Poulidor Ballack
El capit¨¢n alem¨¢n, que fue de m¨¢s a menos, agiganta su leyenda de eterno segund¨®n
Michael Ballack, de 31 a?os, a?adi¨® ayer un cap¨ªtulo m¨¢s a su leyenda de eterno segund¨®n. Bien es cierto que ha ganado t¨ªtulos meritorios, como la Bundesliga con el Kaiserslautern al comienzo de su carrera. Y un pu?ado m¨¢s de trofeos nacionales con el Bayern, lo cual ya no es tan meritorio. Pero nunca nada en el ¨¢mbito europeo o mundial. Se hab¨ªa perdido por sanci¨®n la final de la Copa del Mundo 2002 en la que, en cualquier caso, Alemania cay¨® ante Brasil. Hab¨ªa ca¨ªdo con el Leverkusen en la final de la Champions de 2002 ante el Madrid. Y ahora, esto. Adem¨¢s, esta temporada tambi¨¦n sali¨® derrotado de las finales de la Champions, la Charity Shield y la Carling.
Spielt Ballack (juega Ballack), anunciaba, euf¨®rica, la p¨¢gina web del Spiegel horas antes de la final. Y el capit¨¢n de Alemania entr¨® feliz al partido, convencido de que ¨¦ste iba a ser su gran d¨ªa. Ni rastro de la lesi¨®n del gemelo por la que no se hab¨ªa entrenado en las dos ¨²ltimas sesiones. Sus primeros minutos fueron magn¨ªficos: se puso a vivir a la espalda de Senna y, desde all¨ª, lanzaba los ataques alemanes por las bandas. Al mediocentro hispano-brasile?o le sacaba una cabeza.
Ha perdido cuatro finales esta temporada: la de ayer y tres con el Chelsea
El medio recibi¨® un cabezazo de Senna y se march¨® sangrando con la ceja rota
Balack, con su Selecci¨®n |
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Revive el partido Alemania-Espa?a |
El hombre enga?aba. Su trote cansino por esa zona se aceleraba de repente y alcanzaba una potencia de locomotora. En una de esas carreras le gan¨® la posici¨®n a Ramos, que no es lento precisamente. Pero, de pronto, a alguien se le encendi¨® la luz en el equipo espa?ol y se dio cuenta de que Ballack no pod¨ªa jugar con tanta libertad. En concreto, Marchena, que adelant¨® su posici¨®n y embisti¨® a Ballack por detr¨¢s.
A partir de ah¨ª, el peque?o Xavi empez¨® a pesar m¨¢s que Ballack y esto puso de muy mal humor al n¨²mero 13 germano. Sobre todo, despu¨¦s de que Fernando Torres adelantara a Espa?a. Ballack reparti¨® broncas para todos. Sus gestos eran de lo m¨¢s evidentes: "?Por qu¨¦ no hab¨¦is cortado la jugada antes del pase de gol?".
El cabreo de Ballack se tradujo en su juego, que empez¨® a ensuciarse. Le dio una patada al tobillo a Xavi y otra a Cesc. No le gustaba que le torearan. Y, a continuaci¨®n, recibi¨® un cabezazo involuntario de Senna que le abri¨® una brecha en la ceja. ?l mismo se retir¨® a la banda para que le cosieran la herida. Fueron cinco minutos de ausencia antes de un regreso que fue invalidado por el ¨¢rbitro: todav¨ªa sangraba. Finalmente, volvi¨® justo para intentar rematar una falta lateral que el ¨¢rbitro hab¨ªa mandado repetir precisamente para eso: para que acudiera a cabecearla. En los c¨®rners a favor se colocaba bajo la misma l¨ªnea de gol, por detr¨¢s de Casillas, tratando de hacer valer su envergadura. Y, s¨ª, cada saque de esquina era un suplicio para Espa?a.
Cansado de esperar, el capit¨¢n se retras¨® 15 metros tras el descanso. Trataba de entrar m¨¢s en contacto con el bal¨®n. Empez¨® a quedarse colgado en el ataque. Y a perder pases. Conservaba, eso s¨ª, el oficio para pedirle al ¨¢rbitro asistente que expulsara a Silva por una cabezadita a Podolski. Pero ni as¨ª pudo apagar el torrente creativo espa?ol. Ni mucho menos desprenderse de la alargada sombra de Poulidor.
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