La polic¨ªa sabe que es inocente, pero sigue entre rejas
Los investigadores insisten desde abril en que Rafael Ricardi lleva en prisi¨®n 13 a?os por error - La fiscal¨ªa no act¨²a
A la justicia no le tiembla la mano al condenar, pero le cuesta enmendar sus errores. El lunes, tras dos a?os y medio de reclusi¨®n, suspendi¨® la ejecuci¨®n de la pena de Jorge Ortiz, err¨®neamente identificado como atracador en una rueda de reconocimiento, mientras se resuelve su petici¨®n de indulto. Sin embargo, la justicia no ha reaccionado ante el caso Ricardi. Y eso que desde hace m¨¢s de dos meses, la polic¨ªa defiende que Rafael, que lleva 13 a?os en prisi¨®n por violaci¨®n, es inocente.
Las identificaciones err¨®neas causan el 80% de las condenas a inocentes
Los abogados de Ricardi han recurrido ante el Tribunal Supremo
Rafael Ricardi era toxic¨®mano cuando fue detenido; no muy alto, viv¨ªa debajo de un ¨¢rbol y ... bizqueaba. Esta caracter¨ªstica le llev¨® a la c¨¢rcel. Porque un violador m¨²ltiple de C¨¢diz tambi¨¦n ten¨ªa, seg¨²n las v¨ªctimas, "un defecto muy peculiar" en la vista, "un ojo a la virul¨¦". Una de ellas identific¨® a Ricardi como su agresor y fue condenado a 36 a?os de c¨¢rcel.
Lleva encerrado desde 1995. Desde 2000, la polic¨ªa sospecha que es inocente. Y desde hace un par de meses, los investigadores est¨¢n convencidos de que no es culpable. A pesar de ello, la fiscal¨ªa no ha pedido la revisi¨®n del caso. Siguen practicando pruebas. Mientras, su abogada, Antonia Alba, de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa, ha presentado ya el recurso de revisi¨®n ante el Supremo. Y una de las hermanas de Ricardi, Milagros, pide que "se arregle esta injusticia conocida por todos".
El 12 de agosto de 1995 dos hombres violaron a una chica de madrugada en El Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz). La interceptaron mientras llegaba en moto a su casa. Uno de ellos era gordo y barrig¨®n, con la cara suave y problemas de erecci¨®n. El otro era m¨¢s alto y delgado. La amenazaron con cuchillos y machetes. Ambos llevaban la cabeza cubierta con pasamonta?as e iban vestidos con ch¨¢ndal oscuro y zapatillas. El bajito llam¨® al otro "Juan" en un momento. El tal "Juan" enfureci¨®. Le dijo que no volviera a mentarle con tal nombre. Ante la polic¨ªa, la v¨ªctima dijo que no podr¨ªa reconocerlos porque iban encapuchados. Record¨® que al "gordo" le hab¨ªa rasgado el pasamonta?as pero dijo que se hab¨ªa tapado la cabeza con su casco de moto. Despu¨¦s, sin embargo, afirm¨® que pod¨ªa identificarlo, que la capucha hab¨ªa estado rota todo el tiempo y que lo hab¨ªa visto muy bien.
?C¨®mo apareci¨® Ricardi en escena? Ten¨ªa antecedentes por delitos relacionados con la droga, y su foto estaba en los ¨¢lbumes policiales. A la v¨ªctima le ense?aron seis fotograf¨ªas. S¨®lo aparec¨ªa alguien con un defecto en la vista -lo que m¨¢s recordaba la v¨ªc-tima-: Rafael Ricardi, que es estr¨¢bico. La mujer lo identific¨®, y tambi¨¦n su voz. Despu¨¦s, volvi¨® a hacerlo en una rueda de reconocimiento. Una vez m¨¢s, era el ¨²nico bizco.
Quedaban restos biol¨®gicos que analizar. El Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa determin¨® que no pod¨ªa "excluirse la presencia, en cada uno de los marcadores estudiados, de todos los alelos correspondientes al presunto agresor". Es decir, que no se sab¨ªa a ciencia cierta si los restos eran o no de Ricardi.
La Audiencia Provincial de C¨¢diz lo condena en octubre de 1996. Fundamentalmente, por el reconocimiento f¨ªsico y de voz de la v¨ªctima. Pero los magistrados a?aden que estas pruebas se refuerzan "por el informe biol¨®gico de ADN" en el que se concluye que "se han encontrado todos los alelos correspondientes al semen del acusado". Esta cita no existe en el informe toxicol¨®gico. El Supremo confirma la sentencia en 1997 insistiendo, a pesar de que no lo dec¨ªa el informe, en que "las pruebas de semen recogidas en la ropa de la v¨ªctima se corresponden con las del acusado".
