La ministra
A m¨ª me gusta la ministra Bibiana A¨ªdo, y me gusta escribirlo, porque parece que hay barra libre contra ella. En los primeros gobiernos socialistas, se puso de moda hacer chistes sobre el ministro Mor¨¢n. La risa es uno de los caminos m¨¢s serio que existen, y qui¨¦n toma el sendero de la risa sabe muy bien hacia d¨®nde va. Mor¨¢n, en los a?os 80, era un viejo, sostenedor de antiguos principios y poco partidario de entrar en un horizonte nuevo de promesas incumplidas, organizaciones militaristas, amistades con grandes banqueros, empresas de servicios y maletines oscuros. Entre lo p¨²blico y lo privado hay un territorio intermedio al que deber¨ªamos ponerle nombre para entender los matices exactos de la geograf¨ªa pol¨ªtica. En Andaluc¨ªa existen muchos modos de matizar los convenios de la leche y el caf¨¦ en el mostrador de un bar. Los malague?os llaman nube a una gota de leche en el caf¨¦, que puede incluso matizarse con otra gota menos visible que responde a la expresi¨®n de no me lo pongas. Buena parte de la campa?a por la permanencia de nuestro pa¨ªs en la OTAN se pag¨® a base de nubes y de no me lo pongas, y la pol¨ªtica empez¨® a desplazarse a zonas tristes y a las carcajadas que persegu¨ªan el descr¨¦dito de socialistas como Mor¨¢n. Los tiempos han cambiado. No se asalta ahora el prestigio de un hombre, sino de una mujer. No se dispara contra un viejo, sino contra una joven. No se emplea munici¨®n de risas, sino de desprecio. Bibiana A¨ªdo fue carne de ca?¨®n desde su nombramiento porque es joven y muy guapa, y porque asumi¨® un ministerio que incomoda a mucha gente. Zapatero, que es m¨¢s fr¨ªo que un t¨¦mpano de hielo, no es muy partidario de las grandes carcajadas o las grandes cr¨ªticas. Prefiere apu?alarte por la espalda o regalarte un verdadero tesoro sin que tiemble un m¨²sculo de su cara. Como hab¨ªa decidido deslizarse hasta una estrategia de centro, o m¨¢s bien de centro derecha, decidi¨® buscarse un disfraz de hombre progresista y atento a los derechos civiles, siempre que no se trate de inmigrantes o inmigrantas, inventando un Ministerio de Igualdad. Esto provoc¨® la incomodidad de los enemigos de siempre, poco partidarios de cualquier tipo de igualdad, y de los amigos de antes, que se ve¨ªan venir la jugada, ya sufrida en presidencias socialistas anteriores.
Bibiana A¨ªdo lo tiene dif¨ªcil. Yo, que entre decepciones y malas compa?¨ªas no consigo hacerme tambi¨¦n, como me gustar¨ªa, m¨¢s fr¨ªo que un t¨¦mpano, le deseo suerte a la se?ora A¨ªdo. Ella va a representar otro tipo de nube: el lado bueno de un gobierno cargado de sombras, y es justo que los que estamos dispuestos a criticar lo negativo, sepamos apoyar aquello que consideremos ¨²til para los ciudadanos y las ciudadanas de este pa¨ªs. Estoy, adem¨¢s, de acuerdo con casi todas las actuaciones de la se?ora ministra que han levantado cr¨ªticas. Lo de utilizar la palabra miembra, como ella misma reconoci¨®, fue un lapsus, ante el que no debemos rasgarnos las vestiduras. Indica una realidad filol¨®gica y una intenci¨®n que comparto. Los idiomas son organismos vivos, enriquecidos a trav¨¦s de transformaciones sociales, y la transformaci¨®n feminista llegar¨¢ por supuesto a nuestras palabras. La idea de crear una biblioteca para mujeres me parece oportuna. No se trata de imponer la lectura segregada, como la educaci¨®n en los colegios de curas y monjas, sino de poner en marcha un centro importante de estudios sobre la mujer. ?Hay algo malo? Tampoco me parece criticable que se denuncie el machismo que implica el uso del velo isl¨¢mico. El respeto al otro no debe confundirse con la renuncia a las opiniones propias. Los que hemos progresado gracias a una batalla a pelo suelto contra los dogmas de la iglesia, no vamos a callarnos ahora ante otra religi¨®n. Un di¨¢logo de civilizaciones no es una charla de curas. As¨ª que estoy de acuerdo con la ministra.
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