"Seguiremos hasta que se nos d¨¦ una explicaci¨®n. La necesitamos"
Dos a?os despu¨¦s del accidente, los afectados mantienen su movilizaci¨®n
Seis camisetas pueden dar miedo. O preocupar lo bastante como para ordenar a la polic¨ªa municipal que se incaute de ellas. Eso fue lo que ocurri¨® el viernes, a la puerta del Ayuntamiento de Valencia, cuando seis representantes de la Asociaci¨®n V¨ªctimas del Metro 3 de Julio fueron obligadas a entregar las prendas que llevaban puestas (o en la mochila), porque la alcald¨ªa, del PP, consider¨® inapropiado que las exhibieran en el pleno donde, casi dos a?os despu¨¦s del peor siniestro de la historia del suburbano espa?ol, iban a intervenir, invitados por el Grupo Socialista.
"Para tratarnos as¨ª deben temer un da?o moral muy grande"
El arzobispo 'contraprograma' la misa de la asociaci¨®n de v¨ªctimas
"Nos preguntaron si llev¨¢bamos pancartas y contestamos que no. Pero luego, al registrar una bolsa, vieron las camisetas y nos dijeron: 'esto no puede entrar porque lleva consignas', o declaraciones, no me acuerdo de la frase exactamente", explica Enric Chulio, presidente de la asociaci¨®n. Su estupor aument¨® al llegar al sal¨®n de plenos y ver que de todas las tribunas, incluida aquella desde la que ten¨ªan que hablar, colgaban pancartas en las que se le¨ªa: Zapatero miente. Rita siempre por Valencia. Valencia avanza con Rita. Pinedo no quiere morir, todos estamos con Rita... Una atm¨®sfera que recordaba a un circo de la ¨¦poca romana.
"Lo que no entiendo es, si se pueden poner pancartas, por qu¨¦ nosotros no podemos entrar con camisetas. Si tampoco son agresivas, no estamos atacando a nadie", comenta Chulio. Las camisetas dec¨ªan: 43 muertos + 47 heridos = 0 responsables. En su discurso, el presidente de la asociaci¨®n fue fiel a su estilo: subray¨® su independencia, atribuy¨® el accidente al mal funcionamiento del servicio p¨²blico; critic¨® la falta de inversiones en la l¨ªnea 1 y pidi¨® que se tomasen las medidas necesarias para que algo parecido no pudiera volver a ocurrir. Una intervenci¨®n lo suficientemente equilibrada como para que Alfonso Grau, concejal del PP, le agradeciese sus palabras.
A pesar de ello, el incidente de las camisetas revela el grado de incomodidad que las v¨ªctimas de la tragedia de aquella ma?ana de verano (que se concentran, a las siete de la tarde, los d¨ªas 3 de cada mes en la plaza de la Virgen), siguen provocando en los Gobiernos local y auton¨®mico. Un malestar m¨¢s comprensible durante los meses que siguieron al accidente: una ¨¦poca de alta crispaci¨®n pol¨ªtica, en la que exist¨ªa la inc¨®gnita de c¨®mo pod¨ªa influir el siniestro (y su contexto: antecedentes, falta de balizas que hubiesen frenado el tren, estado precario de la l¨ªnea 1) en las elecciones.
Una vez celebradas y revalidadas las mayor¨ªas absolutas (alcanzada la victoria incluso en Torrent, hist¨®rico feudo socialista y hogar de muchos de los fallecidos), esa incomodidad (traducida en la ausencia total de informaciones en la televisi¨®n p¨²blica valenciana; en la negativa, de otro lado ya no querida por la otra parte, del presidente de la Generalitat a recibir a las v¨ªctimas en p¨²blico; en la resistencia a relevar siquiera a uno de los responsables t¨¦cnicos o pol¨ªticos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana; en el silencio que ha guardado el Consell ante el documento que la asociaci¨®n le remiti¨® hace meses; en la misma incautaci¨®n de las camisetas...) se presta a otra clase de interpretaciones.
"Por la forma en que act¨²an debe ser que tienen miedo a que se les haga un da?o muy grande. Un da?o moral, pero muy grande", afirma Maribel S¨¢ez, 45 a?os, ama de casa, y madre de uno de los heridos. Un chaval que cuando el convoy que conduc¨ªa Joaqu¨ªn Pardo descarril¨®, ten¨ªa 18 a?os y que, dice S¨¢ez, todav¨ªa no ha vuelto a ser el mismo. "F¨ªsicamente s¨ª, pero psicol¨®gicamente creo que no est¨¢ recuperado. Del miedo, de lo que vio, de lo que sufri¨®, de toda la experiencia. Yo creo que todo eso se le qued¨® dentro. Recuerda mucho los olores".
