Emigrantes: la Espa?a que os espera
Una emigrante americana quiere invitar a sus padres a pasar en Espa?a las vacaciones de verano -los afectos dolidos por la distancia, ya se sabe- y se pone a cumplimentar los requisitos exigidos por la Administraci¨®n para obtener el visado de estancia temporal.
Las gestiones, obviamente, requieren pasarse algunas horas haciendo cola. La eficacia administrativa que publicitan los ministerios mediante costosas campa?as publicitarias no afecta a las ¨¢reas gubernamentales encargadas de tratar a los emigrantes. Las instalaciones habilitadas a tal fin son de est¨¦tica postfranquista, y los funcionarios destinados a dar y recibir informaci¨®n, folletos o cuestionarios son escasos y desganados.
El inmigrante que invita a un familiar a Espa?a se enfrenta a una burocracia arbitraria, kafkiana
El presidente de la comunidad de vecinos acaba de comisario pol¨ªtico
Una vez que el emigrante llega a la ventanilla, algo que en ning¨²n caso conseguir¨¢ si su jefe no le da permiso para abandonar en horas laborables su puesto de trabajo -¨²nico horario previsto por la Administraci¨®n para materializar las obligaciones que le exige cumplir-, recibe una hoja sin membrete oficial en la que est¨¢ toscamente mecanografiado el ¨ªndice de documentos que debe ir preparando.
La hoja no alude a ning¨²n p¨¢rrafo de la normativa vigente ni menciona los derechos que el solicitante debe conocer en el caso de darse alg¨²n conflicto de interpretaci¨®n. El documento se titula Modelo texto variable con requisitos que pueden ser exigidos.
La f¨®rmula es una ins¨®lita declaraci¨®n.
El Gobierno anuncia la ambig¨¹edad de trato que ofrece al emigrante. No s¨®lo omite cualquier referencia a la seguridad jur¨ªdica que deber¨ªa ampararle como simple usuario de los servicios p¨²blicos, sino que hace ostentaci¨®n de la ambivalencia de los criterios utilizados para dar curso a su petici¨®n.
"Requisitos que pueden ser exigidos". ?Por qui¨¦n? ?En qu¨¦ casos? El documento no lo aclara. Tampoco el responsable de turno en la ventanilla: "Ya veremos".
?Acaso conf¨ªa el Estado en la intuici¨®n del funcionario para detectar en el emigrante los rasgos que har¨¢n decisiva la necesidad, o la urgencia incluso, de un papel, una foto o un certificado?
Si a pesar de todo, el solicitante sigue empe?ado en invitar a sus padres, deber¨¢ presentarse m¨¢s tarde en la misma ventanilla, una vez que haya conseguido obtener, en otras ventanillas semejantes y haciendo colas parecidas, los siguientes documentos: "escritura p¨²blica o t¨ªtulo de propiedad de la vivienda, contrato de arrendamiento, certificado o nota simple del registro de la propiedad, certificado municipal acreditativo del n¨²mero de personas que conviven en el mismo piso, cualquier otro documento an¨¢logo que atribuya al solicitante la disponibilidad de la vivienda".
El funcionario cansino explica al extra?ado solicitante a qu¨¦ se refiere el redactor del modelo texto variable cuando dice "cual quier otro documento", pues puede servirle cuanto recibo de agua, gas o electricidad pueda reunir. Lo raro, sin embargo, es el etc¨¦tera que a bol¨ªgrafo a?ade el funcionario. Como si no bastara la "nota simple del registro de propiedad" que se le ha pedido, se deja al albur de la imaginaci¨®n del emigrante la posibilidad de ense?ar pruebas m¨¢s fehacientes que corroboren de un modo irrefutable lo que se desea constatar.
Cuando el solicitante haya probado que est¨¢ existiendo en alg¨²n lugar exacto de la geograf¨ªa espa?ola, deber¨¢ demostrar el parentesco que tiene con los padres a los que quiere invitar y, a tal efecto, presentar la pertinente certificaci¨®n de inscripci¨®n de nacimiento, "p¨²blica u oficial", debidamente legalizada y, por supuesto, traducida.
La obsesi¨®n por los detalles que denota el modelo texto variable deja en evidencia hasta qu¨¦ extremo el funcionario ha sido adiestrado en la t¨¦cnica de descubrir los fraudes a los que, por lo visto, se ve sometido una y otra vez por emigrantes sin escr¨²pulos dispuestos a enga?arle con tal de conseguir sus prop¨®sitos.
