunidades sociales y econ¨®micas. No hace falta ser experto para darse cuenta de que estamos ante una bomba de relojer¨ªa. Desde el 11-S, numerosos analistas han advertido de que el creciente malestar y frustraci¨®n entre los j¨®venes de Oriente Pr¨®ximo constituye un caldo de cultivo favorable para el radicalismo isl¨¢mico y, eventualmente, al terrorismo.
"La vuelta a la religi¨®n constituye una nueva forma de liberarse", se?ala el padre Williams, un jesuita egipcio que trabaja con chicos de la calle y ha visto el avance de los Hermanos Musulmanes en su pa¨ªs. "Quienes no tienen la capacidad de reflexionar, pueden abrazar el suicidio", admite, aunque, en su opini¨®n "tras lo ocurrido en Irak tambi¨¦n hay voces que empiezan a criticar la manipulaci¨®n del islam".
"Es claramente un factor de riesgo", admite Ragui. "Aunque no es autom¨¢tico, algunos j¨®venes infraempleados han ca¨ªdo en las redes de grupos extremistas. Pero no hay datos concluyentes. Por su propia naturaleza, no podemos recabar datos sobre su composici¨®n. Ahora bien, cuando preguntamos qu¨¦ es lo m¨¢s importante en sus vidas, un n¨²mero creciente responde que la religi¨®n. De ah¨ª que debamos ofrecerles actividades significativas y valiosas que, si no dan grandes salarios, al menos proporcionen preparaci¨®n y respeto", sugiere el director del Population Council.
A falta de esa alternativa, muchos j¨®venes est¨¢n optando por la emigraci¨®n, lo que s¨®lo puede aumentar la presi¨®n sobre Europa, la frontera m¨¢s cercana. El caso de Egipto resulta significativo. Con 40 de sus 77 millones de habitantes menores de 35 a?os, ocho millones se inscribieron en 2006 en el sorteo para obtener un permiso de residencia en Estados Unidos. Lo que es m¨¢s preocupante: el a?o pasado una veintena de j¨®venes murieron ahogados cuando intentaban alcanzar de forma ilegal las costas de Italia y Grecia, una v¨ªa de escape que hasta ahora se limitaba al Magreb.
En Ir¨¢n, el segundo pa¨ªs m¨¢s populoso de la regi¨®n, con 70 millones de habitantes, un 25,6% de los j¨®venes est¨¢ desempleado y la cifra alcanza un 28,95% en las zonas urbanas, seg¨²n datos del Centro de Estad¨ªsticas (oficial). No hay informaci¨®n sobre el n¨²mero de j¨®venes que desean emigrar, pero las embajadas occidentales reciben muchas m¨¢s solicitudes de las que pueden procesar. El riesgo de radicalizaci¨®n es, sin embargo, menor. "Dado que aqu¨ª tenemos un Gobierno islamista que se ha convertido en un ejemplo indeseable, los j¨®venes reaccionan en sentido contrario", apunta Ghazian.
"Los j¨®venes no tienen un problema, nosotros somos el problema", asegura Emara, el ex ministro egipcio. Sin embargo, la mayor¨ªa de los encuestados ven su futuro sombr¨ªo. Y tal como advierte, Mohamed al Abbar, el patr¨®n de Emaar Properties (uno de los principales proveedores de empleo de Oriente Pr¨®ximo), "si la regi¨®n no es capaz de desarrollar sus enormes recursos humanos, se enfrentar¨¢ a un futuro de insatisfacci¨®n, malestar y declive econ¨®mico". Por ello, tal como se?ala el ex presidente del Banco Mundial James Wolfehson, "ninguna otra tarea es m¨¢s urgente en la regi¨®n que dar esperanza a sus cien millones de j¨®venes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.