Una incomodidad que no se limita a los actores pol¨ªticos. Hace un mes, los miembros de la asociaci¨®n empezaron a preparar los actos del segundo aniversario del siniestro (que se cumple el jueves) y solicitaron la celebraci¨®n de una misa en la catedral de Valencia. Supusieron (ya que el a?o pasado declin¨® hacerlo) que no la oficiar¨ªa el arzobispo Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco. Lo que no imaginaban era la segunda parte de la historia: "Nos comunicaron que nos atender¨ªa el de¨¢n y en el mismo correo nos informaban de que el arzobispo oficiar¨ªa una misa en Torrent. Nos dej¨® de piedra. Nosotros vamos a la catedral, que est¨¢ a tres pasos del Palacio Arzobispal, y el arzobispo se va a Torrent casi a la misma hora", dice Chulio.
"Con lo cual", sigue, "pensamos que es una maniobra muy fea, suponemos que directamente del arzobispo, con la complicidad del Ayuntamiento de Torrent. Varias familias cat¨®licas se han sentido ofendidas. Y nos ha dejado de piedra, pero pensamos que a quien define estos gestos es a quien los hace".
Han pasado 24 meses desde el accidente. El caso ha ido apag¨¢ndose en sede judicial. La asociaci¨®n, desde que empez¨® a hacerlo en noviembre de 2006 ha realizado 19 concentraciones silenciosas para recordar a las v¨ªctimas. Su n¨²mero apenas ha cambiado: unas 200 personas, que pueden decaer algo si el d¨ªa 3 cae en medio de un puente. La reacci¨®n de los ciudadanos al pasar a su lado ha cambiado mucho: "Pasotismo y poca cosa m¨¢s. A lo mejor alguien manifiesta su opini¨®n en un sentido o en otro. Pero en general, un olvido absoluto", afirma Chulio.
?Por qu¨¦ siguen convoc¨¢ndolas entonces? "Seguiremos haci¨¦ndolo mientras no se nos d¨¦ una explicaci¨®n, porque la necesitamos. Lo mismo nosotros que cualquier usuario y cualquier valenciano. No se puede dejar pasar sin m¨¢s un accidente tan grave", contesta Pedro Edo, de 59 a?os, ex contable prejubilado, que perdi¨® a su hija. A su lado, Maribel S¨¢ez tercia: "Han pedido, desde el Gobierno valenciano, dimisiones al Gobierno central por otras cosas. Y al Gobierno de Catalu?a, por los socavones. Por cuatro agujeros. Y est¨¢ claro, eso hay que arreglarlo y ah¨ª ha habido responsables, pero, ?aqu¨ª d¨®nde est¨¢n?". "Y all¨ª no ha habido muertos, y aqu¨ª, s¨ª. Y no pasa nada. La directora de Ferrocarrils sigue en su puesto, el se?or Ant¨®n, le han dado una consejer¨ªa con m¨¢s competencias...". a?ade.
El ex contable retirado por una discapacidad, cuyo rostro muestra m¨¢s edad de la que tiene y, en cambio, a pesar de alguna de sus frases, ni una pizca de ira, dice: "Yo perd¨ª a mi hija de 26 a?os, que ten¨ªa todo el porvenir por delante. La perd¨ª y estoy hundido. Est¨¢s todo el d¨ªa en casa, tratas de inventarte algo, de hacer cosas que ya est¨¢n rehechas cuatro veces, con tal de no acordarte. Porque el agujero ahora es mayor que los tres o cuatro meses despu¨¦s del accidente. Entonces estabas medio ofuscado. Ahora es cuando m¨¢s la echas en falta, te vuelves loco. Est¨¢s en casa y a veces llamas a la mujer: 'nena, mira a ver la chiquilla...'".
"No somos las madres de la Plaza de la Mayo", a?ade Chulio, "ni de lejos. Aquello son hero¨ªnas. Puede que el esp¨ªritu frente al olvido sea el mismo, pero no somos comparables".
Un camino judicial casi agotado
- Apertura del caso. El mismo 3 de julio de 2006, la juez Nieves Molina abre la investigaci¨®n sobre el accidente, que cost¨® la vida a 43 personas y en el que resultaron heridas otras 37.
- Archivo antes de las elecciones. La juez abri¨® y cerr¨® el caso tres veces. El primer archivo tuvo lugar en marzo de 2007, poco antes de que se celebraran las elecciones municipales y auton¨®micas.
- Reapertura tras los comicios. Molina reabri¨® el caso en junio del mismo a?o, poco despu¨¦s de que el Partido Popular arrasara en las Cortes, y, entre otros, en los municipios de Valencia y Torrent, de donde eran muchas de las v¨ªctimas. El objetivo de la reapertura fue el de ampliar el informe pericial.
- Sin pr¨¢ctica de nuevas pruebas. El segundo archivo de la causa lleg¨® en diciembre de 2007, sin que se llegaran a practicar nuevas pruebas.
- Reactivaci¨®n y final. Entre enero y febrero de 2008 la juez volvi¨® a abrir y cerrar el caso. En mayo, la Audiencia Provincial de Valencia le dio la raz¨®n.
- La v¨ªa del Constitucional: En junio, un grupo de v¨ªctimas anuncia que acudir¨¢ en amparo al Tribunal Constitucional.
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