En el modelo texto variable se advierte, esta vez con letras may¨²sculas, que "no se admiten copias escaneadas de ning¨²n documento". Y en el apartado de "pasaporte en vigor" recuerda que la copia del mismo debe estar compulsada por la Autoridad u Organismo Oficial con "sello legible". Si el sello utilizado para certificar la autenticidad del pasaporte fuera una mancha borrosa, la copia ser¨ªa rechazada o devuelta a su dudoso propietario.
Una vez "aclarado" el v¨ªnculo familiar con los invitados, debe certificarse que ¨¦stos existen, a su vez, en alg¨²n lugar, pues podr¨ªa darse el caso de que los padres, a¨²n viviendo, no pudieran demostrar que lo hacen en un domicilio concreto de su pa¨ªs, con lo cual no podr¨ªan recibir el permiso espa?ol para visitar a su hija durante las vacaciones.
Como el funcionario redactor del modelo texto variable ha ca¨ªdo en la cuenta de lo proclives que son, pese a todo, sus indolentes colegas de la ventanilla a dejarse enga?ar, debe imaginar nuevas exigencias para cada caso particular. As¨ª, por ejemplo, si el emigrante desea invitar a un amigo o amiga, no estar¨¢ exento de atravesar la sagaz inspecci¨®n prevista por el reglamento. Como en este caso no puede existir el documento p¨²blico que certifique la veracidad de la relaci¨®n, el solicitante estar¨¢ obligado a presentar una fotograf¨ªa o cualquier otro "soporte audiovisual" que demuestre la existencia de esa supuesta amistad. Tambi¨¦n servir¨¢, y as¨ª se afirma, una selecci¨®n de la correspondencia que los amigos hayan intercambiado a lo largo de los a?os.
Es evidente que el modelo texto variable consagra un agravio claramente perjudicial para los padres del emigrante solicitante. Pues as¨ª como al amigo, para visitar Espa?a, le basta sentarse a escribir de vez en cuando alguna postal (pues no se detalla qu¨¦ antig¨¹edad o confianza deben reflejar las cartas para ser admitidas en ventanilla) o haberse hecho alguna foto o grabado unas escenas de compadreo, los padres, para visitar la misma Espa?a, han debido cargar durante a?os con los sacrificios de la paternidad y los gastos de educar a la hija que hoy, finalmente convertida en mujer, les invita a pasar con ella unos d¨ªas de vacaciones.
No acaba aqu¨ª la relaci¨®n de papeles que debe aportar el emigrante. Despu¨¦s de exigir el documento nacional de identidad, el pasaporte en vigor, la tarjeta de residencia -el original y la fotocopia-, el modelo texto variable incorpora la cl¨¢usula que puede contribuir definitivamente a dar por culminado el proceso iniciado por el emigrante el d¨ªa que empez¨® a hacer cola en la ventanilla.
Adem¨¢s de los requisitos ya descritos, el solicitante debe obtener del presidente de la comunidad de propietarios del inmueble que habita un certificado que especifique el n¨²mero de personas que conviven en la vivienda en donde el solicitante tiene previsto alojar a sus padres.
Esta es la m¨¢s innovadora medida estrenada en el modelo texto variable por la Administraci¨®n socialista de Espa?a. El requisito tiene un aspecto aparentemente inocuo, pero su rudimentaria redacci¨®n revela el alcance de una nueva arquitectura jur¨ªdica y pol¨ªtica.
Hasta ahora, el vecino al que por turno le tocaba la presidencia de su comunidad se dedicaba a reclamar el pago de las cuotas, lidiar con alba?iles, electricistas y fontaneros, aguantar al administrador de fincas con sus agoreras previsiones y desear el fin de su mandato.
Ahora, sin embargo, pertenece a la red social encargada de vigilar al emigrante, entrar en su domicilio particular (?de qu¨¦ otro modo podr¨¢ comprobar cu¨¢ntas personas lo habitan?), y ejercer la potestad de certificar esto o aquello.
En suma, el modelo texto variable convierte al presidente de la comunidad de propietarios en un comisario pol¨ªtico del Estado con el poder de conceder o denegar certificados de buena conducta. As¨ª, de un modo espont¨¢neo, mediante la requisitoria publicada en una hoja sin membrete oficial, los vecinos se incorporan a la red de movilizaci¨®n ciudadana impulsada por el Gobierno.
Un vigilante autorizado en cada edificio espa?ol contribuir¨¢ con su excitado celo a la arbitrariedad sancionada por el Estado y a su modo perfeccionar¨¢ el maltrato psicol¨®gico dado al emigrante con el ¨²nico fin de hacerle desistir por humillaci¨®n.
Basilio Baltasar es director de Relaciones Institucionales del Grupo PRISA y de la Oficina del Autor.
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