No era la primera violaci¨®n perpetrada en C¨¢diz por dos sujetos de las mismas caracter¨ªsticas. La primera hab¨ªa sido el 13 de julio de 1995, tambi¨¦n en El Puerto de Santa Mar¨ªa. Con Ricardi ya en prisi¨®n, siguieron produci¨¦ndose: hubo siete m¨¢s entre enero de 1997 y junio de 1999. Las descripciones: un tipo bajito con "algo raro" en la vista y problemas de erecci¨®n y otro alto y violento. Los dos con pasamonta?as, cuchillos y machetes. La polic¨ªa comienza a pensar que quiz¨¢ Ricardi era inocente.
En 2000 el Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa vuelve a revisar los restos: definitivamente, no eran de Ricardi. Se identifica un perfil gen¨¦tico al que llaman X, que aparece en la violaci¨®n por la que fue condenado Ricardi y en otras tres m¨¢s. La polic¨ªa lo comunica a la Audiencia. Pero, como la prueba principal contra Ricardi hab¨ªa sido el reconocimiento de la v¨ªctima, la fiscal¨ªa no pide la revisi¨®n del caso.
Pasan siete a?os. En junio de 2007 un hombre llamado Fernando Plaza es detenido. Es el perfil gen¨¦tico X, como se determina meses despu¨¦s. Es bajito, gordo y tiene un ojo m¨¢s grande que otro y la mirada hundida. Esto pudo ser lo que la v¨ªctima recordaba como "un defecto en la vista". Est¨¢ probado por ADN que es culpable de la violaci¨®n por la que fue condenado Ricardi. ?Pudo este ¨²ltimo ser el segundo atacante? Es m¨¢s que improbable. La v¨ªctima identific¨® a Ricardi como el gordo bizco y bajo. El "otro" era m¨¢s alto y se llamaba "Juan". Si Plaza y Ricardi fueran culpables, las descripciones de la v¨ªctima -¨²nica prueba de la culpabilidad hallada por el tribunal- no tendr¨ªan ni pies ni cabeza. Fernando Plaza no tiene la suficiente estatura como para ser el "alto" y ¨¦sta ser¨ªa la ¨²nica opci¨®n v¨¢lida para sostener la culpabilidad de Ricardi.
El tal "Juan" ha sido encontrado. Estaba en la c¨¢rcel por agredir sexualmente a una hija. Compa?ero habitual de fechor¨ªas de Fernando Plaza, Juan Ba?os es alto, moreno y con bigote -lo que recordaron algunas v¨ªctimas-. Y su ADN coincide con una de las violaciones. En muchas no quedaron restos que analizar.
Ahora la justicia ha reabierto el caso por cinco violaciones, incluyendo aqu¨¦lla por la que fue condenado Ricardi. La fiscal jefe de C¨¢diz, ?ngeles Ayuso, est¨¢ esperando los resultados de pruebas complicadas pedidas al Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa para tomar una decisi¨®n. Insiste en que la v¨ªctima sigue se?alando a Ricardi como uno de sus agresores y afirma que el violador era estr¨¢bico.
Los expertos en la llamada "psicolog¨ªa del testimonio" se?alan, sin embargo, que a lo largo de los procedimientos de identificaci¨®n, a veces las v¨ªctimas ponen la cara del sospechoso que ven en los ¨¢lbumes fotogr¨¢ficos al recuerdo borroso que tienen del agresor. En este caso, la v¨ªctima vio s¨®lo una foto de alguien con "un defecto en la vista": Ricardi. Es posible que, a partir de ese momento, haya identificado "con total seguridad" a quien previamente hab¨ªa visto en la foto. Los psic¨®logos sostienen que la angustia y el estr¨¦s hacen muy dif¨ªcil que las v¨ªctimas registren con exactitud los detalles del delito. La Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa Legal afirma que las identificaciones err¨®neas son la causa del 80% de las condenas a inocentes.
Ricardi declar¨® el pasado d¨ªa 23 en el juzgado de El Puerto de Santa Mar¨ªa que ha reabierto el caso por las cinco violaciones. Su hermana Milagros se reuni¨® con ¨¦l despu¨¦s de ocho a?os sin verle, al igual que la hija del preso, que era una ni?a la ¨²ltima vez que lo vio. "S¨®lo pido que se agilicen los tr¨¢mites y se haga justicia", pide Milagros. "Lleva demasiado tiempo en prisi¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.