REM reflota un festival hundido
El Doctor Loft vivi¨® en soledad casi todo el domingo
En la tipolog¨ªa festivalera que se acu?a estos d¨ªas ya disponemos de una nueva categor¨ªa de festival. Es el festival submarino, ese que se pasa casi todo el tiempo hundido y al final de la singladura emerge para dejarse ver. El Doctor Loft de Castell¨® d'Emp¨²ries estuvo desaparecido entre las 5. 00 y las 22.15 horas del domingo, cuando la presencia de REM activ¨® la afluencia del p¨²blico, que, de nuevo contado con generosidad por la organizaci¨®n, alcanz¨®, seg¨²n explican, las 10.000 personas. Lo cierto es que sobraron m¨¢s de 18 horas de programaci¨®n. Por suerte para el cuaderno de bit¨¢cora, REM estuvo a la altura de las circunstancias y se reivindic¨® con un concierto muy s¨®lido.
Menos REM e Iggy Pop, el resto de los grupos actuaron ante decenas de personas
La simplicidad del rock, la potencia de las guitarras, el carisma de un cantante que cada vez que se mueve merece una foto y la determinaci¨®n de un grupo por apelar a su presente fueron las armas usadas por REM para imponerse frente a la audiencia congregada ante el escenario principal del Doctor Loft. Dej¨¢ndose ver de nuevo por medio de un espect¨¢culo primoroso -centrado en la simplicidad de cuatro c¨¢maras conectadas a una mesa de efectos y proyectadas en una pantalla de leeds de configuraci¨®n variable- REM evidenci¨® que con talento e intenci¨®n no hay barreras para construir un buen espect¨¢culo.
Su concierto, con un set list distinto al de Bilbao y a otros precedentes de la gira, mezcl¨® en dosis proporcionadas bastantes canciones de su ¨²ltimo y potente disco -Hollow man, Houston, Supernatural superserious, entre otras- con algunos cl¨¢sicos del calibre de The great beyond, What the frequency Kenneth, Imitation of life, One i love, Bad day y una Electrolite que, al describir su letra la imagen que se tiene de Los Angeles desde un punto elevado, requiri¨® los tel¨¦fonos del p¨²blico para proyectar su titilar en las pantallas. Como m¨¢cula en el concierto s¨®lo hay que constatar que Losing my religion ya obra en contra del grupo por anclarlo en un pasado que, en el caso de este tema, lastra. Yque, pese a todo, Stipe dio la sensaci¨®n de no estar entregado de forma incondicional.
Lo dem¨¢s en el festival fue prescindible. La mayor parte de los artistas actuaron para decenas de personas, exceptuando Iggy Pop, que lo hizo para unas mil en una carpa en la que cab¨ªan miles, y la sensaci¨®n de desatino presidi¨® una jornada cuyo sentido ¨²ltimo parece misterioso, ignoto e incomprensible. No en vano, REM hubiese llenado un Sant Jordi, pero usado como reclamo para erigir en torno a ¨¦l un festival, el grupo no result¨® suficiente argumento, tal como se pod¨ªa conjeturar. Eso s¨ª, para los nost¨¢lgicos, asistir al Doctor Loft record¨® los lejanos d¨ªas del Doctor Music Festival. El entorno natural result¨® fant¨¢stico; la producci¨®n, de primera -la carpa electr¨®nica era simplemente sensacional-, y en los terrenos del festival hab¨ªa incluso una granja, como en Escalarre. Es de esperar que los paralelismos concluyan en este punto.
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