Cinco ministros

El delicioso tokay, un vino h¨²ngaro que va estupendamente con los foies y los postres, tiene una curiosa unidad de medida de calidad, en funci¨®n de la madurez y dulzura de sus uvas: los putonios. Un tokay de tres putonios es quiz¨¢ el m¨¢s equilibrado, y el de seis, el m¨¢s caro, resulta para muchos empalagoso.

La unidad de medida del ¨¦xito de la fiesta anual de la Residencia de Estudiantes son los ministros. Este a?o se han contabilizado cinco, de los cuales tres (Cristina Garmendia, Beatriz Corredor y Miguel Sebasti¨¢n) eran nuevos, y dos de solera gubernamental, Elena Salgado y Mercedes Cabrera.

Esta animada fiesta, que se sigue llamando de fin de curso, es ya desde hace a?os el acontecimiento social que fija las vacaciones de muchos de sus asistentes, no todos alumnos o ex alumnos. Hay grandes apellidos siempre fieles (los Garc¨ªa Lorca, los Benet, los Garc¨ªa Arenal, alg¨²n Pita, alguna Coss¨ªo, alguna Gil de Biedma sin el Aguirre delante), y este a?o tres grandes ausencias irreversibles: la de ?ngel Gonz¨¢lez, que alguna vez lleg¨® a cantar por lo bajo, la de Pep¨ªn Bello, el ex residente m¨¢s tenaz del lugar, y Emilio Sanz de Soto, con quien sol¨ªamos acabar las veladas oyendo sus maravillosos relatos de un T¨¢nger m¨¢s so?ado que recordado.

La Resi, emplazada en uno de los lugares m¨¢s hermosos de Madrid, no s¨®lo ofrece corrillo pol¨ªtico (este a?o imperaba el manifiesto de la lengua espa?ola), chisme cultural (se prepara la rentr¨¦ literaria) y reencuentros de viejos amigos. Los invitados m¨¢s hacendosos pueden visitar la exposici¨®n temporal (este a?o la del pintor y grabador del exilio Miguel Prieto), y los nost¨¢lgicos del lodo recordar los tiempos en que, siendo menos estricta la presentaci¨®n de credenciales a la entrada, esta fiesta se convert¨ªa en la noche m¨¢s joven, m¨¢s golfa y m¨¢s larga de la ciudad.