Al final habr¨¢ consulta
Lo mejor del viernes pasado fue que ya pas¨®. Y despu¨¦s de tantas inc¨®gnitas que tanto han distra¨ªdo desde la botadura en septiembre de la hoja de ruta del lehendakari, ha ocurrido lo que ya entonces se pod¨ªa avanzar que iba a suceder. No hab¨ªa que esperar a que Rodr¨ªguez Zapatero oficializara su no a las pretensiones de Ibarretxe, ni al voto prestado de EHAK. Su planteamiento de origen llevaba impl¨ªcito el desenlace, como ya advirti¨® hace un a?o por estas fechas Josu Jon Imaz, antes de apartarse elegantemente del camino. Porque eso de que todo es posible en pol¨ªtica es s¨®lo un lugar com¨²n utilizado por quienes conciben la pol¨ªtica como religi¨®n o magia y no como oficio incierto para conciliar intereses.
Podremos decidir, como lo venimos haciendo casi cada a?o desde 1977
Los siguientes pasos est¨¢n igualmente desvelados y escritos: recurso del Gobierno central al Tribunal Constitucional, suspensi¨®n cautelar de la consulta, descriptible indignaci¨®n que no ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de una manifestaci¨®n y, antes o despu¨¦s del previsible fallo del alto tribunal, convocatoria de elecciones auton¨®micas que volver¨¢n a ser "hist¨®ricas", pese a tener el regusto de lo ya conocido. Porque hay una parte de la hoja de ruta no escrita, pero que est¨¢ impl¨ªcita en ella y que ya ha comenzado a desarrollarse.
Neutralizada materialmente como acto, la consulta pasa a convertirse en bandera electoral. Lo ha venido expresando Ibarretxe con meridiana claridad desde que el pasado domingo lo dijo en Gara: "Hemos abierto la puerta del ejercicio del derecho a decidir, que ya no se cerrar¨¢ jam¨¢s". Se trata de una declaraci¨®n program¨¢tica de quien ya est¨¢ pensando en una nueva legislatura y constituye el m¨¢s claro reconocimiento de las intenciones autodeterministas de su propuesta, tan evidentes como siempre negadas hasta ahora por el interesado. Y viene a confirmar, por si hiciera falta, el car¨¢cter capcioso de las preguntas que se pretend¨ªa someter a consulta popular. Si se tiene la irreductible determinaci¨®n a llevar a cabo ese supuesto derecho de decisi¨®n en clave soberanista, pese a quien pese, ?qu¨¦ sentido tiene preguntar en abstracto a los ciudadanos sobre su ejercicio?
Despu¨¦s de diez a?os al frente del Gobierno vasco, quiz¨¢ haya que revisar el retrato pol¨ªtico que se ha hecho del lehendakari Ibarretxe. El acento puesto en su personalidad perseverante y obstinada, casi iluminada de puro voluntarista, ha dejado en penumbra otra faceta que se est¨¢ manifestando en los ¨²ltimos a?os, la del pol¨ªtico calculador. La desprendida disposici¨®n a marcharse a su casa si no se le permite cumplir la misi¨®n que se ha autoimpuesto no encaja con la preocupaci¨®n manifestada en actos para perpetuarse en el cargo. Vista desde esta perspectiva, se entienden mejor la hoja de ruta y sus incoherencias constitutivas. Con este enfoque, la iniciativa pierde ese car¨¢cter salv¨ªfico que el lehendakari ha pretendido darle para adquirir el sentido instrumental que posiblemente tuvo desde su concepci¨®n. Pues no resulta veros¨ªmil, por mucha fe que se profese, que Ibarretxe llegara a creer que el presidente del Gobierno central pod¨ªa concederle graciosamente el derecho de autodeterminaci¨®n del Pa¨ªs Vasco y, en el caso de que se lo negara, permitir la celebraci¨®n de un plebiscito para ejercerlo de matute.
M¨¢s all¨¢ del ruido, las maniobras de distracci¨®n y los teatrales rasgamientos de vestiduras que vendr¨¢n, la jornada del viernes alumbra la otra fase del proyecto personal de Ibarretxe. Sobre los ra¨ªles tendidos de la hoja de ruta, y sin dar oportunidad a la direcci¨®n del PNV de decidir sobre la estrategia que considera m¨¢s conveniente para el nacionalismo institucional y el conjunto del pa¨ªs, ha establecido ya varias certezas. La primera, que ¨¦l va a ser el candidato a lehendakari del PNV; la segunda, que la consulta y el derecho a decidir volver¨¢n a convertirse en el punto central de su programa electoral; la tercera, que la reedici¨®n del tripartito es la ¨²nica expectativa de Ibarretxe para seguir en Ajuria Enea. Las tres son decisiones esenciales para cualquier partido, y en este caso no han sido tomadas por los ¨®rganos internos del PNV, sino que le vienen impuestas por el papel predominante que el lehendakari ha cobrado sobre la organizaci¨®n desde 2001.
Y, al final, habr¨¢ consulta, pero no se celebrar¨¢ el 25 de octubre y ser¨¢ vinculante. En la primavera, m¨¢s o menos cuando toca, los ciudadanos de este pa¨ªs tendremos la oportunidad de volver a ejercer nuestro derecho a decidir, como lo venimos haciendo casi cada a?o desde 1977. La consulta se realizar¨¢ en unas elecciones y sobre unas opciones limitadas, pero mucho m¨¢s claras y precisas que las dos preguntas se?uelo incluidas en el proyecto aprobado por el tripartito y EHAK el viernes. Se podr¨¢ decidir sobre qui¨¦nes deben decidir por nosotros en los cuatro a?os siguientes. No es poca decisi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.