"El Pa¨ªs Vasco tiene el cerebro podrido"
Para definir a Adolfo Fern¨¢ndez en toda su vasquidad s¨®lo hay que decir que, como buen bilba¨ªno, el actor naci¨® donde quiso: en su caso, en Sevilla. Pero para definir su car¨¢cter se necesita algo m¨¢s que un chascarrillo. Conocido por la serie de televisi¨®n Polic¨ªas -¨¦l, que nunca se imagin¨® con uniforme-, Fern¨¢ndez celebr¨® su 50? cumplea?os hace un par de meses con una megafiesta, no s¨®lo por su medio siglo, sino tambi¨¦n por haber superado un c¨¢ncer de boca. La enfermedad cercen¨® repentinamente una gloriosa racha profesional, tanto en el cine -en los ¨²ltimos dos a?os ha estrenado Mujeres en el parque, Hotel T¨ªvoli, Mataharis, Todos estamos invitados, Una mujer invisible y, hoy, Bienvenidos a Farewell-Gutmann- como en el teatro: con su compa?¨ªa K Producciones ha representado Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini, En tierra de nadie, Yo, Sat¨¢n y, ahora, Cantando bajo las balas, un cabaret sobre la vida de Jos¨¦ Mill¨¢n Astray, el novio de la muerte, el fundador de la Legi¨®n. Volvemos a los uniformes, a las banderas, a esos elementos que aborrece Fern¨¢ndez, uno de los pocos actores vascos que participaron en Todos estamos invitados. "Es muy duro estar con tu mujer en tu pueblo y que se te acerque un t¨ªo a decirte a la cara: '??T¨² eres un listo!!'. Y no le vas a meter una paliza, delante de tu hija de cuatro a?os, no vas a convertirte en otro tipo como ¨¦l". M¨¢s a¨²n, ¨¦l, que ama su tierra natal, no duda: "Hacen falta miles de pel¨ªculas terap¨¦uticas como ¨¦sa. Y que hablemos claro. No es izquierda abertzale, es fascismo abertzale. El Pa¨ªs Vasco tiene el cerebro podrido. La gente da importancia a cosas que no ha construido. T¨² naces en un sitio, no lo eliges. Eso de 'soy espa?ol' como si lo fueras como una gracia divina... ?Y qu¨¦ son las banderas? Poco m¨¢s que tatoos para adultos".
"Con mi c¨¢ncer descubr¨ª que estaba preparado incluso para la partida"
Por ah¨ª no va Bienvenido a Farewell-Gutmann, la lucha encarnizada de tres directivos por lograr el puesto del director superior, muerto "en acto de servicio". O s¨ª tiene que ver, porque en boca de Fern¨¢ndez todo cobra relaci¨®n. "El despacho de viejo rancio, franquista, es sin embargo el fetiche al que todos aspiran. Un sitio obsesivo, con personajes que no salen m¨¢s all¨¢ de sus cub¨ªculos propios, que refleja la pir¨¢mide funcional econ¨®mica, en la que el superior s¨®lo se relaciona con el inmediatamente inferior".
Y prosigue en su discurso: "Me interesaba mucho el mascar¨®n que se pone la gente cuando entra en una gran empresa: nadie tiene que adoctrinarles porque parece que las lecciones est¨¢n en el aire; respiran y se hacen cl¨®nicos, despersonalizados". Como el tr¨ªo de directivos, que se autodefinen como amigos. "Tienen mucha conexi¨®n con la actualidad. Por ejemplo: el congreso del PP. Volver¨¢n las aguas a su cauce, hablar¨¢n de moderaci¨®n, pero el monstruo que hay dentro de ellos ya ha salido, ya lo hemos visto. ?Qui¨¦n conf¨ªa ahora en Esperanza Aguirre (tampoco es que yo lo hiciera antes)? Si fue capaz de convertirse en un enemigo tan cruel con sus propios compa?eros de partido...". Por eso, considera Bienvenidos a Farewell-Gutmann un filme pol¨ªtico. "Como las obras que levantamos desde K Producciones; s¨¦ que el calificativo pol¨ªtico asusta, pero, chico, es que es as¨ª".
Y llegamos al c¨¢ncer. "No pens¨¦ en m¨ª, sino en mi hija, y el padre cojonudo que se iba a perder", suelta entre risas, pidiendo perd¨®n por su vanidad. Tras un susto inicial, el anuncio de la enfermedad, y un terror posterior, que se hubiera extendido por el cuello, hoy Fern¨¢ndez, completamente recuperado, ense?a su cicatriz, cada d¨ªa m¨¢s peque?a, y su espectacular recuperaci¨®n de la dicci¨®n, tras sufrir la amputaci¨®n de una peque?a parte de la lengua. "En octubre vuelvo a rodar, en septiembre retomo la gira de Cantando bajo las balas". Recuerda los peores momentos: "Descubres que eres m¨¢s fuerte de lo que te cre¨ªas, que incluso est¨¢s preparado para la despedida. Tambi¨¦n ves que eres m¨¢s generoso de lo que esperabas y te reafirmas en tu agnosticismo. La muerte no es para tanto, si no fuera por la gente que te quiere y a la que le duele tu partida". En su caso, nunca march¨®.
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