Inolvidable
Maravilloso partido de Espa?a, que jugar¨¢ la final contra Alemania tras machacar a Rusia
Un equipo imponente, con trazos de enorme grandeza, dej¨® una huella imborrable en Viena, donde hizo claudicar sin remedio a Rusia, que aspiraba a regresar a la realeza del f¨²tbol. La mejor Espa?a que se recuerda le cerr¨® cualquier posibilidad de ingreso tras un ejercicio impecable de principio a fin. Con una madurez extraordinaria, no tuvo un reproche. Aplicada mientras el partido se cocinaba, en el segundo tramo fue un hurac¨¢n. Impuso su talento hasta abrumar a su rival. La Rusia plet¨®rica que impact¨® contra Holanda qued¨® sometida por el desparpajo espa?ol, su sentido colectivo del juego, su capacidad de gobierno y su mayor sutileza. La consecuencia fue una goleada que rescata a Espa?a tras a?os de bald¨ªo, tras dos d¨¦cadas largas en el lodo. Otra derivada: fue la noche del triunfo incuestionable de un modelo tras a?os de discusiones improductivas. Hoy, Espa?a ya sabe lo que le distingue. No hay debate posible, un alivio para futuras cosechas.
El equipo de Luis supo imponer su talento hasta resultar abrumador para el rival
El gol de Silva puso el lazo a una noche memorable para el f¨²tbol espa?ol
De este equipo cabe esperar que no deserte ni en la final, por mucho que Alemania difunda sus vol¨²menes de historia. A estos futbolistas no les delatan victimismos del pasado. Se sienten protagonistas frente a la subsidiaria posici¨®n de otras generaciones ante seleccionadores de mayor pose. Luis ha logrado que cohabite un equipo con may¨²sculas que est¨¢ a un paso de cantar bingo 44 a?os despu¨¦s. Esta Espa?a se ha acercado a la meta con la que sue?a desde aquella arqueol¨®gica victoria sobre la URSS, en Chamart¨ªn, desde la normalizaci¨®n, una virtud que le permite optimizar sus m¨²ltiples recursos. Nada de liderazgos y subalternos. El grupo transmite una naturalidad que le hace ser fiable y optimista. Ese contagio general hace que no se intimide. Ni ante Rusia, que se presentaba con el turbo. Sin miramientos, ya en el arranque, Espa?a aument¨® la cadencia del juego, un reclamo de Luis, y rebaj¨® al contrario. Xavi, quien procesa el f¨²tbol espa?ol, codific¨® el mensaje del entrenador y el equipo cogi¨® vuelo. El barcelonista se deslig¨® de Senna, impecable como sost¨¦n, y abri¨® el angular. ?l mismo se descolg¨® hasta el balc¨®n del ¨¢rea, preludio del primer gol. Al aceler¨®n respecto a otros partidos ayud¨® la tormenta: la pelota tuvo otra marcha y Espa?a no fue tan arr¨ªtmica.
La selecci¨®n se despleg¨® sin demora, sin intenci¨®n de anestesiar el juego, m¨¢s decidida de lo habitual, con la clara vocaci¨®n de medir a los defensas de Hiddink, la parte m¨¢s d¨¦bil del equipo. Torres y Villa percut¨ªan contra los centrales, dos vigas de movimientos algo toscos. Los arietes les retaban de espaldas y en carrera, pero les faltaba precisi¨®n. Rusia manten¨ªa la misma hip¨®tesis de trabajo: atacar. Eso s¨ª, la vanguardia no es la misma. Es m¨¢s coral. A partir de Pavlyuchenko, que act¨²a de boya, los dem¨¢s acuden al asalto como un acorde¨®n. Pero a Rusia le falt¨® la l¨¢mpara de Arshavin, prisionero de Senna, que le dej¨® a la intemperie. Definitivamente, Espa?a ha encontrado en el pivote del Villarreal un ancla para su delicado estilo. A su alrededor, Silva, Xavi, Iniesta y Cesc pueden flotar.
Ante la mayor pujanza espa?ola, a los de Hiddink se les vio m¨¢s oprimidos que en sus exuberantes citas con suecos y holandeses. Espa?a les super¨® en todas las l¨ªneas. Luis ha sincronizado todos los sectores. Empezando por la defensa, en la que algunos se han doctorado, como Marchena -concentrado, excelente en los auxilios e imperial en la salida de la pelota-, y otros han recuperado el vigor, como Puyol y el m¨¢s templado Ramos. Capdevila se ha adecuado con solvencia a su papel secundario. A su amparo, el resto se ha sentido m¨¢s liberado. El equipo ha alcanzado tal grado de madurez que no se agrieta si pierde a su mejor goleador, Villa, lastimado en un esprint. Ante el contratiempo, se impone el sentido gremial. No hay duda de que Cesc es un relevo tan excelente como circunstancial. Que a¨²n no sea titular subraya el cat¨¢logo del que dispone Luis. Su actuaci¨®n fue muse¨ªstica. Toc¨® todas las teclas con acierto. Fue concreto si la jugada lo exig¨ªa y un trueno si hab¨ªa ocasi¨®n. Entiende el juego como pocos. Como Iniesta, rehabilitado en el segundo periodo.
La irrupci¨®n del talento del Arsenal activ¨® a¨²n m¨¢s a Xavi, que no se sinti¨® sometido como ¨²nico organizador. Con Cesc al quite, el azulgrana estuvo en el origen y el final del primer tanto. Tras una combinaci¨®n con Iniesta, apareci¨® por el punto de penalti como ariete postizo para culminar un tiro de su compa?ero que m¨¢s pareci¨® un remate que un centro. Un premio para el mejor juego espa?ol y un gol de gran valor simb¨®lico por lo que significa su autor, el gran pregonero del f¨²tbol que distingue a esta selecci¨®n.
Con ventaja, Espa?a no se inmut¨®. Mantuvo el mismo grado de aplicaci¨®n, sabedora del car¨¢cter azaroso del f¨²tbol. Tambi¨¦n Luis lo conoce. As¨ª que decidi¨® no conceder un resquicio a su adversario. Movi¨® ficha y Xabi Alonso y G¨¹iza refrescaron al equipo. Con el primero ganaba en el pase largo cuando el encuentro invitaba al contraataque, suerte en la que el goleador del Mallorca se mueve en patines. G¨¹iza lleg¨® al segundo gol por constancia, puesto que la pared de Cesc era para Silva. ?ste, minutos despu¨¦s, puso el lazo a una noche inolvidable para el f¨²tbol espa?ol, que ya s¨®lo est¨¢ a un cent¨ªmetro del Everest. A la misma distancia que Alemania.
Los jugadores m¨¢s famosos de la selecci¨®n espa?ola (lalistaWIP)
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